Alienta Macri asonada contra Sturzenegger para obligarlo a bajar las tasas de Lebac

Mientras se va cumpliendo en el Congreso el acuerdo entre Mauricio Macri y los gobernadores del PJ, y aún en medio de fuertes polémicas avanza el paquete de reformas para impuestos y jubilaciones, se agudiza en el Gobierno una fuerte polémica sobre cómo seguir en lo inmediato con la inflación, el atraso cambiario y, sobre todo, el nivel de las tasas de interés que impone el Banco Central con las famosas Lebac para dominar el aumento de los precios.

En verdad, el presidente Macri dejó correr en las últimas semanas una verdadera asonada contra Federico Sturzenegger encabezada por el ministro de Finanzas, Luis Caputo, uno de los hombres más influyentes del gabinete y a quien el Presidente considera hoy tan imprescindible como el propio presidente del Central. El experimentado Caputo considera que las tasas de las Lebacs son demasiado altas y podrían poner en peligro la recuperación económica por la combinación de atraso cambiario, aumento de los costos financieros en el mercado local, más el nivel actual de la presión impositiva que conforman un combo fatídico para las inversiones. Este diagnóstico es compartido por el equipo de Marcos Peña en la jefatura de Gabinete, también por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y la mayoría de los funcionarios que conectan con la dirigencia política de Cambiemos.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, hace equilibrio. Sabe que la discusión es en el margen y cuando es consultado públicamente por el periodismo sobre esta controversia responde de manual: "Me preocupa la inflación como al Presidente del Banco Central, y también me preocupa el nivel de la actividad económica".

El propio Sturzenegger busca bajar el tono de la disputa. "Es el clásico de los banqueros centrales contra los ministros. Hay que tener paciencia. Si la inflación núcleo sigue bajando como muy bien está ocurriendo y se ratificó en noviembre, las tasas también irán a la baja", promete. Explica también que el stock de lebacs que supera el billón de pesos, hay que compensarlo contra la compra de dólares que el central realiza cuando emite los pesos que después absorbe. Es cierto que crece el stock de papelitos, pero también es cierto que el Central sumó más de 50 mil millones en las reservas.

Como sea, la rebelión contra el hombre fuerte de la política monetaria está latente. En la jefatura de Gabinete lo consideran un lobo solitario. Reaparecen las mismas observaciones críticas que se escuchaban en esas poderosas oficinas contra Alfonso Prat Gay o Carlos Melconián. No se adapta a trabajar en equipo, no entiende que tiene que haber más homogeneidad entre la política fiscal y la monetaria, no acepta recomendaciones y demás torpedos.

Todos saben, sin embargo, que por ahora Sturzenegger cuenta con el aval del Presidente. Si no lo tuviera, quienes lo conocen saben que no seguiría al frente de la autoridad monetaria ni un minuto. "Federico no va a hacer nunca la de Redrado. Si pierden la confianza en él, se va", confiesa un ministro Pro puro, que sigue hace años la relación entre Macri y su elegido para el Central. Algo similar a lo que ocurre con otro lobo solitario que respalda mucho el Presidente, el titular de la Afip, Alberto Abad.

La discusión sobre cómo seguir con la inflación, el atraso cambiario y las tasas de interés se agudizó cuando varios economistas que respeta el Presidente comenzaron a advertir que el actual modelo podría poner en peligro la recuperación económica. Miguel Ángel Broda, por ejemplo, explica que podría frenarse la economía a mitad del año próximo si se mantiene esta tendencia de alta inflación, dólar planchado y record de presión impositiva.

El corazón del modelo económico y político de Mauricio Macri se vería muy afectado si la economía se frena. La decisión de enfrentar la crisis económica en forma gradual sólo podría salir bien si la economía crece. El plan de Gobierno es que el gasto público no suba más que la recaudación, de modo de ir cerrando la brecha fiscal en varios años con crecimiento. Si no se cumple este pronóstico y se mantiene la bola de nieve de deuda más déficit, podría complicarse el escenario. No tanto como para estallar, según el propio presidente Macri dramatizó en diálogo con el periodista Marcelo Longobardi por la CNN.

