El martes pasado, Mariano Mayer, presidente de la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (Arcap), se preguntó en el escenario de La Ballena, el auditorio principal del Palacio Libertad, si invertir en la Argentina "es una decisión racional o emocional". Nicolás Szekasy -uno de los speakers del evento anual, al que asistieron 1200 personas, el doble que en 2024- tiene algo para decir sobre eso. Economista (UBA), en 2000 dejó la banca de inversión para sumarse al start-up que Marcos Galperin había iniciado el año previo, en un rincón de un garage de Saavedra: Mercado Libre.
Szekasy -que había hecho el MBA de Stanford un par de años antes que Galperin y Hernán Kazah, otro de los cofundadores de la empresa- fue CFO hasta su salida a la Bolsa de Nueva York, en 2007. Desde entonces, se desempeñó como angel investor de distintos start-ups, vocación que formalizó en 2011 con la fundación de Kaszek. Gestado con Kazah, hoy es el mayor fondo de venture capital de América latina, con u$s 3000 millones recaudados y cuyo portfolio actual tiene más de 80 empresas invertidas. Entre ellas, gigantes regionales como la fintech brasileña Nubank, la retailer mexicana de autos Kavak y la alimenticia NotCo, además de crecientes emprendimientos argentinos, como Tapi, Lemon y Pomelo.
"Hay un ADN del emprendedor argentino, que hace que, en las buenas o en las malas, puede arrancar y construir compañías muy interesantes desde acá", reflexiona. "Por supuesto, desde 2023, se respira otro aire. Hay una orientación mucho más hacia los mercados, con eliminación de regulaciones ridículas y trabas que facilitan la vida de los emprendedores. En vez de tener que operar con viento de frente, pueden hacerlo con viento de cola. Todo eso multiplica sus probabilidades de éxito. Es un contexto muchísimo más amigable para emprender", avanza. "Los emprendedores no necesitan que los ayuden: necesitan que les saquen los pesos de encima", define, en su diálogo con El Cronista.
En un punto de su vida, dejó la carrera corporativa para "irse a algo de Internet". ¿Qué vio en ese momento y qué de esa Mercado Libre mira hoy como inversor?
Empiezo por la primera historia. Siempre me sentí muy emprendedor. Mi padre era empresario pyme, así que en casa se vivía un espíritu de emprendedurismo. Después de estudiar Economía en la UBA, me fui a hacer el MBA de Stanford. Era bastante pionero, muy pocos argentinos habían ido. Me atraía mucho lo que conocía y escuchaba. Hay que contextualizar: era la era pre-Internet, con el acceso a la información mucho más limitado. Me interesaba mucho vincularme con una universidad tan conectada con la tecnología y el emprendedurismo. Cuando volví, mi primera oportunidad laboral fue más corporativa. Pero siempre tuve esa inquietud de que quería emprender y me sentía más atraído por una experiencia como emprendedor que como ejecutivo.
¿Qué pasó para que diera el salto?
Sobre finales de los '90, empezó a aparecer esta nueva tecnología que se llamaba Internet. Fue un boom, una revolución en el mundo. Entre muchas otras cosas, significó que era factible hacer una compañía de tecnología sin la necesidad de ser un ingeniero en sistemas hardcore. Hasta ese momento, los emprendimientos tecnológicos habían sido más de hardware. Empecé a mirar muy curiosamente qué hacer. Pensé en algunas cosas para lanzar por mi cuenta. Eso coincidió con que Marcos (Galperin) y Hernán (Kazah), que fueron a Stanford un año después que yo, estaban volviendo a la Argentina. Lanzaban Mercado Libre y se cruzaron los caminos.
¿Qué fue lo que lo atrajo?
Me pareció que sumarme a esa visión, que estaba clara, era la mejor decisión. Había una referencia en los Estados Unidos: eBay, que en ese momento era la compañía de Internet más exitosa del mundo. Fue la combinación de un deseo personal, de lo que yo quería hacer, con una oportunidad concreta que se cruzó. En ese momento, cuando lo comentaba con colegas, la decisión les parecía horrible. Era un salto al vacío. A mí, me parecía evidente, obvia. Clarísima. Iba a estar canalizando mi energía, mis habilidades, en el lugar donde quería estar.
¿Qué era esa visión tan "evidente y obvia"?
