

Algabo acaba de invertir u$s 3 millones en nuevas líneas de producción automáticas y una ampliación edilicia en su planta de Tortuguitas, donde ya elabora 26 líneas de artículos de cosmética e higiene propias, además de productos para las principales cadenas de supermercados y farmacias del país.
Este es el quinto año consecutivo en que la compañía de capitales nacionales crecerá cerca de 10%, según su fundador y dueño, Alberto Gabriel Bollati, (cuyas iniciales le dan nombre a la marca), mientras el sector prevé una caída de 20%. Su plan para este año es ganar en participación en las líneas en las que son fuertes y que compiten con marcas internacionales, con precios 20% inferiores en momentos en los que hay un fuerte traslado del consumo a las segundas marcas. También, llegar a más países de África con sus productos, un continente en el que ya pusieron el pie.
De la montaña a la góndola
Algabo es mucho más que un fabricante local de cosmética e higiene. El negocio tiene una integración única en el país, no solo produce para terceros, también posee su propio yacimiento de talco, lo industrializa y vende junto a envases que también son de manufactura propia.
Acaba de invertir u$s 3 millones en nuevas líneas de producción, en su planta de Tortuguitas, donde ya elabora 26 líneas de artículos de cosmética e higiene propias, aportando un total de 55 millones de unidades por año. Es una de las empresas de capitales argentinos más importantes del sector ya que además de fabricar sus populares marcas, presentes en todos los grandes centros de ventas, produce para las principales cadenas de supermercados y farmacias, que luego venden con sus etiquetas.
Su alta escala de producción no es la única impulsora de mantener a Algabo con un crecimiento de dos dígitos anual en el último lustro. El secreto de su fundador y dueño, Alberto Gabriel Bollati, (cuyas iniciales le dan nombre a la marca) es además apostar a toda la cadena de producción de punta a punta. Tanto, que no solo invirtió en maquinaria para fabricar los envases y tapas que contienen sus productos, sino que hasta compró tres yacimientos propios de talco en Mendoza, con los que se convirtió en proveedor principal del mercado.

Bollati sigue el negocio en todos sus detalles desde que fundó la compañía en 1989. Admite que la elección del nombre de la marca no fue en principio tan ‘marketinera' pero hoy agradece que por su simpleza pudo patentarlo en todas partes del mundo, sin ninguna objeción, porque es una palabra que no existe.
Tener su nombre registrado en el mundo le permitió ir ampliando los horizontes constantemente. Hoy, Algabo exporta a 25 países y el comercio exterior es un verdadero foco del negocio, aun cuando todavía el 90 por ciento de la producción se destina al mercado argentino.
Bajar costos es otro de los focos en constante estudio para la compañía, y para eso no bastaron ajustes en planillas de Excel y la compra de máquinas que ayuden a acelerar y diversificar su producción, como la de hisopos y wipes que sumaron el año pasado. Uno de los secretos es la integración vertical, que es cada vez una realidad más completa. "Hacemos todo lo que podemos y estamos siempre pensando en cerrar el negocio con la mayor cantidad de insumos propios", explica Bolilla.
De hecho, los productos de Algabo se cierran con las tapas que la propia compañía fabrica, al igual que muchos de los envases con los que abastecen a otras marcas.
Tal es la integración a la que aspiró el dueño de Algabo que, hasta compró un yacimiento de talco en Mendoza y se transformó en líder en ese mercado.
La compañía vio una oportunidad y no la dejó pasar. "Hace 30 años le compramos el talco a la empresa Carbocalcio. Vimos la relevancia que tenía esa parte de la cadena y decidimos comprar el 60 por ciento de la misma", explica el ejecutivo.
La compañía ahora extrae talco piedra en sus tres yacimientos del Valle de Uco. Son también dueños de las retroescabadoras con las que bajan el material a la planta de procesamiento propia que poseen en Maipú (la única en la Argentina, según explica Bollati) donde hacen la molienda, tamizado y la descontaminación. Así, abastecen el 40% del talco del mercado argentino, mientras el resto ingresa del exterior para la producción de otras dos marcas de ese producto.
El excedente de menor pureza se lo venden como talco industrial a Cerámica San Lorenzo y a Cerro Negro, para que fabriquen sus cerámicos.
Marcas propias vs. marcas blancas
Aunque no es un segmento que está entre sus prioridades, Algabo fabrica para cadenas de supermercados y farmacia bajo marca blanca. Ese negocio representa el 6% de la producción, y según Bollati la apuesta es a quedarse solo con los grandes clientes que realmente le dan importancia a la marca blanca como Carrefour y Farmacity, entre otros pocos.

