La historia de la argentina que podría ser santa
En “Descalza: la mujer que desafió a los poderes , se narra la vida de María Antonia de Paz y Figueroa, popularmente conocida como Mama Antula. Beatificada en 2016, en el siglo XVIII, recorrió 4.000 kilómetros para mantener viva la obra de los jesuitas en el Río de la Plata, donde frecuento a varios de quienes, luego, serían protagonistas de la Revolución de Mayo.
Reuniones con los miembros de la Primera Junta, 4.000 kilómetros recorridos descalza para mantener vivo el espíritu de la compañía a la que pertenece el actual Papa y varios milagros en su haber. Con estos datos, pareciera estarse hablando de uno de los personajes más importantes de la Argentina. Sin embargo, la historia de María Antonia de Paz y Figueroa recién tomó notoriedad cuando se realizó su beatificación, en 2016, proceso que estuvo estancado por más de 100 años. “Con su ejemplo y acción, se fue gestando nuestro país, ya que fue una referente importante en la sociedad colonial , afirma Cintia García, co-autora de “Descalza: la mujer que desafió los poderes (Editorial Santa María) junto a Nunzia Locatelli y Gisela García.
Luisa Sánchez Sorondo es una de las descendientes de Mama Antula, como se la conocía por la traducción de su nombre al quichua, y fue el nexo para que las tres autoras se unieran en este proyecto. Locatelli, periodista italiana, y García, licenciada en Administración de Empresas, ya se conocían porque, juntas, habían realizado el documental “El camino del Ángel , sobre el Papa Francisco. Por su parte, Suárez escribió un libro sobre la beata con un perfil más académico. “Tratamos de darle una vuelta a ese texto y transformar los datos en una narración histórica , detalla Locatelli.
Casi seis años de investigación incluyeron testimonios que se transmitieron de generación en generación y hasta cartas escritas por la mismísima Mama Antula. Criada en una familia acomodada en Silípica, Santiago del Estero, la actual beata se acercó a la Compañía de Jesús fascinada por la obra social que realizaban con los más necesitados. Cuando Carlos III, rey de España, y el Papa Clemente XIV decidieron suprimir a los jesuitas, en 1767, Mama Antula asumió la misión de mantener viva la llama de la orden religiosa. “Ella recorrió varias provincias y caminó de Santiago del Estero a Buenos Aires descalza, reabriendo las casas de los jesuitas , explica García. Mientras que la primera parte del libro se centra en el aspecto histórico y cultural, la segunda mitad pone foco en una serie de testimonios que narran hechos inexplicables relacionados con la santiagueña.
El 27 de agosto de 2016, Maria Antonia de Paz y Figueroa fue beatificada con una ceremonia celebrada en su provincia natal y el Papa Francisco fue uno de los principales impulsores de este hecho. “Si ella no hubiese mantenido latente ese legado, tal vez, no habríamos tenido un papa jesuita argentino , señala García. Además de incluirla en varias de sus homilías cuando era arzobispo, el Sumo Pontífice llegó a declarar que “esa mujer vale oro . Su caso estuvo estancado desde 1905. No obstante, los procesos se aceleraron en el último tiempo y solo falta un paso para que se convierta en la primera santa mujer de la Argentina. Locatelli asegura que “sólo falta el reconocimiento de un milagro . Sin embargo, García apunta que, en Santiago del Estero, siempre la llamaron “santa .
Aunque falleció en 1799 y no llegó a ver el ascenso de la Primera Junta de gobierno, varios de sus miembros eran asiduos visitantes de la Casa de Ejercicios Espirituales que ella fundó en Buenos Aires. “Al principio, cuando llegó, pensaban que era una bruja. Pero, con su perseverancia, se ganó el respeto de todas las clases sociales , cuenta García y agrega que personajes como Manuel Alberti y Cornelio Saavedra tuvieron diálogo con ella.
El libro, que cuenta con un capítulo presentación escrito por la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, tuvo su presentación en la Feria Internacional del Libro 2017. “Una mujer de acción es la frase que repiten una y otra vez las autoras para definir a Mama Antula, cuyas cartas fueron traducidas a siete idiomas y se las toma como referencia en conventos de Europa. “Nosotras tres venimos de mundos distintos. Pero esta mujer nos unió para contar su historia , finaliza García.
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