La visión era que, gradualmente, el comercio se volcaría, al menos en parte, hacia transacciones digitales online. Parecía bastante obvio. Para un pueblo en el medio de la Argentina o de Brasil, las oportunidades de acceso al consumo eran mucho más limitadas que para quien vivía en una gran capital. Democratizar el comercio era algo bastante intuitivo, que lograría que hubiese un inventario infinito de productos para todos los ciudadanos y consumidores de todos los países de América latina. Esa visión ya contemplaba que hubiese herramientas de pago digital para facilitar esas transacciones. Todo parecía intuitivamente muy claro. Por supuesto, después, hay que ir y hacerlo.
"Necesitamos varios años de claridad en las reglas de juego. Los emprendedores no necesitan que los ayuden: necesitan que les saquen los pesos de encima. Dejándoles el camino allanado, van a resolver, generar valor y resolver necesidades que tengan los individuos y las empresas. No necesitan mucho para eso. Simplemente, que no los estén cascoteando en su vida diaria".
¿Cómo fue su transición a inversor?
Estuve 10 años en MELI y, como CFO, me tocó liderar el IPO de 2007. Eso generó me generó mucha visibilidad. Después de eso, empecé a recibir todos los días mails o llamados de emprendedores de toda América latina. Me contaban qué hacían, en qué estadio estaban y me preguntaban si yo o Mercado Libre invertíamos en start-ups. Empezó a ser muy evidente que había una cantidad de oportunidades, un número relevante de emprendedores, y que existía una brecha con la falta de capital. Con el dinero en sí pero, también, de capital al estilo de Silicon Valley: alguien que no sólo te dé un cheque, sino que te acompañe durante 10, 15 o 20 años, hasta que la compañía madura. Se hizo bastante clara la idea de que había espacio para armar una firma de venture capital. Estuvimos un tiempo más con Hernán, decidimos salir y armamos Kaszek.
¿Qué miran hoy en un proyecto?
Lo que miramos está muy inspirado en nuestra experiencia en Mercado Libre. Llevamos mucho su ADN. Miramos, primero y principal, al equipo. Un start-up es una hoja en blanco. Sea un powerpoint que está empezando o de dos años, todavía muy embrionario, lo más importante es el equipo.
¿Por qué?
Ese plan inicial que hagan se va a cruzar en todo momento con contratiempos, vientos de frente y cambios de contexto o cambios competitivos. Ese equipo tiene que ir navegando y encontrando su camino. Buscamos un equipo que tenga una visión muy clara de lo que quiere ser. Mercado Libre tenía una visión muy clara: quería ser motor del crecimiento económico y los pagos digitales de América latina. Una visión muy clara y capacidad de ejecución. Hay muchos equipos con mucha visión pero sin capacidad de ejecutar. Y, a la inversa, equipos que ejecutan muy bien pero ejecutan el problema equivocado. Y, después, otras características intangibles.
¿Cuáles?
La pasión, por ejemplo. Si no tenés pasión, te pinchás en los primeros contratiempos. Resiliencia. Y liderazgo. Porque hoy pueden tener capital nuestro. Pero, en ese camino, en múltiples instancias, tienen que seguir atrayendo capital. Tienen que atraer al equipo, entusiasmar a la gente con que está haciendo algo y sumarla esa historia, a que dé el salto. Así que lo que vemos principalmente es el equipo. Hay mucho foco en eso. No cambió. Desde el día uno, nos concentramos en conocer al equipo y en ver estas características.
¿Y en cuanto al proyecto, al emprendimiento como negocio?
Tienen que estar pensando en un mercado que sea muy grande. A veces, hay equipos que quieren ofrecer una solución para un problema chico. Es igual de difícil armar una compañía de u$s 100 millones que una de u$s 10 millones. Enfocate en un mercado grande y, después, miramos modelos de negocios que tengan sentido, que puedan generar ventajas competitivas, cuáles son sus barreras de entrada... Que el equipo tenga una comprensión del negocio, con buenos márgenes. Que haya una intensidad de capital manejable. Equipo, tamaño de mercado y modelo de negocio. Es la fórmula que siempre estamos mirando.
Desde que empezamos, hace 15 años, vimos 30.000 compañías. Un promedio de 2000 por año. Invertimos en 150: una de cada 200. El filtro es muy exhaustivo. Invertimos en el 0,5% de las oportunidades que consideramos. De esas, a algunas les va extraordinariamente y, a otras, no tan bien. Pero nos hace hablar permanentemente con emprendedores en toda América latina.
