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La jugadora de Las Leonas que pensó en dejarlo todo: "Llegar es difícil, pero mantenerse es lo más desafiante"

Agustina Albertario empezó a jugar al hockey a los cinco años y a sus 16 la seleccionaron para jugar en Las Leonas. Hoy es una figura destacada y sigue sumando medallas en su carrera profesional.

Agustina Albertario nunca pensó que el hockey se iba a convertir en una pasión. "No me mataba, solo me gustaba compartir un juego en equipo", dice. Empezó a jugar al hockey a los cinco años en el colegio Silos de Cañuelas, pero después se mudó, empezó a jugar en el Club Pucará, en Burzaco, y pronto, a entrenar sola. "Me gustaba mucho entrenarme físicamente, buscar mi mejor versión y llevar el cuerpo a límites que no conocía", cuenta, y dice que, en parte, eso fue lo que la llevó a destacarse y estar en el seleccionado argentino.

Hoy la delantera del equipo tiene dos medallas olímpicas -en Tokio y en París este año-, y fue finalista en el Mundial de hockey en 2022.

- ¿Cuándo empezaste a jugar profesionalmente?

- Hice procesos Juniors, pero a los 16 años el "Chapa" (Carlos) Retegui me llamó a Las Leonas así que desde esa edad nunca dejé. Por suerte me pude mantener que es lo más difícil. Ahora tengo 31 y sigo ahí, soy una privilegiada.

- ¿Por qué decís que lo más difícil es mantenerse?

- Porque llegar es difícil, pero estar ahí en el día a día y mantener el nivel es duro, es lo más desafiante. Siempre se pasa por listas antes de cada torneo, la cabeza, son muchos factores y a veces juegan en contra, así que mantenerse es difícil porque uno deja muchas cosas de lado, es un esfuerzo constantemente, peleas para disputar un puesto. 

- ¿En algún momento dijiste "dejo todo"?

- Sí, tuve momentos en donde las cosas no salen como uno quiere y la cabeza te empieza a jugar en contra. Tuve esos momentos, pero por suerte me pude poner a pensar lo que me había costado llegar y todo lo que había dejado de lado. Para mí era un sueño estar ahí. Así que son esos momentos en los que uno se sienta a charlar con su propia cabeza y tiene que revertir las situaciones.

- En julio fueron los Juegos Olímpicos, ¿qué significó para vos que Las Leonas se llevaran la medalla de bronce?

- Tengo el privilegio de haber jugado tres Juegos Olímpicos, este fue mi tercero, y cada día que pasa me pongo a pensar y a ver la magnitud del torneo, es algo increíble. No todo el mundo tiene la posibilidad de jugar un Juego Olímpico, pensá que somos tantas personas, tantos habitantes en el país y en mi deporte solo viajan 16, así que es una locura. Obviamente no era el color de la medalla que queríamos ir a buscar, pero no deja de ser una medalla olímpica, algo que no todo el mundo tiene. Yo tengo la suerte de tener dos, así que es un privilegio total.

- ¿Qué se te cruza por la cabeza antes de jugar un Mundial o un Juego Olímpico?

- Con el tiempo uno aprende muchísimo a canalizar los nervios. Obviamente uno tiene mucha ansiedad, pero me pasa más que nada en la instancia de cuartos de final, en un torneo importante como un Mundial o un Juego Olímpico, porque es una instancia que, o te deja fuera de todo, o te abre las puertas. Cada cuarto de final que tenemos, la noche anterior casi no duermo, se te pasan muchas situaciones por la cabeza. Uno hace tanto esfuerzo y un partido te puede dejar afuera de todo. Pero con el tiempo uno empieza a calmarse un poco más.

- ¿Cuáles son los desafíos que hoy te toca enfrentar?

- Ahora estamos en un año bastante relax. Después de los Juegos Olímpicos todo se calma. Pero estoy descubriendo lo que es la vida un poco sin el deporte de alto rendimiento y todo eso es un proceso: empezar a ver cómo es la vida sin algo que lo tuviste siempre, que no sabés otra cosa que no sea levantarte a la mañana, ir a entrenar, volver, dormir la siesta y volver a entrenar.

- ¿Los ves como tus últimos Juegos Olímpicos o cómo ves tu carrera profesional hasta el momento?

