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El gasto público cayó 14,5% en el primer año de Sergio Massa: cuánto necesita para cumplir con el FMI

La reducción se concentró en transferencias a provincias, subsidios, jubilaciones y prestaciones sociales, pero no es suficiente para cumplir con la meta que exige el FMI.

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En un año de gestión como ministro de Economía, Sergio Massa ajustó el gasto público un 14,5% en términos reales. La disciplina fiscal que implementó desde el primer día al frente del Palacio de Hacienda le permitió cumplir con la meta de déficit de 2,5% acordada con el FMI el año pasado. Pero la merma de ingresos asociada a la sequía hizo que el ajuste no fuera suficiente para lograr las dos metas trimestrales de la primera mitad de 2023.

Según el Monitor de Gasto Primario que elabora semanalmente la consultora Analytica, entre agosto de 2022 y julio de 2023, el gasto real se redujo 14,5% anual. En los primeros siete meses de 2023, el gasto cayó 8,7% contra igual periodo del año pasado, descontada la inflación.

Silvina Batakis, en su breve gestión como ministra, en julio del año pasado, comenzó a pisar con fuerza el gasto público. Su antecesor, Martín Guzmán, había recibido reprimendas porque el gasto real seguía en aumento luego de firmado el acuerdo, en la primera mitad de 2022. Contra esa aceleración del gasto compara el austero primer semestre de 2023.

La tijera

Según Analytica, los mayores ajustes en comparación con 2022 se registraron en las transferencias corrientes a las provincias (-40,6%), las asignaciones familiares (-20,6%) y el gasto en bienes y servicios (-10,9%). A pesar de la quita de subsidios a usuarios de mayor poder adquisitivo, las partidas destinadas a subsidiar el precio de la energía aumentaron 26,7% en julio y los subsidios económicos en general (incluidos al transporte) subieron 17,6%. Sin embargo, en el acumulado de los últimos 12 meses los subsidios energéticos caen.

El grueso del ajuste lo explican jubilaciones, subsidios energéticos, obra pública y asignaciones familiares.

Durante la gestión Massa, el gasto primario se redujo en $ 5,5 billones, en términos reales. Los recursos destinados a pagar jubilaciones y pensiones cayeron $ 800.000 millones (porque los bonos no compensan la pérdida de poder adquisitivo de la fórmula de la ley de movilidad); los subsidios económicos cayeron $ 1,3 billones y las asignaciones familiares que perciben trabajadores en relación de dependencia, monotributistas e informales (AUH, en este caso), se redujeron en $ 500.00 millones. 

El gasto en personal (salarios) se mantiene prácticamente sin cambios. Los pagos de obra pública cayeron $ 1,4 billones.

Reclamo del Fondo

El viernes pasado, al confirmar el acuerdo con Argentina para efectuar u$s 7500 millones en desembolsos en la segunda quincena de agosto, el Fondo hizo hincapié en que el ajuste fiscal no es suficiente y debe continuar.

Por un lado, el FMI ratificó que la meta de déficit se mantiene invariable en 1,9% del PBI para 2023, a pesar de que la sequía genera una pérdida de ingresos estimada en u$s 20.000 millones y una caída en la recaudación equivalente a unos u$s 5000 millones. Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), acumula una caída del 5,7% real entre enero y julio, en comparación con 2022.

El cumplimento de esa meta supondrá grandes esfuerzos de contención del gasto en el segundo semestre, que suele ser el más caliente en términos de pago de salarios, jubilaciones y otras erogaciones corrientes. Según los datos oficiales, el primer semestre terminó con un déficit acumulado de 1,1 por ciento del PBI.

El staff técnico del FMI reclama más ajuste para cumplir con la meta fiscal.

Si bien el Gobierno sumará recursos adicionales por la generalización del impuesto PAIS a las importaciones y el anticipo extraordinario de Ganancias a grandes empresas (0,8% del PBI en conjunto, según estimaciones de Economía), el Fondo exigió más recortes.

"El cumplimiento de la meta requiere un mayor endurecimiento de la política fiscal en el segundo semestre de este año", indicó el staff técnico del FMI el viernes pasado. 

"Por el lado del gasto, siguen siendo necesarios esfuerzos para contener el crecimiento de la masa salarial, actualizar las tarifas de energía para reflejar mejor los cambios en los costos de producción, mejorando al mismo tiempo la progresividad del sistema; y fortalecer los controles de gasto a través de una asistencia social mejor focalizada y una mayor racionalización de las transferencias corrientes a las provincias y empresas estatales", indicó.

En julio, sin embargo, el gasto interrumpió su serie de bajas interanuales y creció 1,6%. Si bien en julio de 2022, las erogaciones estuvieron prácticamente pisadas, buena parte del crecimiento obedeció al pago de subsidios energéticos, antes de la eliminación total de las ayudas para las familias de mayor poder adquisitivo.

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Según la consultora que dirigen Ricardo Delgado y Claudio Caprarulo, el nivel de gasto se encuentra en valores similares a los del segundo semestre de 2019, también electoral. En aquel entonces, el gobierno de Mauricio Macri implementaba un fuerte ajuste para cumplir con la meta de equilibrio fiscal acordada con el FMI. 

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