Cada salto del dólar enciende una luz de alerta en un país en el que las divisas escasean y la inflación abunda, con las consecuencias sociales negativas que ese combo acarrea.
Hoy, mientras el Ministerio de Economía respira aliviado porque la segunda versión del dólar soja le permitió acumular u$s 5000 millones netosen las reservas del Banco Central, lo que cumple con la meta pautada con el FMI para fin de año; el foco de atención del mercado gira hacia la fuerte suba del dólar blue, pese a que en el equipo de Sergio Massa prefieran concentrar la atención en contener a las cotizaciones financieras, de manera de evitar sacudones que agreguen mayor tensión sobre los precios.
Como refugio, el dólar siempre ejerció un magnetismo especial para los argentinos, aunque no haya resultado en la inversión estrella, sobre todo en un año como el que está terminando, en el que el ritmo de la devaluación fue menor al de la inflación. Y ante el impedimento de acceder al oficial, algunos argentinos lo buscan, inclusive, en un mercado chico y oscuro como el de las cuevas, al que los turistas extranjeros ya no acuden desde que pueden liquidar sus operaciones con tarjeta al tipo de cambio del dólar MEP.

No obstante, el posible beneficio que representó correr hacia la divisa estadounidense estuvo marcado por la oportunidad y los plazos elegidos para hacer esa operación. Quien compró dólar blue el 12 de diciembre último, pudo observar como la cotización trepó casi un 15%. Pero quien apostó a principios de año por comprar esos billetes y simplemente guardarlos bajo el colchón, sabe hoy que los números no son positivos.
Tras el salto de los últimos días, el blue se encamina a cerrar el año con una suba cercana al 75%, es decir alineado con la variación del tipo de cambio mayorista y hasta con la tasa que se ofrece actualmente para los plazos fijos tradicionales, pero unos veinte puntos por debajo de la inflación 2022.
Sin embargo, la cotización del blue a $ 357 es aún inferior a la del dólar turista para quien gaste más de u$s 300, lo que, además de los impedimentos que muchos tienen para acceder al mercado formal, le agrega atractivo para aquellos que están tratando de cubrir o anticipar gastos dolarizados ante el inicio de las vacaciones.

Más aún, si se tomase en cuenta la inflación, los $ 350 que tocó en la breve era de Silvina Batakis como ministra de Economía, hoy equivaldrían a un dólar a $ 450. Y los $ 190 de diciembre de 2020, implicarían hoy un tipo de cambio cercano a $ 550.
Pero mientras la emisión persista, la apuesta al dólar seguirá siendo parte de una sociedad que no confía en su moneda y, más allá de mayores o menores beneficios, históricamente ha preferido afrontar la incertidumbre en el refugio conocido.
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