

Las pasadas elecciones primarias del domingo 13 de agosto dejaron un inesperado empate técnico entre Cristina Fernández y Esteban Bullrich con un sorprendente buen resultado para el candidato oficialista en la Provincia de Buenos Aires. Con el anuncio de la candidatura de la ex presidenta se nacionalizó una elección que, de otro modo, probablemente habría pasado sin pena ni gloria dentro de los múltiples comicios que se llevan a cabo en Argentina.
Desde el punto de vista del oficialismo, las elecciones legislativas de 2017 se presentaban como una suerte de plebiscito al gobierno de Mauricio Macri y su modelo de políticas tras 12 años de gobierno kirchnerista. Si el Gobierno pensaba tomarse estas elecciones con cierta calma tuvo que cambiar los planes y sacar la artillería pesada, léase María Eugenia Vidal, para cargarse la campaña al hombro.
Hay ciertos factores para tener en cuenta en cuanto a si hubo ganadores o perdedores en este turno electoral. En primer lugar no olvidarse de que son unas elecciones primarias en las cuales, a nivel de la provincia de Buenos Aires las principales fuerzas se presentaron con lista única. En segundo lugar, recordar que no es un juego de suma cero; son comicios legislativos, por lo que los votos se transforman en bancas y no en un ganador y un perdedor.
Cambiemos se consolidó como una fuerza de presencial a nivel país, ganando en provincias tradicionalmente peronistas como Santa Cruz, gobernada desde hace años por el kirchnerismo, o San Luis, territorio de los Rodríguez Saá. Aún así, el norte del país sigue siendo mayoritariamente del peronismo. En caso de que estos resultados se mantuviesen en octubre, el oficialismo sería el mayor beneficiado pasando de sus 89 diputados en la actualidad a 102 y de 18 senadores a 27 mientras que el bloque de lo que fuese el FPV perdería bancas pasando de 81 a 64 diputados y de 41 a 29 senadores.
De no haberse presentado Cristina como candidata probablemente los resultados habrían sido muy diferentes. La postulante de Unidad Ciudadana polarizó la elección, monopolizó la oposición e hizo que, aquellos que hubiesen optado por el candidato de 1 País como toque de atención al actual gobierno nacional, acabaran reforzando al oficialismo ante la idea de una victoria K.
Las opciones de cara a octubre son diversas, siendo oportuno plantearnos si Cambiemos será capaz de mantener los buenos resultados de agosto. Cristina probablemente haya tocado su techo electoral y, dados los resultados de las PASO, es de esperar que la ciudadanía haga uso del voto útil (menos frecuente en elecciones legislativas) y que de este modo el oficialismo crezca captando algunos votantes de la tercera fuerza ante el rechazo que generaría en algunos sectores una victoria del kirchnerismo.
También se debería analizar que sucederá con el voto de aquel sector de la ciudadanía que en las PASO optó por partidos que no superaron el corte; estos votantes son más lejanos ideológicamente al oficialismo y más cercanos a la izquierda, por lo que sería lógico que su voto se traslade a partidos como el FIT, eventualmente a Unidad Ciudadana o que opten por el voto en blanco o la impugnación. También cabe esperar que de cara a las elecciones de octubre crezca la participación, hecho que podría perjudicar a la candidatura de Unidad Ciudadana que probablemente ya hayan movilizado a la mayor parte de su electorado en las primarias.
Queda por verse como se presenta la campaña en las próximas semanas. En caso de una derrota de Unidad Ciudadana ante el oficialismo en octubre, probablemente estemos ante la última campaña de Cristina como candidata durante un largo período.













