Expensas: en algunos barrios porteños, la mitad de los inquilinos ya dejó de pagar

La inflación cede pero los gastos vinculados a la vivienda tienen cada vez más peso sobre el bolsillo de los argentinos. En este contexto, a la hora de hacer frente a todas las obligaciones de pago, hay ítems que se dejan para más adelante porque adeudarlos no les genera un impacto inmediato. Prueba de ello es que la morosidad promedio de expensas subió hasta un 25%, según estimaciones del sector. En algunos barrios de la Ciudad de Buenos Aires, como Balvanera, superó el 50 por ciento.

"El problema se espiraliza. Porque, si el inquilino dejó de pagar una o dos veces, después, se le hace cuesta arriba ponerse al dia", dijo Miguel Summa, presidente de la Cámara Argentina de la Propiedad Horizontal y Actividades Inmobiliarias (Caphai).

Cifras similares arroja el informe de la empresa de software de administración Consorcio Abierto, en el que se indica que la morosidad promedia el 18% de las unidades funcionales de cada edificio en CABA. Aclararon que hay barrios en los que el nivel de deuda está muy por encima de la media.

En este sentido, Albano Laiuppa, director de la firma, , detalló que "es un número que se viene repitiendo mes a mes, por lo que entendemos que es probable que sean siempre los mismos departamentos los que deben".

Por su parte, según Nicolas Baccigalupo, CEO y fundador de Octopus Proptech, otra empresa de software, la morosidad pasó del 6% al 13%. Aunque el valor expresado es menor a los anteriores, el porcentaje se duplicó.

Morosidad en los barrios de CABA

Al mirarse en detalle la situación de la Ciudad de Buenos Aires, se reveló que el porcentaje de deuda sobre el total de las expensas, que ha estado cerca del 25% o 30% durante varios meses, trepó. En algunos barrios, superó el 50 por ciento.

En este orden, el relevamiento de Consorcio Abierto elaboró un ranking de los lugares con mayor morosidad:

• Balvanera: 53,62%.
• Palermo: 29,15%.
• Almagro: 25,96%.
• Recoleta: 23,6%.
• Caballito: 22,55%.
• Belgrano: 18,47%.

¿Qué pasa si no se pagan las expensas?

Dependiendo el monto de la expensa, es a partir del tercer o cuarto mes de deuda cuando la administración inicia el proceso de intimación. Independientemente, de si la unidad en cuestión esté alquilada, el responsable primario es el propietario y no el inquilino. 

En primer lugar, se intima al dueño del departamento y se inicia el juicio por la deuda de expensas, quien a su vez tiene dos caminos. O replica esa intimacion al inquilino citando a tercero por intervención obligada presentando el contrato de alquiler, o paga e inicia demanda de repetición civil contra el locatario por no pagar.

Referentes del sector indicaron que es un proceso y que el dueño no puede desalojar a su inquilino. Igualmente, también coincidieron en que la mayoría de los casos se resuelven en etapa de mediación con facilidades de pagos y reducción de intereses.

"Es esencial que los propietarios e inquilinos demuestren voluntad de pago y responsabilidad financiera", dijo Laiuppa, director de ConsorcioAbierto. Y completó: "Para evitar conflictos mayores, es recomendable que las administraciones ofrezcan planes de pago flexibles que permitan a los vecinos regularizar su situación. Esto no solo protege la salud financiera del edificio, sino que también fomenta un ambiente de colaboración y compromiso".

Estrategias para llegar a fin de mes

Summa indicó que en paralelo se da el fenómeno del pago tardío, ya que si bien la fecha de cobro de expensas es del 1 al 10 de cada mes,  el grueso del dinero entra al consorcio entre el 15 y el 25.

Relató que están quienes adeudan porque no llegan a fin de mes, pero también están aquellos que buscan hacer rendir su dinero. "Hubo un momento en que era más facil no pagar que pagar. Con cualquier manionbra financiera bancaria, se ganaba más que pagando a término", afirmó.

Como coletazo de este fenómeno, se entorpece el desarrollo normal de pagos de la administración, y más cuando la mayoría de las obligaciones son los primeros dias, como los sueldos. También se arrastran intereses, y cuadrar los números se vuelve un desafío para los consorcios.