En 2023, Kaszek levantó su actual fondo, por unos u$s 1000 millones. ¿Ya está todo invertido?
Fue el fondo VI. Empezamos con u$s 100 millones, seguimos con otro de u$s 135 millones, u$s 200 millones, u$s 600 millones, u$s 1000 millones y otros u$s 1000 millones. El actual empezamos a invertirlo en 2024. Estamos a mitad de camino. En cada fondo, invertimos en unas 25 compañías. Vamos por unas 10. Volveremos a levantar el próximo fondo dentro de 18 meses, diría.
En los últimos años, los emprendedores argentinos que buscaron inversión de venture capital tenían que mostrar un modelo de negocios internacional por dos razones. La primera, lógica, la escala. Y la segunda, para mitigar el riesgo argentino que podía significar depender de la inestable economía local. ¿Eso cambió? ¿Está camino a hacerlo? ¿Cuál fue la experiencia de Kaszek?
Estamos invirtiendo hace 15 años. Tenemos seis generaciones de fondos y, en todos, muchas start-ups argentinas. En el fondo II, invertimos en Technisys, una compañía de software que SoFi Techologies compró por más de u$s 1000 millones. Hace muchos años, también invertimos en Tiendanube, que es la empresa de software para e-commece más grande de América latina y, ahora, incursiona en pagos y servicios financieros. Y fue un equipo de fundadores, que salieron el ITBA y arrancaron la compañía. Con el fondo V invertimos en Pomelo y, más recientemente, en Tapi. Son compañías de infraestructura financiera, más tempranas y con potencial muy interesante. Invertimos en la Argentina independientemente de si la macro era caótica o un desastre.
En el pasado, en los años de populismo, había emprendedores argentinos muy destacados. Un ADN del emprendedor argentino es que, en las buenas o en las malas, puede arrancar y construir compañías muy interesantes desde acá. El ejemplo es Mercado Libre: empresa más valiosa de América latina y se desarrolló durante los últimos 25 años; muchos, de una Argentina muy desordenada y caótica.
¿Pero cambió la percepción entre los fondos de VC sobre la Argentina, más allá del talento de los emprendedores?
Por supuesto que sí, hay un cambio de aire desde 2023. Y hay una visión de la Argentina, una narrativa en la que se habla de capitalismo. Por alguna razón, la Argentina era una historia en la que la gente hablaba con incomodidad de capitalismo. Cuando el capitalismo es lo que permitió que los países más relevantes del mundo se desarrollen y nuestros países vecinos prosperen y progresen.
Hay en la Argentina una orientación mucho más hacia los mercados desde 2023. Se produjo la eliminación de regulaciones ridículas y trabas que facilita la vida de los emprendedores. En vez de operar con viento de frente, pueden operar con viento de cola. Todo eso multiplica sus probabilidades de éxito. Es un contexto mucho más amigable para emprender.
Parafraseando algo que se dijo en el Foro de Arcap: ¿ya volvimos a estar en "Why Argentina" en vez de "Why, Argentina"?
El emprendedor argentino tiene una muy buena reputación de ser resiliente y creativo. De tener una visión y ejecutarla. Se han construido compañías desarrollándose en la Argentina y América latina. Se armaron compañías globales. Esta reputación está. Cuando, en la Argentina, operábamos con un sistema macroeconómico o reglas que cambiaban todos los días y no tenían ningún sentido, eso generaba confusión en el inversor. La pregunta era a qué se debe que (los argentinos) hacen tan mal las cosas.
Por supuesto que, si ahora ven que hay una mirada de que creemos en los mercados, en los empresarios, en los emprendedores, en que el valor lo generan ellos, en que vamos a darles un campo de juego que sea liso y que les simplifique jugar bien a lo que saben hacer, lo miran con mucho beneplácito, muy positivamente.
¿Es suficiente con eso?
Lo que necesitamos son varios años de claridad en las reglas de juego. Los emprendedores no necesitan que los ayuden: necesitan que les saquen los pesos de encima. Dejándoles el camino allanado, van a resolver, generar valor y resolver necesidades que tengan los individuos y las empresas. Van a encontrar productos y servicios que se les ocurran innovadoramente a ellos para hacerles la vida mejor a los ciudadanos y a las empresas. No necesitan mucho para eso. Simplemente, que no los estén cascoteando en su vida diaria. Déjennos hacer, trabajar, y vamos a construir grandes compañías, con externalidades positivas para la sociedad.
