Con o sin cuarentena, la demanda está hecha añicos

Mientras que los contagios aumentan a diario y el equipo económico se concentra en la negociación por la deuda privada, bajo legislación extranjera por u$s 66.300 millones; los sectores van dándose cuenta de que la demanda está hecha añicos con o sin cuarentena. Las actividades que están funcionando sólo venderían entre un 15% y 20% respecto de lo habitual; aún los denominados esenciales no están operando en su totalidad y los que son proveedores de hotelería, bares o turismo carecen de ingresos como pasó en abril con las automotrices que no fabricaron ni un solo auto. Una alimenticia de la talla de Arcor (una de las seis empresas que más facturan, emplean, venden y exportan en todo el país) acaba de presentar sus resultados del primer trimestre de año (ahí van únicamente 15 de los más de 75 días que suma la cuarentena) donde "las ventas totales disminuyeron un 7% en pesos y 5% en volumen respeto del período del año anterior". 

Incluso la Cámara de Comercio, que preside Jorge Di Fiori, y que venía fogoneando en AMBA la apertura de todo, incluidos los centros comerciales acaba de bajar un cambio y reclamó instancias que judiciales que eviten ir a concurso, las suspensión de medidas cautelares y embargos, modificaciones en la ley de concursos y refinanciamiento de los pasivos. El consumo está por el piso hace tiempo pero ahora unos cuantos escalones más porque, en realidad, se deterioró el poder adquisitivo de manera profunda. Una estimación que recorre algunos despachos oficiales ya revela que el ajuste en los trabajadores del sector privado rondaría entre el 70% y el 90%, claro no pasa lo mismo con el sector público, cuyos empleados siguen cobrando en tiempo y forma, la menos hasta ahora. En paralelo la recaudación se desplomó y eso preocupa a gobernadores e intendentes que deberán sostener los pagos con ingresos fiscales muy magros.  

Sostener los ingresos es lo que más preocupa actualmente en la CGT de Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (estaciones de Servicios); y en la Unión Industrial presidida por Miguel Acevedo. En eso trabajan a diario un comité de crisis de ambas entidades que están en permanente contacto. Por allí pasan sugerencias sobre el pago en cuotas del aguinaldo para los asalariados en relación de dependencia del sector privado y el mantenimiento de las plantillas de empleados aunque sea con suspensiones aún en las compañías que no están operando. UIA y CGT también tienen otra preocupación común que es anterior a la pandemia y que la trascenderá: el bajo nivel de inversión del sector privado desde hace cinco años y la escasa o casi nula generación de empleo en las compañías desde 2011.

En este sentido, preocupa y mucho que el grupo Techint haya desistido de la adhesión del programa ATP para mayo y que haya reintegrado abril debido, según la posición de la siderúrgica, a cambio de requisitos dispuestos a posteriori de haber entrado al programa y que comprometerían restricciones financieras en más de dos años. Otras compañías podrían seguir esos pasos en los próximos días por razones similares.

Lo que una parte del Gobierno parece no ver es que si se bajan las empresas del ATP, habrá más presión sobre los puestos de trabajo y ese es el verdadero problema porque serán muchas las actividades sin operatoria durante mucho tiempo. En sectores donde descuentan este futuro escenario van armando estrategias mundiales; Latam Group y sus filiales en Chile, Perú, Colombia, Ecuador y los Estados Unidos acaba de pedir un proceso de reestructuración ordenado a cambio de que pueda seguir operando habitualmente en pasajeros y cargas.

En el sector privado asusta un sector del oficialismo que promueve, por ejemplo, las recientes medidas cambiarias del Banco Central. A su titular, Miguel Pesce, se lo escuchó muy enojado con varios de los empresarios más poderosos del país en las últimas horas a quienes acusó de especuladores "vía zoom o meet".

Los cambios en las reglas de juego son inevitables en medio de una pandemia de tamaña magnitud pero, sin embargo, hay algunos de esos cambios que tienen sabor a malo conocido para el paladar de las empresas que son, en definitiva, las que necesitarán crédito para sostenerse en pie, seguir operando, exportando y especialmente empleando cuando pase la pandemia y aflore lo profundo de la recesión que está en la Argentina hace rato. Algunos miran la foto que vendrá y buscan sobrevolar los antagonismos que, de un lado y del otro recrudeció en los últimos días y que erosionan la gobernabilidad y también la imagen del Presidente. Alberto Fernández también reforzó sus mensajes tratando de sobrevolar esas grietas y recién la semana próxima cumplirá sus primeros seis meses en el sillón de Rivadavia.

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