

El primer mes del gobierno de Alberto Fernández transitó con anuncios y decisiones que no desentonaron con lo que esperaba el mercado. Sin embargo, la economía de la Argentina hoy se asimila a una guardia de hospital. Es decir, hay que atender tantas emergencias que hay muy poco tiempo para poder pensar en el largo plazo.
Una economía normalizada no tiene cepo ni varias cotizaciones del dólar. Tampoco necesita de acuerdos de precios ni convive con una inflación altísima. La deuda medida sobre Producto Bruto Interno (PBI) hoy prende una alarma que se refleja en los bonos y por ende en el riesgo país. De todo lo marcado hay algo en lo que todos coinciden: la culpa no es de Alberto.
Los acuerdos con las empresas, los aumentos de montos de la Asignación Universal por Hijo (AUH), el plan para combatir el hambre, las subas en las jubilaciones y los bonos para los empleados privados y públicos de hasta 4000 pesos para volcar dinero al mercado, no hacen más que mostrar que el Gobierno tiene que salir a atender una emergencia económica que se palpita y mucho en el conurbano bonaerense pero que también se vive con intensidad en los rincones más pobres del país.
Hasta ahora el plan de Alberto consiste en eso, en atender la guardia del hospital para que al "paciente Argentina" se lo pueda trasladar a cuidados intensivos. Los que creen que la economía ya no es un problema se equivocan. El Gobierno deberá seguir prestando especial atención a cómo se comportan los diferentes actores del país en los próximos meses. Y en este sentido tal vez tengan un papel especial las próximas paritarias y el comportamiento de las empresas a la hora de definir los precios. Pero en una economía globalizada hay otros problemas para sumar: los precios de las commodities.
Los enfrentamientos entre Estados Unidos e Irán no son precisamente alentadores para calmar a los mercados. Los precios del petróleo se moverán y tal situación afectará los vaivenes de la economía de la Argentina. En este contexto lo único que puede ser positivo es si dentro de las commodities se mueve al alza el precio de la soja y de los cereales.
La Bolsa de cereales de Buenos Aires (BCBA) elevó ayer la estimación de producción de trigo en 300.000 toneladas hasta las 18,8 millones de toneladas a poco de terminar la cosecha. Pero en contraposición con lo ocurrido con el trigo, la previsión de siembra de soja cayó 200.000 hectáreas hasta las 17,5 millones debido a la falta de humedad en algunos suelos.
Si hay dos palabras que cierran la grieta estas son "faltan dólares". Por eso el Presidente no se puede dar el lujo de modificar el cepo establecido por el gobierno de Mauricio Macri. Tampoco puede dejar que el turismo le escurra dólares más que importantes. Lo que no puede controlar son las decisiones globales que afectan y alteran el mercado internacional y que repercuten en una Argentina más que golpeada.













