Exultante, la CGT se reconoce parte del gobierno de Alberto

No importa un ministerio, nosotros vamos a ser parte del gobierno". La expresión de un importante referente de la conducción de la CGT resumió en las últimas horas la interpretación compartida entre la primera línea de la central obrera respecto al desembarco de Alberto Fernández en la Casa Rosada. Como jamás sintieron durante los 12 años de administración kirchnerista, y pese a la aceitada alianza entre Néstor y el camionero Hugo Moyano, ahora la dirigencia sindical se considera a sí misma como un sector clave de la heterogénea alianza que gobernará el país desde el próximo 10 de diciembre. La múltiple presencia de referentes de diversos espacios cegetistas en el escenario que el tucumano Juan Manzur le montó ayer al electo presidente en Tucumán reflejó la profundidad del acercamiento entre los líderes sindicales y Alberto. Pero la foto que formalizará del todo esa estrecha alianza verá la luz en pocos días más (se menciona el 8 de noviembre), en un acto con el que la central obrera agasajará al futuro jefe de Estado.

En buena medida en esa interpretación se explica que, sin mucho ruido ni críticas, desde el propio sindicalismo se haya difundido horas atrás la casi segura designación de Claudio Moroni, un abogado de estrecha confianza de Alberto, como futuro ministro de Trabajo. En la cúpula de la CGT hasta validaron el virtual nombramiento, convencidos que su rol en la futura gestión del Frente de Todos supone un protagonismo más ambicioso que la discusión en el reparto de cargos. "Vamos a ser tan parte del gobierno como los K", comentó a este diario un entusiasta cacique sindical tras compartir saludo y palco con el electo presidente en territorio tucumano.

Mientras observan con preocupación la agudización de las dificultades económica y las limitaciones que enfrentará el futuro gobierno del Frente de Todos, otros gremialistas se muestran solo un poco más mesurados, y confían en el papel clave que ellos mismos desplegarán desde diciembre con el propósito de avanzar en algún tipo de entendimiento junto a los principales sectores empresarios. Por ahora la idea de ese consenso apunta a la alternativa de un acuerdo acotado para congelar precios y salarios por un plazo mínimo de 180 días, un pacto que permita contener expectativas, ofrecer a la par ciertas señales de certidumbre y generar desde allí un camino más propicio para comenzar a encarrilar las principales variables de la economía.

Temas relacionados
Más noticias de CGT
Noticias de tu interés