Zurcir en medio de la crisis: las alianzas que imagina Cristina Kirchner por fuera del Presidente

La vicepresidenta explora alianzas e imagina escenarios imposibles donde no tenga que pagar lo que le corresponda ante un fracaso en la gestión Fernández.

Zurcir. Para el diccionario se trata de la acción de "remendar algo roto en un tejido con puntadas juntas y entrecruzadas de manera que la unión forzada se note lo menos posible". Este verbo devenido del costurero saltó en las últimas semanas al vocabulario político, en medio de la indisimulable tensión entre el presidente y la vice. 

Pero, lejos de acercar posiciones, Cristina zurce con otros. No con Alberto Fernández. No es esa tela resquebrajada de la alianza de gobierno la que Cristina Fernández de Kirchner quiere enmendar. Todo lo contrario. Zurcir con otros es su manera de buscarle una salida a la en la que los propios hacen saber que se encuentran. Zurcir, para CFK, es buscar la salida por arriba del laberinto. Puntadas certeras y lo suficientemente fuertes para llegar al 2023 sin resquebrajarse. Y después se verá. 

¿Qué telas busca CFK? El presidente de la cámara de Diputados, Sergio Massa, es una de sus piezas clave. A través de Máximo Kirchner ella apuesta a esa unión. Aunque algunos duden de las intenciones últimas de Massa, ella lo necesita ahora. Él lo sabe, y presta sus metros de tela de un lado y del otro en un equilibrio tan delicado como el hilo que los une.

Los intendentes son clave para que este armado de "CFK" sin "AF" no resulte en un trapo de tela inservible. Ellos son hoy la parte más fuerte del entramado. De a poco y a los que quieren les dirigen a cuentagotas mensajes que ponen en evidencia su poder de fuego. Contener en medio de la crisis. Hacia adentro del kirchnerismo, después del impacto de las gestiones de Martin Insaurralde en el resultado de las PASO, no tienen que demostrar mucho más. Son, con el hoy niño mimado a la cabeza, el trozo más codiciado y CFK ya dio ahí su puntada más contundente.

Los gobernadores son cuero duro y ahí a la aguja de CFK le cuesta más. Por un lado, el diálogo de Eduardo "Wado" De Pedro más público y visible; por el otro, el trabajo silencioso del jefe de Gabinete Juan Manzur, quien conoce como pocos el trabajo y la preocupación de los mandatarios provinciales.  Particularmente, en términos de un ajuste que podría perjudicarlos directamente a través del manejo de los ATN y la obra pública. 

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Hasta ahora nadie le cuestionó discrecionalidad al ministro Gabriel Katopodis. Es cierto. Pero hasta ahora tampoco se había implementado un acuerdo con el Fondo de consecuencias difíciles de prever, más allá de prevenir el default. Ni tampoco se había exteriorizado el malestar sin disimulo entre el presidente y la vice. El ministerio del hombre de San Martín y su rol dentro del gabinete recuperaron una centralidad que había quedado suspendida durante la pandemia.

CFK zurce para confeccionar su propia red de contención, probablemente con vistas a retener la provincia de Buenos Aires. Pero no se va a ningún lado. Lo verbalizó públicamente el "Cuervo" Andrés Larroque, secretario general de La Cámpora. En otras palabras, repitió el eco del "a nosotros (los kirchneristas) nos costó armar este frente, a él (Alberto) lo que tiene se lo regalaron". Con eso que construyeron, los kirchneristas de Cristina zurcen sin Alberto y los albertistas de Alberto confían en tener las primeras bases para construir sin Cristina

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Los puntos de encuentro son cada vez menos y los desacuerdos impactan cada vez más en la gestión, a pesar del intento de unos y otros por minimizar la falta de diálogo. Primero fue el acuerdo con el Fondo. Ahora la cuestión energética y una filtración que evidencia la desesperación de un secretario del área ante la falta de respuestas del Presidente y del ministro de Economía Martín Guzmán. Apenas pareció acercarlos el proyecto que Leopoldo Moreau calificó con criterio de "blanqueo de mano dura" sobre los capitales no declarados en el exterior. Apenas. Y sí, están unidos a la fuerza en un frente común que tiene corriendo a contrarreloj a Gerónimo Ustarroz para evitar que la Corte Suprema meta la cola (la presidencia) en el Consejo de la Magistratura. En eso, CFK y Alberto coinciden. Incluso parecería que Ustarroz podría convencer al macrismo: "Arreglemos esto entre nosotros, nos conviene a todos".

No hace falta buscar muchos más puntos de coincidencia porque no los hay. Alberto sueña con los suyos, con volver a enamorar si es que alguna vez lo hizo. Con su hijo. Con un Mundial que calme los ánimos con la magia de Messi desde Qatar. CFK también quiere volver a enamorar, aunque percibe que la decepción con ella no es tan grande. Que los que la querían la siguen queriendo. Y los que no, tampoco lo harían así Alberto hubiese sido Churchill. CFK zurce alianzas e imagina escenarios imposibles donde no tenga que pagar lo que le corresponda ante un fracaso en la gestión del Fernández presidente.

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