

La Conferencia Episcopal Argentina pidió hoy perdón por los casos de abusos sexuales contra menores de edad perpetrados por clérigos, al presentar una guía de actuación ante denuncias en respuesta al pedido del Papa de "tolerancia cero" con quienes cometen este delito "aberrante".
El protocolo para prevenir y actuar en casos de abusos sexuales perpetrados por obispos, sacerdotes o religiosos católicos fue presentado por el secretario general del Episcopado, monseñor Carlos Malfa, durante un acto en la Universidad Católica Argentina (UCA).
“Debemos tener la valentía, como lo hizo el Papa Francisco, de pedir perdón. El Santo Padre expresó el 11 de abril de 2014: “Me siento interpelado a hacerme cargo de todo el mal que hicieron algunos sacerdotes. Hacerme cargo y a pedir perdón del daño que han hecho por los abusos sexuales de los niños. La Iglesia es consciente de este daño, que es un daño personal, moral. Y no vamos a dar un paso atrás en lo que se refiere al tratamiento de estos problemas y a las sanciones que se deben poner, al contrario, creo que debemos ser fuertes, con los chicos no se juega”, recordó Malfa las palabras del Sumo Pontífice.
"No hay que subestimar ninguna denuncia. Ninguna. De haber actuado así, nos hubiéramos ahorrado muchos problemas", dijo durante la presentación ante juristas y especialistas en Código de Derecho Canónico.
Malfa estimó que la aplicación de la guía de actuación servirá para proteger a los menores de edad y "ayudar a las víctimas a encontrar apoyo y reconciliación".
Los obispos aseguraron en el documento que el abuso sexual de menores de edad es "un pecado grave que clama al cielo" y advirtieron que ese delito, tanto en el ordenamiento jurídico canónico como en el del Estado, reviste "particular gravedad" cuando es perpetrado por un clérigo.
Asimismo, ratificaron la obligación de acompañar a las víctimas y familiares, de colaborar con las autoridades civiles para el esclarecimiento de los hechos, de separar inmediatamente de sus cargos al acusado y de pedir a la Santa Sede su dimisión del estado clerical en caso de ser condenado.
El Episcopado dijo compartir la preocupación del Papa por este delito "aberrante" dentro de la Iglesia y adhirió "sin reservas a los criterios de transparencia y de responsabilidad expresados en numerosas oportunidades por la Santa Sede".
El documento episcopal tiene un preámbulo, un capítulo dedicado a aspectos jurídicos tanto canónicos como a su relación con el Poder Judicial secular y otro capítulo con orientaciones pastorales.
El protocolo incluye las normas de tolerancia cero con clérigos pederastas impuestas por Benedicto XVI y ratificadas y ampliadas por Francisco, y echa por tierra la actuación anterior de los obispos, que solían ocultar y proteger a los representantes eclesiásticos acusados de abusos sexuales a menores de edad.
En los últimos años se presentaron en el país más de un centenar de denuncias por abusos sexuales cometidas por clérigos, aunque muy pocas tuvieron sentencia condenatoria.
Una de las causas más resonantes fue la del ex arzobispo de Santa Fe monseñor Edgardo Gabriel Storni, quien fue acusado y condenado en 2009 por abuso sexual en contra de un seminarista, en un escándalo que lo obligó a renunciar al gobierno de la arquidiócesis en 2002.
En 2011 la Cámara de Apelación Penal de Santa Fe declaró la nulidad de esa sentencia contra Storni, quien un año después murió en una casa de retiros en la ciudad cordobesa de La Falda, donde residía desde 2003.
Otra causa de resonancia pública fue la del padre Julio César Grassi, condenado en 2009 a 15 años de prisión por abuso sexual contra un menor de edad bajo su tutela.
El sacerdote interpuso varios recursos para evitar ir a la cárcel, hasta que en septiembre de 2014 la Suprema Corte bonaerense ratificó el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Morón, por lo que Grassi purga condena en el penal de Campana













