

A través de una carta formal enviada al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, la Casa Blanca anunció que, a partir del 1 de agosto, Estados Unidos aplicará un arancel general del 50% a todos los productos brasileños que ingresen a su territorio.
La medida fue firmada por el presidente Donald Trump, quien justificó la decisión como una respuesta a lo que describió como "muchos años" de políticas comerciales "injustas" por parte de Brasil, incluyendo barreras arancelarias y no arancelarias que, según el mandatario, generaron déficits comerciales insostenibles para la economía estadounidense. "Este déficit es una grave amenaza para nuestra economía y, de hecho, para nuestra seguridad nacional", afirmó el mandatario en el texto.

La misiva también ordena al representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, iniciar de inmediato una investigación en el marco de la Sección 301 del Trade Act de 1974. Esta herramienta legal le permite al gobierno norteamericano imponer sanciones comerciales a países que, a su criterio, mantengan prácticas injustas o discriminatorias. En este caso, la Casa Blanca acusa a Brasil de aplicar restricciones al comercio digital de empresas estadounidenses, además de llevar adelante políticas que "atentan contra la libertad de expresión" de ciudadanos de Estados Unidos. Trump citó específicamente resoluciones del Supremo Tribunal Federal brasileño que, según denuncia, habrían emitido órdenes secretas de censura a plataformas digitales norteamericanas, imponiendo amenazas de multas millonarias y exclusión del mercado brasileño.

El conflicto comercial entre ambos países venía escalando desde comienzos de 2025. En abril, el gobierno de Trump había establecido un arancel del 10% sobre importaciones clave brasileñas como acero y aluminio, lo que llevó al Congreso de Brasil a aprobar una ley que autoriza represalias comerciales en caso de sanciones unilaterales por parte de otros países. En declaraciones realizadas a fines de enero, el propio Lula había advertido que Brasil respondería "de forma recíproca" ante cualquier medida adicional. En paralelo, el presidente brasileño impulsó en los foros internacionales -incluido el G20- un modelo de multilateralismo comercial y regulatorio, resistiendo presiones unilaterales de potencias como EE.UU.
Desde Washington, la ofensiva arancelaria contra Brasil se enmarca en un paquete más amplio de decisiones recientes del gobierno republicano. En las últimas semanas, Trump también anunció incrementos de aranceles del 30% sobre productos de países como Brunei, Libia y Moldavia, mientras advertía que las naciones que integran o respaldan el bloque BRICS podrían enfrentar nuevos impuestos a sus exportaciones hacia Estados Unidos. En ese contexto, la carta a Lula marca un punto de inflexión al vincular explícitamente la política comercial con temas de política interna brasileña y con acusaciones sobre censura digital y persecución política.













