Medio ambiente, la industria debe protegerlo
Este 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha especial, pues este año pide que pongamos el foco en recuperar los ecosistemas para 2030, y la construcción tiene un rol fundamental, pues podemos generar ciudades y viviendas que estén en sintonía con los ambientes en los que se emplazan.
Si algo nos deja la pandemia es la enseñanza de que ciertas pausas pueden cuidar, que la aceleración desmedida deja daños que pueden ser irreparables y que es preciso pensar los próximos pasos de un modo de 360 grados.
Y esto, claro está, aplica para la industria de la construcción. Si bien 2020 fue un año difícil por el freno inesperado en la actividad, también pudimos ver cómo la baja en la polución y en la contaminación fueron beneficiosas para el medio ambiente. Entonces, cómo podemos combinar ambos aspectos: seguir siendo un sector que puede producir, pero que no afecta a los ecosistemas.
Está claro que las desarrolladoras y constructoras deben, de ahora en más y de un modo esencial, elaborar estrategias de gestión de la energía para bajar su consumo, tanto en la obra como durante el uso de las viviendas.
El segundo punto es que se pueda generar un programa eficiente de gestión de materiales y residuos. A nivel mundial, alrededor de un tercio de los desechos sólidos que se generan son producto de la industria de la construcción. En países como la Argentina prácticamente la mitad de los mismos terminan en basurales a cielo abierto, lo que deriva en contaminación que se distribuye por las napas de agua, a través del suelo y genera gases que se suman al efecto invernadero.
En este sentido, hay dos prácticas que ayudan mucho a poder eficientizar la gestión sustentable de los materiales: el reciclado y la trazabilidad. El primero podrá darle nueva vida a objetos o materiales que antes se descartaban, y la segunda nos dirá cuál es el destino de las materias que se descartan de la obra. No hay que olvidar que el reciclado no es algo suelto, sino que implica una industria que, por el momento, en nuestro país, tiene capacidad ociosa.
Por supuesto, todo esto debe ir acompañado por una campaña efectiva que les brinde a los futuros propietarios información concreta sobre cómo están desarrolladas las unidades, qué huella de carbono tuvo su construcción y cuál será en el futuro de acuerdo al uso que les den sus habitantes.
¿Por qué es preciso involucrar a los compradores? Porque ayudará a los consumidores a imprimirle más ritmo a la construcción sustentable, será un círculo virtuoso en el que todas las partes ganarán.
En definitiva, cuando una industria asume el compromiso de volverse sustentable es cuando empieza a mirar a largo plazo.
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