- Trato de ir día a día, es un proceso de cuatro años que uno cree que es mucho, pero pasa volando. Obviamente también empiezo a analizar las prioridades de mi vida. Yo le di mucho al deporte, hace muchos años que estoy en seleccionado y a veces es difícil porque uno tiene que dejar todo de lado para estar ahí, pero por ahora tengo ganas de seguir. Por eso digo ‘es paso a paso, torneo a torneo' y más adelante veré. Pero obviamente uno siempre quiere jugar otro juego olímpico. Tengo 31 y hablando en edad llego perfecto, pero pasan miles de cosas en el medio también.

- ¿Cuáles son esas prioridades en la vida que empezás a analizar?

- Hoy estoy en pareja, me encantaría tener una familia y yo siento que a veces los hijos y el deporte de alto rendimiento son difíciles de combinar, si bien hay un montón de atletas que lo hacen y me saco el sombrero por ellas. Yo pienso que el día que tenga mi familia, voy a parar mi vida y me voy a dedicar a ellos. Entonces creo que eso no va mucho de la mano, en mi forma de ver.

- ¿Pensás en algo por fuera del deporte, meterte en un ámbito que nunca te imaginaste?

Me gusta mucho el tema de la moda, me gustaría empezar algo asociado a eso, pero no estudié nada referido. También creo que me gustaría enfocarme por el lado de la tele como periodista, no sé si periodista deportiva, pero me gustaría ir por ese lado también.

- ¿Qué te dio el deporte que hoy lo trasladás a tu vida en general?

- Yo esto que soy en el deporte lo aplico a la vida siempre. Siempre fui así, una persona que iba por todo eso que quería e intentaba lograrlo. La palabra ‘no', no existe para mí sinceramente. Pero lo digo humildemente, no por el hecho de ser una creída, sino porque lo busco y trabajo día a día para eso. Creo que está buenísimo, el deporte te forja mucha personalidad.

- ¿Cuál identificás como el mejor momento de tu carrera?

- El mejor momento fue la final olímpica en Tokio, fue uno de los mejores momentos de mi vida, obviamente si bien el resultado no nos acompañó, ya el hecho de estar jugando una final olímpica era una cosa increíble. También cuando me llamaron a mi primer mundial que tenía 20 o 21 años, era una niña, estaba en el equipo con Lucha Aymar y eso fue increíble porque soy una privilegiada de haber podido compartir cancha con ella y con el equipo increíble que teníamos.

- ¿Aprendés de tus compañeras?

- Obvio. De Lucha (Aymar) me quedó cómo ella predicaba con el ejemplo y yo intento aplicar eso en el día a día con mis compañeras y en la vida: predicar con el ejemplo y no con las palabras, porque a veces a las palabras se las lleva el viento. No importa si hace un año, tres años, o 15 años que estás en Las Leonas, uno siempre tiene que ir para adelante e intentar ser el mejor.

- ¿Crees que ocupás un rol de modelo para la mujer en el deporte?

- Sí, puede ser. Uno capaz en el día a día no se da cuenta de lo que representa, creo que Las Leonas, cualquiera de las jugadoras, puede ser un modelo perfecto porque es un deporte que se viene manteniendo en la élite hace muchos años y creo que eso no es algo normal en el deporte argentino.

- ¿En qué sentís que podés influir a las mujeres de hoy?

- En el sentido de que se puede lograr todo lo que una se proponga. Obviamente con mucho esfuerzo y mucha fortaleza mental. Hoy en día ser mujer es difícil, pero nadie puede decirte qué hacer y qué no, porque podés conseguir igual o muchas cosas más que un hombre. Somos personas completamente distintas, pero la mujer tiene mucho poder.

- ¿Qué estás haciendo puntualmente en Uruguay?

- Estoy en Uruguay hasta diciembre con mi novio por un tiempo y estoy tratando de fomentar el deporte acá. Uruguay está en crecimiento y creo que puedo aportar un poco de mi experiencia. Trabajo con el Club Biguá, hago clínicas, voy con las divisiones inferiores, entreno con las chicas, estoy haciendo foco en eso. Estoy contenta porque la gente es súper agradecida.

- ¿Qué consejos les darías a las chicas o a mujeres que se quieren meter en el deporte?

- Que primero disfruten, porque es un deporte hermoso. No todo es la Selección, yo tengo amigas y llegué a la Selección gracias a mi club también. Si quieren llegar a algo, primero ser humilde siempre, y darlo todo, dar el cien. Porque si uno va y da el cien, las cosas llegan. Obvio que hay mucho trabajo atrás, pero siempre con compromiso y humildad. 

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