Sobre ese punto hubo debate: si la inversión en la Argentina es algo racional o emocional.
Hay que limitarse a los hechos. La compañía más valiosa de América latina es Mercado Libre. Tiene el valor más alto. Más que Petrobras, más que Pemex, más que el Banco Itaú. Es un equipo de jóvenes argentinos que empezó con una hoja en blanco y fueron construyendo en la Argentina, y lo siguen haciendo desde la Argentina, un producto y servicio que le mejora enormemente la vida a la sociedad. Fue esa visión de 1999, 2000: permitirle a cada persona de la Argentina comprar lo que necesita y que le llegue en el día. Hoy, hay una cantidad enorme de familias que operan en la plataforma. Venden, son pymes que generan ingreso para esas familias. Los productos financieros que se fueron desarrollando permiten pagar y ahorrar.
Hay una construcción hecha desde la Argentina y esa misma fórmula se replicó en Brasil, México, Colombia, Chile y el resto de la región. Hacés una excursión en el medio del Amazonas o visitás una ruina maya en México, y el artesano local tiene el cartelito de Mercado Pago. ¡Es un milagro! Todo eso fue diseñado y desarrollado por emprendedores argentinos.
En nuestro caso, el de Kaszek, somos el fondo de venture capital más grande de América latina. Somos fundadores argentinos que empezaron esto hace 15 años. Levantamos u$s 3000 millones y recorrimos el mundo para juntar ese capital: las Américas, Europa, Asia... Todo eso se construye con confianza. Se habla mucho de la palabra "confianza". "Trust". Cuando alguien te conoce, te ve operar desde hace 25 años y pone u$s 100 millones para tu proyecto, tiene la confianza de que vas a hacer las cosas bien. Confía en tu consistencia en el tiempo. Hay una cantidad de otros start-ups y fondos de argentinos que hacen las cosas muy bien. La Argentina está para progresar. Hay muchos ejes posibles: industria, agro, energía, minería... En el eje de Economía del Conocimiento, la Argentina tiene una ventaja competitiva gigantesca. Ojalá podamos seguir construyendo y generando empresas.
¿Cómo ve este momento, en el que empezaron a haber dudas de que se pueda sostener políticamente este camino?
Hay que entender que el proceso de construcción lleva años. Y que uno va dando los pasos. Hoy, estamos empezando la revolución de la Inteligencia Artificial. Hace 50 años, empezó la de la computadora personal. Apple y Microsoft valen u$s 8 billones entre las dos. El proceso de construcción de esas dos compañías comenzó en 1975. Mercado Libre vale u$s 120.000 millones. Empezó hace 25 años. Fue un proceso de construcción consistente, con años difíciles y otros en los que las cosas salen mejor. Hay una palabra: "compounding". Hacer algo sistemáticamente, repetidamente, todos los años. Un país es muy parecido. Lo que requiere es definir un camino, una dirección y sostenerlo.
El camino que elegimos ahora, como sociedad, es un camino que le da más libertad a los individuos y a las empresas para desarrollar sus sueños y construir sus proyectos, sus trabajos. Si podemos sostener esto durante muchos años, la oportunidad es absolutamente brillante. Cada año, estamos invirtiendo en la Argentina. Y viendo que hay otros sectores donde hay inversiones. Hay que sostenerlas durante muchos años.
"Apple y Microsoft tienen 50 años. Mercado Libre, 25. Fueron proceso de construcción consistentes, con años difíciles y otros en los que las cosas salen mejor. Hay una palabra: "compounding". Hacer algo sistemáticamente, repetidamente, todos los años. Un país es muy parecido. Lo que requiere es definir un camino, una dirección y sostenerlo. El camino que elegimos ahora, como sociedad, le da más libertad a los individuos y a las empresas para desarrollar sus sueños y construir sus proyectos. Si podemos sostener esto durante muchos años, la oportunidad es absolutamente brillante".
¿Le preocupa que, después de las elecciones de este año, la Argentina vuelva a ser pendular y vuelva a cambiar de camino?
No soy experto en Ciencia Política. La Argentina entró en un péndulo populista desde hace décadas, muchas décadas. Se evidencia, simplemente, cuando uno mira a los países vecinos y ve que, en los que más progresaron en el mundo, puede haber liderazgos de distintos signos políticos (y ese es un péndulo natural en cualquier sociedad) pero lo que todos aprendieron, hace muchísimos años, que hay que tener una macro ordenada. Que hay cosas básicas, como establecer reglas para que los emprendedores y los empresarios puedan operar. Ojalá eso se pueda sostener 20 años.
