

Los cinco tipos de dólares existente hoy en el mercado suben y bajan de un día para otro dándole a la economía una sensación de inestabilidad poco recomendable. La elección de este juego monetario del Gobierno se explica poco y nada por las bocas de los voceros oficialistas, que hablan menos aún del futuro a que nos conducirá esta timba presumiblemente controlada.
Hablar de lo que vale cada uno de esos dólares: oficial, “solidario , “dólar blue , “bolsa y “contado con liqui , se vuelve ocioso. Tanto como los nombres que los identifican y cuyos significados no siempre quieren expresar lo que nombran.
Considerar algún grado de previsibilidad respecto de la incidencia de los cinco tipos de dólares en el valor del peso argentino no es ocioso, es estúpido, porque sus variedades más la imparable emisión de billetes lo aplastan y desvalorizan minuto a minuto, como en los raitings de los programas de televisión.
La alta emisión monetaria es tal vez la única herramienta de financiamiento del gobierno nacional. La Base Monetaria, es decir los pesos que circulan en la economía, creció en abril pasado a un ritmo del 64% interanual.
En este cuadro, donde la inestabilidad está sujeta con hilos en el telar paralizante del fenómeno del Covid-19, hay más incertidumbres que certezas. La “incertidumbre sobre cómo terminará la negociación de la deuda para evitar el default es uno de los factores que determina la movilidad ascendente o descendente de los “five dólares, a la sazón cinco naipes marcados. Esta incertidumbre tenía, en apariencia, fecha de caducidad: el viernes 22 de mayo. Pero vamos por diez días más, casi como la cuarentena.
Otra “incertidumbre sobre la magnitud del impacto económico que dejará la cuarentena por la pandemia del coronavirus, también se erige como un elemento importante del juego. Ésta incertidumbre no tiene fecha de finalización porque depende de un bicho raro que aún no tiene cura. No obstante, una salida honorable de la etapa más cruel del ataque epidémico podría verse como una cuestión a favor.
Sin embargo, ambas incertidumbres vienen acompañadas de certezas ajenas radicadas en parajes linderos, donde las monedas están siendo devaluadas y volverán a nuestro peso menos competitivo por el tipo de cambio. Brasil devaluó 32%, México el 20%, Chile el 11%, Uruguay 16% y Colombia 19%. Brasil es nuestro principal comprador, el receptor de nuestras exportaciones de manufacturas de origen industrial.
El panorama no es alentador porque sumará el evidente atraso nominal del tipo de cambio oficial que se tragó toda la competitividad post PASO debido a la inflación registrada entre septiembre de 2019 y abril 2020. En el actual mes de Mayo la competitividad por el tipo de cambio está apenas por encima de aquel nivel Pre PASO, cuando el dólar valía $ 45. Estamos hablando de hace solo diez meses atrás.
La tasa de interés real, que hace un año atrás era gloriosa para quienes querían ahorrar pero perjudicial para el funcionamiento de la economía nacional, hoy está en caída. No hay activos ni inversiones que remuneren los pesos a la par o por encima de la inflación pues los bancos apenas ofrecen plazos fijos de alrededor del 2% mensual. A los ahorristas no les queda otra posibilidad que comprar dólares para proteger el valor de dinero, pero el dólar que se puede comprar es carísimo, el Estado vende hasta 200 dólares, y las otras operaciones rentables son para unos pocos que entienden la jerga financiera y ganan siempre.
Respecto de la economía nacional, en abril de cada año, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) solía acumular reservas por un promedio de u$s 950.000.000. Este año registra poca acumulación estacional de reservas. En abril último no sólo no se acumuló sino que se ven…













