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Crecer entre gancheras, cuchillos afilados y discusiones sobre genética bovina puede marcar la forma de mirar un oficio. Desde muy chico, cuando apenas tenía seis años, Gustavo Castelucci acompañaba a su padre en las recorridas por carnicerías y frigoríficos, y sin saberlo, empezó a aprender un lenguaje que no estaba en los libros, una forma de leer la carne con los ojos y con las manos. Al principio fue una rutina, algo que formaba parte del día a día, pero con los años fue tomando otro sentido, una herencia que decidió convertir en un proyecto propio.
Junto a su hermano dejaron atrás la escala familiar para darle forma a una empresa que pusiera atención en cada etapa del proceso. Tres décadas después, MUGE abastece a restaurantes en distintas partes del país y exportan a más de 40 mercados y cuenta con un equipo de 150 empleados. Aunque el 80% de su producción todavía se vende en el mercado interno, ya lograron vender a Alemania, Francia, España, Estados Unidos, Emiratos Árabes y Chile, y buscan consolidarse en Corea del Sur y Japón.
Los desafíos de exportar a nuevos mercados
Mientras muchas empresas del sector buscan validar su producción con certificaciones externas, la empresa eligió construir su propio sistema de selección y control. "La idea es tomar cada decisión dentro de la empresa, desde la elección del animal hasta el tiempo de maduración del corte", explicó Castellucci, co-fundador de MUGE.
Todo el proceso se concentra en su frigorífico de Mataderos, donde realizan faena, control de calidad, empaque y distribución. Esto les permite abastecer el mercado local, incluidos hoteles y restaurantes de lujo como el Hotel Alvear, Palacio Duhau, Faena, Casa Vigil, Happening, La Cabrera, Anafe y Madre Rojas, y también atender pedidos del exterior.
Precios y consumo
Los precios en su tienda online muestran un posicionamiento distinto del promedio del mercado. Mientras el vacío ronda los $14.200 por kilo en carnicerías del AMBA, la marca lo vende a valores considerablemente más altos.
Además de cortes sueltos, la empresa ofrece packs familiares y premium por $116.600, que incluyen vacío, colita de cuadril, bife de chorizo y 2 unidades de Tomahawk, y también vende hamburguesas al por mayor, con un pack de 48 unidades a $27.200.
En un contexto donde el consumo interno de carne vacuna está en torno a los 49 kilos por habitante al año, lejos de los niveles históricos, y con precios minoristas que en junio subieron cerca del 3% mensual, el sector busca equilibrar la caída de la demanda local con exportaciones.

Ajustes económicos y foco en el producto como diferencial
La suba de costos y la pérdida de competitividad cambiaria complicaron las exportaciones y obligaron a muchas empresas a repensar estrategias, ya que según explicó Castellucci, vender al exterior ya no resulta tan rentable como antes.
MUGE decidió enfocarse en los aspectos que puede controlar, mejorando su producto y fortaleciendo los vínculos comerciales con sus clientes internacionales. "Sabemos que no podemos manejar las variables macroeconómicas, pero sí podemos trabajar en la calidad y en la relación con nuestros clientes", remarcó el co-fundador.
Mientras espera una mayor estabilidad económica, busca ofrecer valor en cada mercado y mantener estándares que le permitan seguir compitiendo afuera.
Expansión internacional
Con la apertura de su primer local en Hungría, la empresa desembarcó en el mercado europeo con el objetivo de consolidar su presencia regional a partir de una propuesta basada en cortes argentinos y un modelo de producción propio.
Desde Budapest, la empresa busca establecer un canal directo con el consumidor europeo, probar formatos de venta y ajustar la oferta según la demanda local. La experiencia servirá como plataforma para una eventual expansión en otras ciudades del continente.
"Queremos que se entienda no solo el producto, sino todo lo que hay detrás: el saber hacer, el trabajo en origen, el vínculo con el campo", concluyó Castellucci.