¿Falta "actualizar" la representación empresaria? ¿Qué los emprendedores más relacionados con la nueva economía -exitosos, competitivos internacionalmente- dejen de ser de nicho y ocupen otros espacios en la "batalla cultural", como le dice el Gobierno, y pasen a ser "los empresarios" cuando se habla de ellos como un actor social?
Creo que lo hacemos. Estoy involucrado en Endeavor desde que empezó, hace 25 años. Estoy en el board. Hay una cantidad de instancias donde contamos nuestras historias y lo maravilloso es que tienen gran transparencia y trazabilidad, desde dónde comenzamos hasta dónde estamos ahora. Las exponemos en esos ámbitos, que tienen amplificación. También estoy en el board de la Universidad Di Tella, en el de Lavca, que es la asociación latinoamericana de venture capital... Desde ahí, también tenemos voz y transmitimos los valores.
Entiendo el comentario. La sociedad argentina votó en 2023 a un presidente que habla de capitalismo. De que el valor lo crea el sector privado, los empresarios, los héroes de la historia. Los que generan riqueza y les dan bienestar a las sociedades. Ojalá se sostenga esa narrativa, esa mirada de la Argentina, independientemente de las personas.
Mencionó a Lavca. Cada vez que la entidad difundió sus informes de inversión de venture capital en América latina, la Argentina fue perdiendo peso relativo frente a otros mercados. ¿Podrá recuperarlo con un entorno ahora más propicio o amigable para la inversión?
Cuando miramos el largo plazo, en general, la inversión seguirá siendo de manera razonablemente proporcional a los tamaños relativos de las economías. Brasil tendrá más peso. Seguramente, México será segundo y la Argentina debería estar tercero en cuanto a capital recibido. Ojalá reciba más que proporcionalmente al tamaño de su economía porque, en la Argentina, hay emprendedores de calidad y oportunidades de alto potencial.
Hubo años en los que la Argentina era un país que operaba, realmente, con reglas inentendibles. Si bien hay emprendedores de alta calidad, eso les hace redoblar esfuerzos para convencer a un inversor que siembre capital. Estas son etapas en las que todo eso es mucho más claro. La Argentina debería estar recibiendo, de mínima, su proporción de capital total que hay disponible para América latina. Ojalá que más que su proporción porque sea un país que abrace al capitalismo de empresarios y emprendedores, con un calibre de fundadores de compañías de alta calidad.
"La sociedad argentina votó en 2023 a un presidente que habla de capitalismo. De que el valor lo crea el sector privado, los empresarios, los héroes de la historia. Los que generan riqueza y les dan bienestar a las sociedades. Ojalá se sostenga esa narrativa, esa mirada de la Argentina, independientemente de las personas".
¿Cuál es el foco de inversión actual de Kaszek?
Lo que tiene interesante nuestro trabajo es que tenemos un montón de tesis de sectores que se van a desarrollar. Tenemos nuestros mapeos. Finalmente, lo que hacemos es invertir en fundadores, en emprendedores que hacen cosas que nos emocionan y nos interesan. Eso va marcando hacia dónde va el mercado.
En este momento, el foco esta muy fuerte en IA. Hay una cantidad de compañías nativas de IA que están desarrollando tecnología para apoyar a empresas de servicios. Compañías enfocadas en educación, salud, finanzas... Ese tipo de áreas. De a poquito, también vemos compañías de IA que tienen productos que mejoran la productividad en la industria, el agro, la energía o la minería. Eso lo veremos más en los próximos años. Es, fuertemente, el sesgo en este momento.
¿Cuál podría ser el foco con el próximo fondo?
Si vas a la historia de Kaszek, en los primeros años, invertimos más en fintech o B2C. Por ejemplo, Nubank en Brasil, que es un banco para individuos. La siguiente etapa fue más de compañías enfocadas en empresas: Tiendanube y otras fintech que no necesariamente desarrollan cosas para el consumidor final. En la tercera, fuimos más por compañías de infraestructura financiera: Pomelo, Tapi o Technisys. Esta etapa está muy marcada por la IA. Imaginaría que en el fondo VI tendrá un peso específico. Cuando levantemos el fondo VII, tendrá un peso muy, muy grande de compañías de IA.
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