¿Qué se viene en China, el año del conejo o un dragón disfrazado?

Para muchos 2023 es el año del conejo. Para otros, Xi Jinping es un dragón listo para atacar. Un conejo disfrazado. Esta amplia suposición es una simplificación de los problemas en general

Este año lunar para el calendario chino representa un año de esperanza, paz y prosperidad simbolizado en el conejo. El conejo ("rabbit") es conocido por ser un animal cauteloso antes de actuar. No es un signo de debilidad sino de paciente fortaleza.

Coincide mucho con la presente política exterior de China donde Xi Jinping afronta los retos y las oportunidades con serenidad y equilibrio sin renunciar a principios históricos (en política internacional esto se llama "assertive position") que muchos han confundido con agresión o con un retroceso a prácticas maoístas. o antiempresarias.

Es también el año de la reapertura poscovid de China que "será el catalizador positivo más importante para los mercados globales". Asi lo ha manifestado el CEO de la Hong Kong Exchanges and Clearing Limited (HKEX) Nicolas Aguzin, argentino ex JPMorgan. Una vuelta a ser el motor del mundo.

¿Se ajustará Xi a esos principios históricos o como muchos dicen profundizará la radicalización del PPC? ¿Será Xi un conejo o un dragón?

Para entender cuáles son esos principios, hay que ver la historia de China como una película donde los cambios son una tensión constante entre pasado, presente y futuro, en donde la memoria histórica mira al pasado para encontrar su legitimación.

Esta actitud le permite a los líderes chinos reescribir la historia para adecuarla a los objetivos presentes. El mejor ejemplo, es el Belt & Road (una formidable iniciativa estatal de desarrollo de infraestructura, expansión económica y política) basada oficialmente en la vieja Ruta de la Seda pero solo como un imaginario (ya que la ruta de la seda era un tema mercantil, operada por mercaderes privados desprovista de objetivos políticos) para anclarla en el pasado.

Esto es congruente con las diversas corrientes filosóficas de China: confucionismo, taoísmo y budismo en donde "el cambio" es entendido como una fluctuación, lo que ayuda a una visión optimista del futuro. Un devenir de "pros and cons". El futuro esta definido en términos de fluctuación. ¿Cómo interpretarlos?

Dentro de estos parámetros, hay temas que históricamente no se pueden reescribir y sirven como anclas para cualquier relato, como el llamado "siglo de la humillación" que culmina con el saqueo y destrucción del Palacio de Verano de la dinastía Qing por los franceses e ingleses en 1860 durante la segunda guerra del opio y que dio lugar a gobiernos y esquemas económicos de sumisión. Ello no se olvida o reescribe.

Esto se reflejó en la primera reunión del gobierno Chino con sus pares de Estados Unidos en Anchorage una vez asumida la presidencia de EE.UU. por Joseph Biden en donde el primer ministro chino fue claro con Blinken: "Los años de una poltica de "patronizing" de las potencias occidentales se habían terminado y que China quería sentarse a las mesas de negociaciones y actuar en los organismos internacionales como un par mas (como "equals").

El otro tema es el fracaso de la Revolución Cultural que duró diez años, un evento que destrozó la sociedad china y sobre el cual hay un consenso absoluto por parte del Partido que no hay que entrar en un revisionismo histórico validatorio.

Muerto Mao en 1976 asume Deng Xiaoping quien anuncia las "cuatro modernizaciones" que dan lugar al gran crecimiento chino pero al mismo tiempo a enriquecimientos salvajes. Para esa época gracias a la financiación estatal, China se lanza al desarrollo de IA y es así que motiva a un pueblo entero en una oleada para patentar programas con un objetivo bien definido: volverse el país más avanzado en términos de IA para el 2030. Comienza también la época de los monopolios y empresarios ricos y mediáticos como Jack Ma.

La rápida expansión y crecimiento económico dio lugar a desviaciones que había que corregir. La natural tendencia de crecimiento de empresas como WeChat, Alibaba, Tencent obligó al gobierno a regular el mercado contra las prácticas monopólicas. En China si bien no existe un modelo de empresario social, existe "un profundo convencimiento de que el empresario es parte de la misión y de que su accionar debe alinearse con la prosperidad de la nación y el pueblo".

El Premier Wen Jibao en el año 2012 afirmó que la Revolución Cultural no fue un modelo sino una desviación que no debería haber ocurrido jamás pero también consolidó una creencia política "debemos ser vigilantes tanto con la derecha como con la izquierda". El crecimiento debe ser armónico.

La armonía es un valor buscado en la sociedad china. La armonía es compleja: existe si hay diversidad pero solo puede conseguirse si hay orden, jerarquías y organización.

Esto es congruente con las diversas corrientes filosóficas de China: confucionismo, taoísmo y budismo en donde "el cambio" es entendido como una fluctuación, lo que ayuda a una visión optimista del futuro. Un devenir de "pros and cons".

En un año tan conflictivo como se avecina con el 2023 deberíamos dar un paso atrás y meditar si no vale la pena evitar las confrontaciones, las grietas y construir puentes que nos permitan avanzar a un futuro más armonioso. Pero principalmente en completar una asignatura pendiente: Estados Unidos y China se necesitan mutuamente. Podrán competir pero no vencerse. Una confrontación es impensable. Al constructive engagement policy de Nixon/Kissinger le faltó construir objetivos comunes con el fin de crear un nuevo orden mundial.

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