La salida del cepo, el timing y el rol de la micro
La velocidad del tiempo es una percepción subjetiva. Albert Einstein, descubridor del espacio-tiempo explicaba que "una hora sentados con una hermosa joven en el banco de un parque se nos pasa como un minuto, pero un minuto sentados sobre una estufa caliente nos parece una hora. Eso es la relatividad".
En nuestro país, esta relatividad del tiempo es definitiva y sin dudas, se parece más al estar sentados sobre la estufa. Ya cumplimos nueve meses de la gestión de Javier Milei, y aunque la agenda de lo esencial es la misma, no hay dudas de que las expectativas se recalculan constantemente.
Sin quitarle peso a las disputas de poder y a las tensiones legislativas, muchos pensamos que el desafío de quitarle el respirador a la Argentina se juega en reencausar la macro, volver a crecer con nuevas señales, sin distorsiones y de manera sustentable en el tiempo.
La inteligencia artificial y el diario del lunes
En este sentido, la reciente centralidad que ha tomado la volatilidad política, y su contracara, esto es, cierta estabilidad económica y financiera, puede leerse como una convivencia positiva, salir de vivir a 24 horas vista y orientar el análisis a cómo nos encuentra el cierre del año y, también, en qué momento saldremos del cepo.
Este último tema está hoy en el primer lugar de la agenda del CEO. Hay muchas miradas sobre el cuándo y también, el cómo. La salida del cepo podría definirse en enero del próximo año con las condiciones necesarias, pero en rigor de verdad, el escenario que se postergue hasta pasadas las legislativas, también es probable. Pensemos en la ecuación costo/beneficio para el Gobierno: salir del cepo sin riesgos en términos de salto devaluatorio mayor al pensado, fogonazo inflacionario, pérdida de credibilidad y mayor volatilidad financiera, es un objetivo difícil en lo inmediato, haría falta una gran inyección de reservas que difícilmente aparezcan. También puede ser que se vaya levantando por partes, por ejemplo, para los importadores la operatoria se normalizó considerablemente y el plazo de pagos hoy ya es el habitual.
Por otro lado, demorar la salida tiene consecuencias directas sobre la inversión y el crecimiento, el rebote no alcanza para sostener las condiciones mínimas socioeconómicas y no perder respaldo político y electoral. Eso es lo que pensamos, pero tal vez podríamos estar equivocados. Es probable que las categorías de análisis tradicionales para comprender un proceso como el actual en términos de pérdida de consumo, caída de la actividad y aumento del desempleo estén obsoletas para Argentina 2024.
El mayor ejemplo de esto es la confirmación sobre el apoyo que la gestión recibe en las encuestas. Lo que da sustento a esto no es un electorado comprometido y alineado ideológicamente, sino un electorado que dejó de pensar sólo en la ‘foto' y empieza a mirar ‘la película'. Y la película muestra dinamismo, baja de inflación, cierta recuperación en el salario real en algunos sectores, aparición incipiente del crédito y desregulaciones que comienzan a impactar de manera positiva.
Entonces, el timing para salir del cepo tiene final abierto. "Con cepo se recupera, no se crece". Esta frase también circula en los ámbitos de reunión con empresarios y analistas, y es válida la preocupación. Es necesario que la micro acelere para que el proceso resulte virtuoso.
Las dos Argentinas
Hay dos argentinas jugando el mismo partido en la micro. De un lado, una Argentina con altísimo potencial de crecimiento, con empresas cercanas a la frontera de productividad preocupadas por la inserción de la inteligencia artificial en la táctica de negocios y por la captura del talento con los skills correctos para su ecuación de crecimiento.
En el otro campo, una Argentina con problemas de competitividad, restricciones para acceder al financiamiento y necesidades de transformar el negocio.
Coyuntura y estructura, un dilema que se reedita
¿Qué pasa con la otra Argentina? Sabemos que el facilismo de devaluar e inflar artificialmente el consumo interno no es una opción. Esta vez debemos enfrentar el camino más desafiante, el de la reconfiguración productiva, la transición hacia nuevos empleos y nuevas capacidades, el aumento de la productividad, la baja de costos y regulaciones, la innovación y la oferta global.
Las dos argentinas enfrentan problemas distintos con soluciones diferentes, pero para ambas ‘es tiempo de pensar en chico', es decir, pensar en el ecosistema de pequeñas y medianas empresas que multipliquen lo positivo de los nuevos drivers. Las Pymes son las generadoras de empleo, y eso resignifica su rol.
La micro tiene un mandato: competir
En un artículo reciente, Mckinsey resalta el rol y la importancia de las Pymes en la economía. "Las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME) son la columna vertebral de las economías. En 16 países examinados, representan dos tercios del empleo empresarial en las economías avanzadas (y casi cuatro quintos en las economías emergentes), así como la mitad de todo el valor agregado. También impulsan el dinamismo y desempeñarán un papel importante en la preservación de la competitividad en una era de transformación de la producción mundial."
Es hora de pensar en chico en realidad es el título de un libro de Todd Myers que destaca las oportunidades de usar las nuevas tecnologías para trasladar el poder de la política hacia los individuos a la hora de cuidar el medio ambiente. Myers comprueba cómo en vez de usar autos propios, los vehículos compartidos a través de una aplicación reducen significativamente la emisión de dióxido de carbono. La lectura es quela innovación y la tecnología están democratizando el cuidado del medio ambiente de una manera cada vez más eficaz, dejando de lado la rigidez de las estructuras tradicionales.
Esta democratización que impulsa la tecnología, por su propia naturaleza, se extrapola a todas las actividades y geografías. No hay nada más transversal y global que la tecnología metiéndose en cada una de nuestras decisiones y actividades.
Y acá muchas pymes, proveedoras de diversas industrias y servicios, dan cátedra en cómo la tecnología revolucionó su potencial. Pensar en chico para lograr el crecimiento más ambicioso, sin la incidencia de estructuras pesadas, es el ADN de estas compañías, que como el agua cuando busca su cauce, integran ecosistemas, se desarrollan velozmente, están atentas a las oportunidades y listas para los riesgos.
En esta Argentina de tiempos ardientes, es imperioso que la velocidad de la micro en restituir su rol primario, que es el de innovar, emplear y competir, sea suficiente para conformar a los tiempos de la macro, siempre tan tentados en tomar atajos y subordinarse al cortoplacismo de la política.
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