Gastón Portal: “Ahora la TV Pública es más plural que con los K

Concentrado en sus proyectos de cine y series, analiza el mapa de la ficción y los shows de noticias en la Argentina. Y le pone fecha de vencimiento a las señales tradicionales ante la avanzada del streaming.

Distancia: "Espacio o intervalo de lugar o de tiempo que media entre dos cosas o sucesos . En 2016, con la venta de su porcentaje de GP Media –la productora que nació en 1994, al calor del éxito del programa PNP–, Gastón Portal oficializó su distanciamiento de la televisión, al menos como productor. “La verdad es que ya había tomado la decisión de no hacer otra cosa que lo que tenía ganas. Había puesto una productora pensando en hacer ficción... Bueno, no me salió. Entonces, tal vez, si probaba no teniendo la productora... ¡Y me salió mejor! , concluye, entre risas. Ahora, a la distancia, dedicado completamente a la ficción, el creador de exitosos ciclos como RSM e Intratables se permite una de las cosas que mejor sabe hacer: repasar pasado, presente y futuro de la tevé.

Hace unos años le diste el certificado de defunción a la televisión de aire. ¿El futuro de la ficción está en las plataformas digitales?

No veo que los canales tengan ningún tipo de determinación en el futuro de la ficción. Creo que ahora no son más que plataformas donde poner contenidos. Siguen siendo opciones muy populares todavía, pero no son las únicas. Y eso tiene fecha de vencimiento. No hay que ser un gurú para saber cómo van a ver televisión las nuevas generaciones: sólo hace falta tener hijos. No hay posibilidad de que mi hija, de 8 años, cuando tenga 25 vaya a ver un contenido que sale los martes a las 23 en Canal 9. Entonces, no sé hacia dónde va la televisión, pero hacia dónde no va creo que es evidente.

¿Cuál es el balance de tu experiencia en este formato hasta ahora?

Para mí es una gran oportunidad para hacer ciertos contenidos de ficción más elaborados que, por una cuestión de plata, son imposibles de hacer en la Argentina si no están financiados o dentro de un arreglo mayor. Como es el caso, por ejemplo, de Polka, que cada tanto hace una: no gana plata pero tiene los beneficios por las tiras. Con lo que cuestan estas series, la posibilidad de recuperar la inversión con la publicidad de un canal es utópico, casi. Entonces, estas nuevas plataformas te dan esas posibilidades que ya no existen a nivel local. Y, aparte, te permiten trabajar internacionalmente, una oportunidad que era totalmente impensable para nosotros antes.

Tus últimos trabajos (Las 13 esposas de Wilson Fernández y La última hora) se transmitieron por la Televisión Pública, ¿encontraste ahí el espacio que no conseguiste en los canales privados?

En la televisión de aire están repartidos –hace rato, ya– los pocos nichos que existen y es casi imposible penetrar ahí. La realidad es que hay dos canales que hacen ficción: Telefe y El 13. Por un lado, sería inconcebible que El 13 acepte otra productora más que la propia; y en Telefe trabajan con tres o cuatro pero tampoco tienen mucho espacio para seguir incorporando. Por lo tanto, no hay muchas opciones. La verdad es que cuando uno hace algo de lo que se siente orgulloso, quiere que lo vea la mayor cantidad de personas. Entonces, es obvio que uno preferiría que salga en un canal que tenga más rating para que llegue a más personas. Los canales no son como un equipo de fútbol, en el sentido de que se muere con la misma camiseta, sino que son lugares que te permiten visibilidad. Me parece que la TV Pública tuvo, de todos modos, un target muy interesante que hizo disparar el boca en boca en las redes, porque es un público realmente acostumbrado a contenidos más ricos o fórmulas menos comerciales.

El cine fue tu gran asignatura pendiente durante 20 años. ¿Cómo fue el reencuentro?

