Primeras reflexiones sobre el cierre de listas
Avanza la temporada electoral: el sábado pasado fue el cierre de listas para las PASO y la montaña rusa de la política argentina sigue sin defraudar. Primero fue el anuncio Patricia Bullrich-Luis Petri: la exministra de Seguridad de Mauricio Macri redobla su apuesta identitaria de dureza frente a la inseguridad y el narcotráfico. Luego, llegó la confirmación del binomio Horacio Rodríguez Larreta-Gerardo Morales, una fórmula dialoguista y experimentada, que los hechos de Jujuy complementaron con un sabor a decisión y coraje (a su compañero "no le tiembla el pulso", destacó el alcalde el día del anuncio).
Sin embargo, el plato fuerte llegó el viernes a últimas horas de la tarde, con el cambio en Unión por la Patria: luego de tumultuosas 24 horas de Wado de Pedro-Juan Manzur, la fórmula de unidad será Sergio Massa-Agustín Rossi, más la candidatura simbólica de Juan Grabois, que se subió, se bajó y se volvió a subir a la PASO oficialista.
La consagración de Massa como candidato dio lugar a las típicas lecturas de 'ganadores' y 'perdedores', que en rigor es necesario poner en perspectiva. ¿Pueden acaso realizarse juicios de valor contundentes sin conocer el resultado de estos comicios, no sólo a nivel nacional sino fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires? Evaluar el nuevo mapa de poder y el peso relativo que retiene cada actor, sólo con la mera confirmación de los candidatos, es un ejercicio sin sentido y que refleja una estado de ansiedad por determinar algo que sólo la voluntad popular expresada en las urnas puede develar.
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Asimismo, recordemos que en las elecciones legislativas de 2021, Alberto Fernández había logrado colocar las cabezas de listas de diputados en los distritos más importantes y retuvo hasta las PASO de ese año, a Santiago Cafiero en la Jefatura de Gabinete a pesar de las intensas presiones desde el kirchnerismo para correrlo a una candidatura. Goles son amores: todo cambió en cuestión de horas. Los ganadores de hoy pueden ser los perdedores de mañana, mientras que los derrotados de hoy mantienen probabilidades de convertirse en los vencedores. Son los resultados finales los que terminan empujando a unos y otros a los distintos bandos: la decadencia de Alberto desde aquel 'triunfo' ínfimo y circunstancial ha sido contundente.
Veamos, entonces, el ajedrez oficialista. Si el desembarco ministerial en agosto de 2022 lo comprometió a Massa de manera mucho más directa con el desenlace de la administración Fernández-Fernández, ahora ese compromiso alcanza una nueva dimensión. Ministro de Economía y candidato a Presidente, el delicado equilibrio de Massa depende de múltiples terminales. Más allá de rendirle cuentas al Fondo y a CFK, la clave ahora consiste en seducir a un electorado que fue hasta ahora víctima de la alta inflación y la consecuente pérdida de ingresos. ¿Es eso posible en apenas pocos meses?
Hasta ahora, ante el desvanecimiento de la autoridad presidencial, el Gobierno ha sido sostenido por el eje de poder Cristina Kirchner-Massa. En adelante, el eje invierte su orden para pasar a ser Massa-Kirchner. Si a Massa le va muy bien, el eclipse de Cristina, aún ganando Axel Kicillof, parece inevitable. Si pierde la provincia y Massa ganase la elección general, su derrota sería total. De poco sirve hacer una 'buena elección' perdiendo la madre de todas las batallas. Un traspié de Massa en segunda vuelta con una buena cosecha en Octubre luce el mejor escenario para una vicepresidente que, en su primera aparición pública el lunes en Aeroparque, lució un gesto adusto y poco complaciente con su flamante candidato.
En efecto, en el kirchnerismo duro, frustrada la candidatura de Wado por la rebelión de los gobernadores, el foco consiste en preservar la relativa fortaleza política en la provincia de Buenos Aires. Por eso Cristina maximizó su influencia para designar a los candidatos al Senado, el propio Wado y Juliana Di Tullio. Al evaluarse la nómina de aspirantes a Diputados por la Provincia, de los primeros quince lugares, diez pertenecen a La Cámpora o aliados directos.
