El default en que caerá Argentina este viernes, tras la decisión oficial de no pagar el vencimiento de intereses por u$s 500 millones y prorrogar hasta fin de mes las negociaciones, ya está descontado por los principales acreedores, que confían, no obstante, en que la situación será momentánea.

Así lo dejó en claro Hans Hums, fundador y jefe de inversores de Greylock Capital Management, uno de los grandes fondos tenedores de bonos con los que el Gobierno busca reestructurar por un total de u$s 65.000 millones.

Para el ejecutivo habrá default, podría subsanarse en poco tiempo, enfatizó, ya que los bonistas están haciendo los esfuerzos para lograr un acuerdo que puede darse en las próximas semanas.

"Odiaría tener algo tan desordenado como el incumplimiento de un pago", remarcó Humes, quien lidera el Comité de Acreedores de la Argentina (ACC, por sus siglas en inglés) y que presentó una de las tres contraoferta al Gobierno en la última semana.

La propuesta de ACC, que aún esta bajo análisis del Gobierno, fue de hecho consensuada con el grupo de acreedores que lidera BlackRock, que este jueves dejó trascender su disposición a ceder en sus exigencias para llegar a un entendimiento.

Durante una videoconferencia en un seminario del Centro Wilson sobre la reestructuración argentina en marcha, el ejecutivo de Greylock manifestó que existe "un amplio deseo de una resolución constructiva en el proceso" de negociación en marcha.

Para Humes, "debería haber suficiente flexibilidad para llegar a un acuerdo" con el Gobierno, aunque agregó que esa resolución aún está pendiente y resaltó la voluntad de los bonistas por considerar la situación en medio de la pandemia por coronavirus.

Por su parte, Mark Walker, director gerente de Guggenheim Securities y especialista en deudas de paises africanos, admitió como inevitable que Argentina caiga en default este viernes, aunque remarcó que "este incumplimiento no sería seguido inmediatamente por un litigio".

Un incumplimiento sería un mal precedente para el mundo", indicó Walker, pero consideró que en este caso "la aceleración por parte de los acreedores no resolverá nada".