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Una de las principales claves para controlar la presión alta es consumir alimentos bajos en sodio que aporten los nutrientes que el cuerpo necesita sin desestabilizar los niveles saludables.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que 1,280 millones de adultos en el mundo sufren de presión alta y un 46% de ellos lo desconoce.

La hipertensión generalmente no puede diagnosticarse mediante síntomas, por ello es fundamental realizar chequeos médicos regulares.

En ese sentido, es esencial mantener la presión arterial controlada, pues si se encuentra demasiado alta obliga al corazón a realizar esfuerzos arduos y puede desencadenar varios problemas de salud.

Los alimentos bajos en sodio que los especialistas recomiendan

Uno de los principales factores capaces de desencadenar presión alta es el exceso de sodio en las comidas. Por ello, la Office of Disease Preventionand Health Promotion recomienda aumentar la ingesta de los siguientes alimentos bajos en sodio

  • Frutas y verduras: frescas o congeladas, sin azúcares añadidos
  • Granos integrales: arroz, quínoa o avena
  • Proteínas: pescados, carne de res baja en grasa, pollo sin piel, huevos
  • Productos lácteos: leche descremada, yogur bajo en grasa, queso bajo en sodio
  • Condimentos: margarina sin sal, aceite vegetal, aderezos bajos en sodio
  • Aliños: hierbas, verduras picadas, jugo de limón, jengibre

Además, recomiendan optar por alimentos frescos antes de escoger opciones ultraprocesadas y utilizar las etiquetas de información nutricional para conocer los contenidos de sodio de cada alimento y evitar los excesos.

Qué factores pueden aumentar el riesgo de sufrir de presión alta

La OMS indica que son varios los motivos por los que podría desencadenarse la hipertensión, siendo los principales

  • Edad avanzada
  • Genética
  • Sobrepeso
  • Falta de actividad física
  • Comer con mucha sal
  • Beber alcohol en exceso

Otros hábitos para prevenir la presión alta

Los expertos recomiendan adoptar una serie de conductas saludables para evitar el desarrollo de esta problemática

  • Pasar menos tiempo sentado
  • Practicar 150 minutos semanales de actividad física aeróbica
  • Visitar con frecuencia al profesional de la salud correspondiente