En realidad, empecé a haciendo ficción en el ‘90 y mientras surgió PNP, que es lo que terminó haciéndome tener una productora de entretenimientos. En esa época, estudiaba en la Universidad del Cine con todos mis ‘compañeritos’: Damián Szifron, Mariano Llinás, Jazmín Stuart, Nico Goldbarg, Ana Katz. En la misma ‘aulita’ estábamos. Siempre tuve al cine en la cabeza y armé una productora con la idea de hacer ficción. Lo que pasa es que es tan difícil la tele –porque siempre trata de encasillarlo todo– que no pude hacer otra cosa que programas de archivo y de entretenimientos en general. Y, bueno, eso me fue llevando... Pero no reniego de nada, porque vos terminás haciendo lo que fuiste trabajando durante toda tu vida. Para mí, todo este tiempo no fue perdido sino invertido en llegar, con la cabeza que tengo ahora, a hacer otras cosas. Leo guiones que escribí hace 15 ó 20 años y hoy no los filmaría, me parece que soy otra persona. De alguna manera, hasta respiro aliviado.

¿Cómo analizás el conflicto del Incaa?

Me parece bárbaro clarificar y limpiar. Pero no limpiar de gente, sino limpiar las formas para transparentar cómo se hace cine. ¡Perfecto! Creo que nunca terminó de ser súper transparente el Incaa, y todos lo sabemos un poco. Pero la posibilidad de que, en realidad, el tiro fuera, por elevación, a quitarle presupuesto y, con eso, casi terminar de un plumazo con una industria de tanta calidad y que tiene tanta necesidad de darle voz a la identidad de un país... Y, prefiero ser paranoico. Nunca sabremos si era una cuestión de paranoia o si se detuvo la tempestad a tiempo. Creo que está buenísimo que el Gobierno haya explicado que de ninguna manera se iba a tocar nada, ni los presupuestos ni la convergencia. Saltaron todos: saltó (Juan José) Campanella, (Adrián) Suar... ¿Por qué creés que saltaron? Habiendo la grieta que hay, nunca estuvo tan unificada la industria del cine. Sinceramente, creo que es eso: dejar en claro qué se necesita y, tal vez, anticipar la locura de los locos. En este caso se trabajó rápido y estuvo bien.

¿Cómo ves la evolución de Intratables, siendo ‘el padre de la criatura’?

Es muy interesante analizarlo sociológicamente, porque es representativo de la comunicación y de las necesidades de hoy. Es gracioso, porque representa muchas de las características o de las cualidades que tiene que tener un contenido para ser consumido en las redes audiovisuales no tradicionales y, al mismo tiempo, es un bastión de la televisión en vivo. Y logró mostrar que en los programas periodísticos –que caían, caían y caían, no se sostenían, salvo lo que hacía Jorge Lanata de show de investigación, que estaba buenísimo–, de alguna manera, la forma es más importante que el contenido para la mayor parte de los espectadores. El grito, la presencia, la viveza para usar tu minutito... Nadie puede discutir un tema seriamente en un minuto ni decir un pensamiento profundo en tres y, encima, con 8 tipos más gritando. No hay ninguna posibilidad. El que busca eso, realmente es alguien que no piensa de manera profunda. Pero, al mismo tiempo, ahí se expresan todas las voces. En un momento en que, con la grieta, uno no era periodista si no decía lo que pensaba, sin importar lo objetivo, y que se tiraba a una especie de circo romano en el que Santiago del Moro es el domador, es como que vale todo. Me parece muy interesante en lo que se transformó Intratables.

¿Como comparás la política cultural K versus la de Cambiemos?

Es muy amplio... Porque una cosa es no apoyar financieramente al teatro, como pasa ahora, que hubo una reducción; y otra es la elección de hacer tal o cual programa dentro de un canal. Sinceramente, creo que es mucho más plural la TV Pública de este Gobierno que la del anterior, no hay duda. 678 es un programa que me parece interesante por su estructura y formato, pero cualquiera que haya estudiado un poquito de propaganda política o haya leído algo de (Antonio) Gramsci sabe que era lo menos parecido a periodismo que se vio en los últimos tiempos.

La versión original y completa de esta entrevista fue publicada en la edición 191 de Clase Ejecutiva, la revista lifestyle de El Cronista Comercial.

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