

El dólar se va transformando en un activo cada vez más escaso. Desde el Ministerio de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas anticipó a empresarios que se acabaron las importaciones automáticas de productos terminados. Adiós a juguetes, textiles, calzados y otros "made in resto del mundo". Y aquellos que necesiten importar para producir, tendrán que ir a cabildear a los pasillos del Ministerio para obtener la bendición divina. No hay dólares. La aplicación del impuesto interno a los autos dispuesta por Martín Guzmán no tuvo como objeto recaudar más, achicar el déficit sino reducir la demanda de dólares en el mercado oficial (las automotrices importan cerca del 70% de los componentes de cada vehículo). Un resurgir del Kicillof 2013-2015. Volvimos. Así el dólar oficial se va transformando en una criptomoneda, no por su negociación electrónica sino porque es una moneda virtual.
Sí se están pagando con dólares los vencimientos de la deuda bajo ley local e internacional con la esperanza de una oferta o renegociación exitosa en el corto plazo. Hasta el viernes se estuvieron recibiendo manifestaciones de acreedores agrupados informalmente y Guzmán analizaba dar algún informe esta semana sobre lo acumulado en la "Bandeja de Entrada" de la casilla de mail habilitada por Economía. Inédita manera por cierto, de iniciar el proceso de renegociación por parte de los funcionarios argentinos vía mail. Banqueros argentinos en Nueva York aseguraron a este diario que la decisión oficial es no contratar a ningún banco o entidad financiera para renegociar la deuda con bonistas. De nuevo, el Kicillof 2013-2015 en acción. El problema de no contratar bancos es que resulta imposible contactar y llegar a todos los tenedores de bonos con la oferta argentina y menos, seducirlos para que la acepten. Hacer ya una oferta de restructuración de la deuda sin el aval del FMI resulta arriesgado. Sin bancos y sin FMI, imposible que esa oferta pueda ser aceptada por un alto porcentaje de los acreedores. Un directivo de una entidad extranjera directamente prohibió a su matriz argentina participar en la operatoria aún cuando Guzmán contrate bancos. La razón: evitar ser parte de un fallido intento por renegociar la deuda.
Las dos personas con expertise que iban a formar parte de la comisión de asesoramiento para renegociar la deuda ya no están. Adrián Cosentino fue nombrado en la Comisión Nacional de Valores y Daniel Marx se preservó. Allegados al ex secretario de Finanzas en la última gestión de Domingo Cavallo aseguraron que su decisión se basó en la oferta, agresiva con bonistas (léase alta quita), que estaban impulsando funcionarios de Guzmán. Recuérdese que el alumno de Stiglitz, en diferentes presentaciones como la que hiciera en Ginebra pocas semanas antes de asumir como ministro, destacó que cerca del 50% de las renegociaciones de la deuda efectuadas desde 1974 debieron ser renegociadas nuevamente a los pocos años. Si se lo hace, hay que hacerlo bien. Pero ello no implica que para hacerlo bien hay que aplicar alta quita. La oferta de renegociación tiene que ser aceptada por los bonistas. Y la sostenibilidad de la deuda pasa también por el superávit fiscal que prometa hacer el gobierno en los próximos años. No todo es quita.
El amor de inversores con los bonos argentinos se fue esfumando en los primeros días del 2020. Es un reflejo de esta renegociación en cámara lenta que viene diseñando Guzmán. Los precios de los papeles argentinos en dólares retrocedieron, especialmente los de menor "duration". El AO20 y el AY24 se encuentran operando en paridades cercanas al 42% y 45% . Venían del 51% y 54% en la despedida del 2019. El efecto "Bienes Personales" también ahora se revierte.
La economía, en el interín, es un remolino. El consumo privado sobrevive por la renovación del 'Ahora 12' en diciembre. El fin de semana en Mar del Plata por el shopping principal de esa ciudad pasaron en un solo día 22.000 personas. Las ventas crecieron 20% en unidades frente al 2019. Pero cada sector es un mundo diferente. Empresas de consumo masivo se están preparando para un primer trimestre con menores ventas a las imaginadas. La recuperación que estimaban para enero-marzo, la esperan ahora para abril-junio como consecuencia del impuestazo.
La situación de las empresas reflejan ese remolino. Y las víctimas se acumulan en estos 20 meses de recesión. A las altas tasas y caída de actividad de la segunda parte de la gestión Macri, se suma el impuestazo actual. En el tradicional encuentro que organiza Santiago Soldati en Punta del Este con empresarios todo eran cuitas y plegarias para que la renegociación de la deuda se haga de manera exitosa.
La cadena Garbarino, que habría sido bajada a categoría 3 en su riesgo crediticio por Santander y Galicia, ya se le complica más su situación financiera. Está a la venta y surge un fondo (lo encabezaría Ezequiel Carballo, respetado banquero de la plaza local) como potencial comprador de una cadena emblemática en Argentina.
Otro capítulo de las empresas víctimas de este remolino económico se basa en las que emitieron deuda en el exterior y tienen vencimientos en el corto plazo. Si el gobierno y las provincias están en jaque por esta cuestión, las corporaciones peor. El rey está rodeado y el mate se viene en dos jugadas. El Grupo Roggio tiene un vencimiento a mitad de año. Se juega renovación de la concesión de subtes en el interín. Eduardo Eurnekián está esperando en la primer estación para hacerse cargo de este servicio de transporte.
Por último, están las corporaciones que no están afectadas por caídas de consumo o endeudamientos en el exterior pero que la crisis las halló a una velocidad superior a la máxima y con niveles elevados de alcohol en sangre en el test de alcoholemia. Un management poco serio. Es el caso de Vicentín que curiosamente recibió 250 millones de dólares del Banco Nación. Un secretario de Mauricio Macri presionaba incluso una semana antes de su caída a que se le aumenten los desembolsos. Como siempre sucede a lo largo de la historia económica argentina, los bancos Nación y Provincia de Buenos Aires coleccionan deudas a empresas que no se pagan. Un clásico. En este capítulo se mezcla también la política. Hay ya movimientos para que Vicentín pase a manos de AGD (Aceitera General Deheza) dada la estrecha relación de Roberto Urquía, dueño de AGD con el peronismo. Urquía fue quien invitó a Alberto Fernández a una de sus plantas en la campaña. Los accionistas de Vicentín se resisten. Pero los acreedores mandan. En Argentina y el en exterior. Es la "Golden rule: gold rules". El oro manda.













