Muchas veces los gobiernos han tomado medidas desastrosas, imponiendo coactivamente regulaciones que, obviamente, coartaron el desarrollo natural del mercado. Pero esta nueva autorización para comprar dólares para ahorro, por caso, de tan ridícula da vergüenza ajena. Durante estos días, se evidenció que lo que han hecho los compradores es hacer la diferencia la bicicleta financiera superior al 30% entre el dólar oficial con el recargo y el blue, algunos los vendieron inmediatamente en el negro y otros los guardan bajo el colchón porque el gobierno está consiguiendo la vuelta de la sicosis del corralito, gran invento siquiátrico de Cavallo.

Pero la situación, que ni siquiera puede llamarse bizarra sino todavía más insólita, no termina aquí. Resulta que el BCRA aprobó pocas operaciones de comercio exterior. En el Mercado Abierto Electrónico (MAE), donde se realizan cambios de los bancos y las transacciones de exportadores e importadores, se negociaron el miércoles 29 de enero solo u$s 133 millones cuando lo habitual es u$s 250 millones resintiendo la producción que se nutre de estos insumos. Producción ya golpeada doblemente por la inflación: la gente que deja de comprar por el aumento de precios y el gobierno que les pone máximos. Y, aun así, el miércoles 29 de enero las reservas cayeron u$s 181 millones y se ubicaron en u$s 28.520. En lo que va de enero, bajaron 2.079 millones. Y este retaceo a los importadores se hizo para cumplir con la venta de divisas a los pequeños ahorristas bicicleteros.

Ahora, a pesar de haber subido el BCRA las tasas de interés al 26% absorbiendo una cantidad récord de circulante, el dólar sigue subiendo sin techo. Todo este panorama se parece mucho al inicio de una hiperinflación. Y un dato no menor, la cada vez más sobreabundante regulación estatal está logrando enormes pérdidas económicas como consecuencia de la pérdida de horas-hombre lidiando con los trámites burocráticos.

Pero el cuento no termina acá. Resulta que, el BCRA, venía los últimos meses vendiendo dólar a futuro barato para contrarrestar las expectativas de devaluación. Pero con la fuerte depreciación de la semana pasada tuvo que reponer las diferencias cambiarias, lo que implica la emisión de nuevos pesos con lo que habría inyectado unos $ 4000 millones por las operaciones a futuro.

El gobierno especula con aguantar hasta mediados de marzo, cuando aparezcan los dólares de la cosecha. Entretanto, el BCRA ahora quiere acorralar a los exportadores para que liquiden sus dólares retenidos como lógica consecuencia de este disparate de manejar y tan desprolijamente al mercado cambiario. Se calcula que hay alrededor de u$s 5000 millones aún no liquidados. Y, a no dudarlo, en marzo harán lo imposible por no liquidar sus dólares mientras el gobierno se empeñe en mantener el oficial bajo, y así el BCRA tendrá que resignar aún más reservas.

Si el gobierno decidiera una fuerte devaluación se encontrará con innumerables problemas, empezando con una estampida debocada en el ndice de precios al Consumidor (IPC). Y, como la drástica baja del gasto público, que detenga la exagerada emisión, y la desregulación, que permita el natural crecimiento del mercado, son medidas neoliberales vamos camino de un estallido que el gobierno pareciera prepararse para solucionar al estilo bolivariano.