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El Gobierno se puso a la baja de la inflación como uno de sus principales objetivos. Sabe que es una de las herramientas más palpables que tiene para mostrar a la sociedad que, según el discurso del propio presidente Javier Milei, las complejidades del primer trimestre -e incluso del primer semestre- son obligatorias para ir hacia "la reconversión de la Argentina".
Hasta el momento, ese punto se está cumpliendo. En enero pasado el IPC fue de 13,2%, una desaceleración muy fuerte desde el 20,6% de enero y del 25,5% de diciembre de 2023. Y si todo sale como el Gobierno espera, para abril o mayo ya se debería ver una inflación de un dígito, previo al 10% que habría rozado en marzo. A partir de allí ya se mantendría ese sendero.
Dentro de este contexto mostró las uñas con la industria alimenticia y medicamentos y avanzó con la importación de algunos productos, de modo de sumar competencia, con la expectativa de que tenga impacto en los precios.
Pero en medio de todo esto también aparece la idea de que los salarios no pueden tener incrementos por encima del IPC mensual, ya que esto luego se traslada a precios, generando más inflación. De hecho, estableció una suerte de tope, en este caso de 14% para febrero y marzo, que los industriales deben cuidar, y que debería respetar "el dígito" cuando la inflación se posicione en ese nivel.

Lo que salga de esos carriles, no será homologado por Trabajo. Eso es lo que ocurre, por ejemplo, con Camioneros. Había anunciado una mejora del 25% en los salarios, muy lejos de la línea de la inflación, y se desató un fuerte conflicto entre el gremio de los Moyano y el Gobierno, con la idea de un paro como fondo.
Según el propio ministro de Economía, Luis Caputo, las paritarias se van a homologar "en cuanto sean razonables" ya que "es parte de todo el equilibrio general". A partir de allí, nada de lo que salga de esa "normalidad" pareciera tener lugar.
Por el momento no hay una "orden" específica del oficialismo hacia las empresas. En las últimas reuniones no hubo una bajada de línea específica en este sentido, pero Caputo comenzó a observar con cierta molestia que hay segmentos donde se está cruzando este límite.
Además, el ministro insiste en que hoy ya no hay motivos macroeconómicos que impulsen fuerte los precios, por lo que hoy el tema salarial aparece como clave a la hora de contener el IPC.
Sin intervención
"Estamos muy lejos de que el Gobierno nos plantee 'cierren por debajo de tal cifra', pero sí sabemos que si vamos por encima de la inflación luego nos estaremos comprando un problema porque si Trabajo no homologa lo que acordamos con los gremios, será un inconveniente", comentó a El Cronista una alta fuente alimenticia.
Es decir: la industria debe "atajar" el problema antes de que se transforme en un conflicto, toda una tarea ya que los gremios más pesados irán por la recomposición de salarios y posicionarlos por encima de la inflación.

Esto, sin embargo, no pareciera estar alineado con la idea de muchas empresas. Según la última encuesta de Tendencias de Incrementos Salariales en Argentina (TISA) de la consultora Mercer, las empresas prevén incrementos salariales para 2024 de un total acumulado de 198% para el personal fuera de convenio.
La cifra no deja de llamar la atención, aunque se encuentra por debajo del 210% que las mismas compañías entienden que sumará el IPC en el año.
Según estimaciones privadas, en el primer bimestre del año -con una inflación a la baja pero no tan marcada como hoy muestran los números oficiales- los salarios perdieron nada menos que un 20% en comparación con la inflación, un porcentaje que difícilmente se pueda recuperar en los próximos meses.
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