Sin embargo, los riesgos existentes no son menores. Por ejemplo, en la renovación de la legislatura provincial. Así, en la Cámara de Senadores bonaerense, donde ya hoy el oficialismo de Kicillof está empatado con Juntos por el Cambio (JxC), el kirchnerismo podría perder al menos una banca en cada sección electoral donde se renuevan representantes. Kicillof podría retener el sillón de Dardo Rocha, pero su segundo mandato podría enfrentar obstáculos legislativos no menores. Y un gobierno nacional en manos de JxC podría reducir, al menos parcialmente, las enormes transferencias discrecionales de las que se benefició Kicillof en los últimos años.
Dentro de JxC, Larreta incorporó en los últimos metros como primer candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires a Miguel Pichetto, y sumó como candidatos a senadores nacionales por la provincia de Buenos Aires a José Luis Espert y a Cynthia Hotton. Estas incorporaciones pretenden disputarle el voto conservador a Bullrich dentro de la candente interna de JxC. El armado del Jefe de Gobierno, asimismo, demuestra en los niveles nacionales y subnacionales un reparto de espacios con el sector mayoritario del radicalismo, liderado por Morales; con el sector radical de Evolución, comandado por Martín Lousteau; con la Coalición Cívica; y con ciertos sectores del peronismo no kirchnerista. La transversalidad larretista, sin embargo, sufrió un golpe considerable con el plot twist de la candidatura de Massa, que le disputa el electorado del centro al alcalde porteño.
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Por el lado de Bullrich, con menos compromisos previos, sus listas se componen principalmente de dirigentes del PRO, de la UCR no alineada con la dirigencia nacional (tanto el 'Grupo Malbec' como sobre todo el radicalismo bonaerense liderado por Maxi Abad, su candidato a senador) y figuras independientes de la cultura, como Maximiliano Guerra y Beto Brandoni. Cómo siempre fue el caso en el centenario partido, hay disensos internos en materia ideológica, programática y/o personal. Bullrich ha sido capaz de capitalizarlos a su favor. Las potenciales derivaciones de la impugnación de Jorge Macri como pre candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires podría generarle algún dolor de cabeza, aunque no faltan potenciales reemplazantes que podrían sostener, e incluso incrementar, su intención de voto. ¿Apuesta a eso Ricardo López Murphy?
Finalmente, las listas de Milei han logrado consolidar una repartija de puestos entre outsiders del sistema político, como Diana Mondino, Juan Napoli y Marcela Pagano mechados con algunas "viudas y huérfanas" de la política tradicional: en este último grupo, pueden incluirse a Ricardo Bussi, que viene de hacer una decepcionante elección para la gobernación de Tucumán, o Pablo Ansaloni, quien en poco tiempo transcurrió de JxC al ya extinto Frente de Todos, y ha encontrado un último refugio en las ideas de la libertad, a pesar de sus conocidos comentarios anti semitas.
Si bien los resultados provinciales no deben ser extrapolados de manera lineal, lo cierto es que son suficientes para generar ciertos climas en la conversación pública. La postulación presidencial del libertario ha sufrido traspiés en todas las provincias donde hubo elecciones y empieza a exhibir dificultades retóricas a la hora de ingresar en discusiones que se polarizan entre Unión por la Patria y JxC, como en el caso de Jujuy. Al mismo tiempo, siguen presentes los signos de un liderazgo solitario, rodeado de poca gente con experiencia de gestión y la falta de un aparato político-partidario.
Hoy, más que nunca, es importante poner en suspenso cualquier evaluación que conduzca a determinar ganadores y perdedores prematuros. La campaña electoral formal recién se ha iniciado y quedan por delante las oportunidades de sufragio en donde cada ciudadano, con su voto, determinará la suerte de cada dirigente, su fortaleza relativa y su posicionamiento en el mapa político.
Rodrigo Orlandi
Demasiados dardos a LLA para ser un análisis pretendidamente objetivo.