Claro que por algo Macri dijo lo que dijo en la CNN. Alguien, evidentemente, lo está advirtiendo al presidente. A esta altura del atraso cambiario, para que no se frene la actividad, o se bajan los impuestos o se bajan las tasas. Como en lo inmediato la presión impositiva no puede ceder, el escenario se complica si se insiste con la súper tasa.

Cansado de discutir, el ministro de Finanzas decidió enfrentar al Central con la política de los hechos consumados. Y lo desafió en la cancha, haciendo lo que mejor sabe. Colocando bonos.

Como Sturzenegger es independiente y lo acusan de no coordinar las decisiones con el gabinete económico, Caputo directamente salió al mercado a licitar sus propias Lebacs. Se llaman Letes en pesos a corto plazo, y ayer en el debut se licitaron varios puntos debajo de lo que pagan las Lebacs del Central: 26,5% contra 30%.

Es decir que las Lebacs de Sturzeneger pagan más tasa que las Lebacs de Luis Caputo. Como si fueran dos Gobiernos, nunca visto.

Entre banqueros interpretan que el ministro de Finanzas quiere demostrar que no hace falta pagar 30% para absorber pesos. Si la inflación en 23%, por qué pagar 29% la lebac si se puede pagar 25% o 26%. Los banqueros, casi en actitud corporativa, se ponen del lado de su ex colega. Varios venían advirtiendo que las lebacs estaban demasiado altas. Además es siempre tensa la relación entre los bancos y el Central: nunca los regulados ven bien a su regulador.

Parecería que toda la discusión es en el margen. Si las tasas tienen que ser 30% o 25%. Pero también sobre el dólar. Si debe estar en 18 o en 20. Y por supuesto en cómo se movería el tipo de cambio en el verano. Por las dudas, los turistas argentinos en el exterior que tengan fondos en sus cuentas, deberían consumir con tarjeta de débito, para cerrar cambio el día que efectúan la compra y no esperar a pagar un mes más tarde.

En lo inmediato los mercados siguen apostando al peso. Ayer el dólar volvió a la baja e incluso el carry trade ahora se podría potenciar y más dólares podrían ingresar para la bicicleta con las tasas en pesos. Porque resulta que las Lebacs de Caputo tienen Euroclear y se pueden comprar afuera. Incluso algunos apuestan a que podrían zafar del impuesto recientemente aprobado en el Congreso, ya que los fondos extranjeros pagarían renta si compran la Lebac de Sturzenegger, pero estarían exentos si van por la lebac de Caputo. La disputa es tan profunda que el ministro de Finanzas invitó a las compañías de seguros y a todos los entes nacionales, incluso bancos provinciales, a que vendan las Lebacs del Central para comprar las que emite el Tesoro, es decir las que firma él.

Hay un problema adicional. En la reciente autorización para aumentar 200 mil millones el gasto este año, unos 80 mil millones se destinan a pagar los intereses de la deuda en pesos. El modelo gradual de financiar el déficit con deuda no es gratis. Todo lo que ahorra el Gobierno con los recortes de subsidios vía los impopulares aumentos de tarifas o el disgusto con los jubilados, se terminan yendo en los intereses de las lebacs. Más de 350 mil millones en 2018, solo por ese rubro.

Las Lebacs, sean de Stuzenegger o de Caputo, son la consecuencia del gradualismo. Eran unos 300 mil millones cuando llegó Cambiemos al poder en diciembre de 2015, hoy el stock se multiplicó por cuatro. Es válida la discusión en el margen, en qué nivel tiene que estar la tasa. Pero está claro que el problema de fondo es siempre el mismo: se gasta mucho más que lo que se recauda y esa ecuación no se puede resolver por las buenas. Como la sociedad no se banca el ajuste los formadores de opinión lo cuestionan. Y entonces el Gobierno prefiere no actuar. Igual que con los piquetes. Condenados al éxito!

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