"No hay plata, la economía argentina está toda rota y la gente se está cagando de hambre". Sin pelos en la lengua, Emmanuel Álvarez Agis opinó hoy sobre la crisis económica y financiera que atraviesa la Argentina en medio de la segunda ola de la pandemia de coronavirus, que ayer registró una cifra récord con 41.000 casos.

El exviceministro de Economía de Axel Kicillof cuando el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires estuvo al frente de la cartera de Hacienda durante la presidencia de Cristina Kirchner, fue más allá al asegurar que "no hay un plan económico" en el gobierno del presidente Alberto Fernández.

Tras sus polémicas declaraciones hace un mes y medio, cuando dijo "no vamos a bajar de una inflación del 50% haciéndonos los boludos", hoy aseguró que nada cambió.

"Hay un problema real: no hay plata, la economía argentina está toda rota y la gente se está cagando de hambre. Como economista, analista y persona interesada en la cosa pública, me daría un cachito de vergüenza pararme en La Matanza y decirle a la gente: 'Miren, hay que crecer despacito, a un 3% durante 10 años, y si eso pasa alguno de ustedes va a conseguir laburo dentro de 14 años'", disparó.

"Hay que diferenciar dos cuestiones respecto del ataque a la inflación. Las medidas con efectos paliativos de una inflación que se acelera y es particularmente intensa en alimentos e insumos, de lo que es un plan anti-inflacionario. Ahí nos podemos discutir si ortodoxo, heterodoxo, por izquierda, por derecha, de shock, gradual, con política fiscal o política monetaria", señaló.

"Pero lo cierto es que el Gobierno no ha comunicado un típico programa anti-inflacionario ni lo ha puesto arriba de la mesa para que empezar a marcar, básicamente, no sólo cuál es la expectativa de desaceleración y las herramientas; sino lo más importante: qué hacer cuando el programa se desvía", evaluó.

"Una cosa es que el Gobierno diga ‘la inflación este año va a ser de 29%' y después la realidad muestre que ya no va a ser así. Y otra cosa es que diga a principios de años ‘vamos a apostar a un 29% pero si la soja se va u$s 600, vamos a hacer tal cosa; si el petróleo a nivel internacional baja, vamos a hacer otra: si tenemos un shock en la carne, vamos a hacer esta cosa'", señaló el director general de la consultora PxQ en declaraciones radiales esta mañana.

Y explicó: "Por eso digo que el plan no está. Es evidente. El Gobierno puede tomar algunas medidas mejor o peor para paliar los efectos de la inflación. Pero un problema grave que la Argentina arrastra por lo menos desde 2010 no vas a lograr bajarlo con algunas medidas que tomás cuando las cosas se te escapan por algunos lugares particularmente sensibles para el bolsillo de la gente".

Más gráfico, agregó por qué cree que no hay un plan: "Los programas anti-inflacionarios son como los subtes. Vos los anunciás, pero con suerte los inaugura el gobierno que viene. Son cosas que tardan en madurar, no traen beneficios inmediatos. Si anunciás un plan así tenés dos problemas: en el corto plazo, no vas a llevar la inflación a un dígito anual; si lo intentás hacer, corrés el riesgo de ponértela de sombrero como le pasó a Cambiemos, que buscaba una inflación de un dígito en cuatro años y terminó con 54 puntos".

Atribuyó esa dificultad a un mal endémico en el país, que calificó como "trágico para la economía: la grieta". Y describió: "En la Argentina estamos con este Boca-River. No importa lo que haga el otro: si estoy del otro lado de la grieta tengo que hacer lo inverso. Si Alberto anuncia un plan anti-inflacionario, del otro lado de la grieta van a contestar que la inflación es buena. Si no hace nada, le van a decir que necesita un plan anti-inflacionario".

Categórico, el economista aseguró que "hay un problema más básico: no hay un plan económico. Y el Gobierno ha dicho explícitamente que no cree en los planes económicos. Me parece increíble. Es como discutir la importancia del agua para la navegación. Es insólito".

Y concluyó, en diálogo con Radio Con Vos: "Posponer decisiones conspira en contra de los objetivos de ambas partes. Si en economía mezclás negro y blanco, no sale gris: sale un Frankenstein".