¿Moneda común o única para la región? Asignaturas pendientes de la política
En conferencia de prensa, luego de la bilateral entre los presidentes de Argentina y Brasil, Lula da Silva señaló: "Si dependiera de mí, tendría comercio exterior siempre con la moneda de los otros países para que no estemos dependiendo del dólar". Y agregó: "¿Por qué no intentar crear una moneda común con otros países del Mercosur como se intentó hacer con los países del BRICS?". Fueron declaraciones a la previa de la reunión de la CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños, reunida en Buenos Aires el 23 y 24 de enero.
Moneda regional
El tema resultó muy atractivo y la formulación inició un intenso debate en medios de prensa, en el ámbito académico y político.
No es para menos, en el marco de la crisis mundial que en los últimos años incluyó guerras comerciales y monetarias. Incluso, con casi un año guerra en Ucrania y sanciones unilaterales, se dispararon convenios financieros y monetarios que explicitan el fin de los acuerdos mundiales de 1945 y las reestructuraciones desde la inconsulta medida de EEUU por la inconvertibilidad del dólar en 1971.
En rigor, no es novedad el tema de la moneda común para el intercambio, propuesta que se suscitó como acuerdo voluntario desde el 2008 entre el Banco Central de la Argentina y el de Brasil y luego en 2009 se extendió al intercambio entre nuestro país y Paraguay y Uruguay. Son acuerdos vigentes, con escaso impacto, por falta de voluntad de las partes, sean importadores o exportadores, la banca involucrada en el comercio exterior de cada país, e incluso los propios gobiernos que no estimularon ni estimulan el intercambio en monedas locales.
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La UNASUR, reunida en Buenos Aires en 2009 dispuso el aliento a una "nueva arquitectura financiera" (NAF), sustentada en el Banco del Sur, una propuesta asumida por 7 presidentes de la región a fines del 2007 y que hasta hoy constituye una asignatura pendiente.
Esa propuesta de una NAF incluía la creación de un Fondo del Sur y el desarrollo de una moneda para el intercambio regional. Esta última iniciativa fue desplegada en octubre del 2009 por la Alternativa Bolivariana de los pueblos, ALBA-TCP (surgido en 2006) y el Banco del ALBA, en donde surgió el SUCRE, el Sistema Único de Compensación Regional, al que luego adhirió Uruguay.
Pasar a los hechos
Como vemos, ideas no faltan, si su materialización.
No se trata de un símil euro, para poder hablar de "moneda única", pero si de un instrumento para favorecer el intercambio comercial entre los países de la región e iniciar un rumbo de mayor integración no subordinada a la dominación del dólar u otras divisas fuertes.
Para la Argentina, Brasil es el principal socio comercial. Pasar de una negociación voluntaria en moneda local, como ocurre ahora, a un mecanismo inducido de compensación en las monedas de curso legal, caso del real y del peso, facilita el intercambio y elimina la dependencia de las divisas hegemónicas, salvo al momento de conciliación, que podrá ser semestral o anual.
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Es el paso inicial para poder discutir más a fondo los cambios necesarios en el orden económico social, del país y de la región.
Asumir en la cotidianeidad de una economía monetario mercantil, la necesidad de discutir una moneda común o única nos lleva a pensar en un marco monetario integrado, que incluya una visión de transformación de los objetivos de política económica sosteniendo una lógica soberana para la resolución de las insatisfechas necesidades sociales.
La reunión de la CELAC habilitó estos debates como desafíos para la politica.
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