El verdadero objetivo 2024, según Bollati, es ganar en share en las líneas en las que son fuertes y que compiten con marcas internacionales, como las de productos para bebes, para el cuidado del cabello y de higiene personal, a las que intentan ganar en espacio en las góndolas.
"El año pasado, el mercado fue complejo con los programas de precios cuidados y precios justos. Era una lucha la presencia en las góndolas y algunas multinacionales entraban en el plan pero no entregaban. Nosotros estuvimos en precios cuidados y eso distorsiono todo", recuerda Bollati. "Hoy los precios se están blanqueando. Hubo un aumento grosero de más de 60 por ciento a principio de año y se fueron sumando ajustes de 20 por ciento. Nosotros somos mucho más contenidos. Sabemos que la clase media está golpeada y también queremos crecer", asegura el dueño de Algabo, quien espera que esa estrategia de ajustar en menor medida y mantenerse precios un 20% más bajos que las multinacionales le permitan crecer un 10% en ventas este año (2023 cerraron con crecimiento de 8%), mientras las marcas extranjeras prevén bajas de más de 20% en el segmento de cosmética y tocador.
Bollati apuesta a que en el nuevo contexto económico, las marcas alternativas y más accesibles para el consumidor sigan ganando terreno. "Tenemos una premisa clara. Lo que no funciona, lo discontinuamos y lanzamos otros nuevos productos. Intentamos mantener una rentabilidad media para que pueda dejar un margen para pagar las inversiones que hicimos en maquinaria y las que estamos proyectando hacer para tener más productividad.
Entre este año y el que viene, las inversiones serán de aproximadamente US$ 3,5 millones en líneas nuevas de producción automáticas y una ampliación edilicia.
Nuevos mercados para Algabo
Las exportaciones siempre fueron un negocio importante para Algabo. "Indistintamente del tipo de cambio del momento, nunca afectamos clientes a pesar de que muchas veces salíamos empatados o vendíamos a pérdida porque el dólar estaba bajo. Ahora que tenemos un tipo de cambio más competitivo, apostamos a más giras comerciales para ganar nuevos clientes. De hecho ya tenemos dos países nuevos en negociación", señala.
Un secreto no menor para mantener aceitado el comercio exterior radica en que la empresa tiene como diferenciador una Aduana en planta, con lo que se abaratan los costos y tiempos de entrega.
Sus productos llegan a mercados tan diversos como Etiopia o Curazao, y a otros grandes como Colombia.
"Las cuentas respaldan el liderazgo de Algabo", ironiza Bollati. "Curazao tiene 150.000 habitantes. Nosotros vendemos artículos para bebé y protectores solares allí. El último envío fue de 150.000. Es decir que, en teoría, cada ciudadano de Curazao tiene un producto de Algabo", bromea.
Bollati sabe que este año habrá meses difíciles. Espera que a partir del segundo semestre, la situación empiece a mejorar y todos sus planes apuntan a acompañar esa recuperación con la reinversión de utilidades. Una situación que conocen bien las empresas nacionales y sobre todo las de estructura familiar.
Además de su hijo, que se encarga de operaciones y logística, el staff de 300 personas de la compañía es considerado familia. "Nuestro plus es que sabemos manejarnos muy bien en tiempos de tormenta. Cuando la mayoría pone pausa, nosotros pisamos el acelerador", concluye.












