

La única certeza que domina el escenario español de cara a las elecciones legislativas del domingo es que se inicia un nuevo ciclo marcado por el fin del bipartidismo entre socialistas y populares y que el nuevo jefe de Gobierno necesitará del consenso de las fuerzas políticas emergentes Ciudadanos o Podemos para sentarse al frente del Ejecutivo.
El Partido Popular, que hace cuatro años ganó cómodamente los comicios parlamentarios y ubicó con votos propios al conservador Mariano Rajoy en la presidencia, busca revalidar ese título. Pero las encuestas pronostican que aunque en primer puesto en la contienda, está lejos de obtener la mayoría absoluta (176 diputados), por lo que la reelección de su candidato dependerá del éxito de las negociaciones con sus rivales en el Congreso.
Al igual que el actual Presidente, los candidatos de las otras tres fuerzas de peso que compiten en las elecciones tendrán que pactar para llegar al poder, lo que genera incertidumbre, especialmente porque ninguno se ha mostrado en la campaña muy proclive a esa negociación. Son Pedro Sánchez, del Partido Obrero Socialista Español, Pablo Iglesias, de Podemos (izquierda radical), y Albert Rivera, de Ciudadanos (liberal).
Los últimos sondeos colocan a Rajoy a la cabeza, por debajo del 30% de las preferencias, seguido por Sánchez, Rivera e Iglesias,todos en el orden del 20%, pero los expertos dan cuenta de un alto índice de indecisos. Para lograr la mayoría absoluta se necesita el 43% de los sufragios.
El PSOE, la otra formación tradicional española, apuesta a volver al poder tras una sucesión de reveses electorales con un nuevo líder, Pedro Sánchez, apodado el "George Clooney de la política" por su juventud y cierto atractivo, quien se presentó en la campaña como la cara moderna de la agrupación que dominó más de 20 años la política local.
Los sondeos colocan a Sánchez (43 años), doctor en Economía, en un segundo puesto, pero analistas no descartan que una jugada arriesgada que le permita cerrar acuerdos con otras fuerzas le abra el paso al poder arrebatándole el gobierno al conservador Rajoy.
Es en manos de Podemos y Ciudadanos, las fuerzas que aglutinaron el descontento social, donde está la clave. El partido que comanda Iglesias, un profesor de Ciencia Política de 37 años, que nació al calor de las protestas de los "indignados" en 2011 y creció hasta ubicarse detrás del PP en las europeas de 2014, perdió fuerza por errores propios, los vaivenes de su hermano Syriza en Grecia, y el ascenso de Ciudadanos, que le quitó a los "indignados" de centroderecha.
Rivera, abogado de 36 años, cuyo partido nació en Cataluña en 2006 como oposición al nacionalismo en esa región, y consiguió una rápida proyección nacional, rechazó en la campaña darle apoyo a Rajoy y garantizó que de no ganar se mantendrá en la oposición.













