De Sevilla a Granada: conocé 'la ruta del flamenco' en España

Itinerario que recorre la historia, los tablaos y las vidas de quienes dieron lugar a la tradición musical más importante del sur ibérico, entre bellezas naturales y arquitectónicas de la antigua España árabe.

La guitarra y ese canto inigualable de los andaluces, mientras el batir de palmas acentúa una forma de danza que traza figuras en el suelo, expresa siglos de tradiciones y secretos. Aficionados o profesionales del flamenco se reúnen y expresan su lirismo mediante palabras como "duende", "misterio", "pellizco" o "quejío". En las cuerdas y las voces se escuchan las historias de una España mozárabe y gitana, la tierra que dio nacimiento al flamenco.

Sus orígenes están por la zona de la Baja Andalucía, donde alrededor del siglo XVIII comenzó a formarse esta particular forma de arte signada por una profunda raíz popular. Su historia está llena de misterios y belleza, y para develar sus enigmas no hay nada mejor que recorrer sus caminos, pasearse por sus barrios y, por supuesto, visitar sus tablaos.

Sevilla es el lugar ideal para comenzar una excursión por el flamenco, más específicamente el barrio de Triana, a orillas del río Guadalquivir. Andando por sus calles puede encontrarse la Tertulio Flamenca Don Cecilio de Triana, donde cada jueves se reúnen los aficionados del barrio y cantan sus coplas arrabaleras en soleá y toná (de cuatro o cinco versos). Allí cerca se puede visitar la Casa de Anselma, en la que todas las noches hay alguna presentación y, llegando a la calle Fabié, pasar por la casa natal de Naranjito, una leyenda entre los cantaores sevillanos. Entre las muchas fotos suyas que se conservan, está aquella en la que se lo ve de niño, saliendo de una enorme torta para recibir a Eva Perón en su paso por Andalucía.

 

Ruta de genuinos sonidos

Luego de Sevilla, yendo hacia el sur, está Morón de la Frontera, lugar de origen de grandes guitarristas. Se dice que uno de sus habitantes, Paco de Lucena, fue quien creó la armonía modal básica del sistema musical andaluz en el siglo XIX, que se sigue enseñando de maestros a discípulos en la actualidad. Un paso por aquí tiene como cita infaltable la Tertulia Flamenca El Gallo y el Bar Alemán, donde es posible apreciar a estrellas locales, tales como la bailaora Patricia Guerrero y el cantaor El Andorrano.

El camino sigue más hacia el sur, en Jerez de la Frontera. La música allí confluye en el antiguo barrio de Santiago, en bares como el Arco de Santiago y la Taberna Flamenca. La hermosura de la ciudad se ve bien concentrada en el patio y las salas del Centro Andaluz, en el Palacio de Permartín, y por supuesto, la recorrida no está completa sin pasar por las famosas bodegas que hacen que el nombre de la ciudad resuene en todo el mundo.

Pasando Jerez, cerca de Cádiz, se encuentra San Fernando, donde nació uno de los mayores mitos de esta historia. Su nombre fue José Monge Cruz, pero se lo conoció con la identidad que adoptó luego de abandonar toda pretensión de ser torero para volcar de lleno su voz al torrente del flamenco: Camarón de la Isla. Es infaltable andar por el barrio de su infancia, Las Callejuelas, así como por la Venta de Vargas, en el callejón del Carmen, donde dio sus primeros pasos como artista. Y más allá, el camino sigue hacia el humilde barrio de El Rinconcillo, en Algeciras, donde nació otra leyenda, un tocaor que conformaría con Camarón el dúo más importante del flamenco: Paco de Lucía.

 

Los barrios flamencos

Nacido como Francisco Sánchez Gómez, pero se hizo conocido como Paco de Lucía, uno de los guitarristas más reconocidos y famosos de España. La devoción de su pueblo se percibe en la estatua erigida en su honor, y en la Sociedad de Cante Grande y el Conservatorio que llevan su nombre. Además, vale la pena una visita por el hermoso cortijo de La Almoraima, que queda en las afueras de la ciudad, y que fue inspirador de una canción considerada entre las más hermosas del género.

Siguiendo luego hacia el noreste, el itinerario lleva a la Sierra de Ronda, un espectacular cañadón muy elevado atravesado por un puente, donde el bailarín Antonio Ruiz Soler dio una actuación memorable, para llegar finalmente a Granada. En la capital, los principales barrios flamencos son el Albaicín y el Sacromonte, ambos cerca de La Alhambra. El Sacromonte es un excelente lugar para ver lo mejor del arte local, en las llamadas 'cuevas', como la Zambra de María La Canastera o La Venta El Gallo. La jornada puede concluir con una visita al mirador de San Nicolás en el Albaicín, para luego pasar por la peña más antigua del lugar, La Platería, donde a menudo se puede disfrutar de un recital de flamenco.

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