

La escasez de combustible que hace días se agudiza en Reino Unido por la falta de transportistas para distribuirlo, precipitó compras de pánico en las últimas horas, con ciudadanos que cargaban botellones de agua vacíos con combustible en las estaciones de servicio, y góndolas de supermercados semivacías.

Fue cuestión de horas para que vaciaran los surtidores en las principales ciudades y que el primer ministro, Boris Johnson, pusiera al Ejército en estado de alerta para trabajar como conductores de camiones a fin de transportar combustible a las estaciones donde escaseara.
Finalmente fue el propio ministro de Transporte, Grant Shapps, quien salió aimplorarles a los automovilistas que cancelaran ese rellenado de botellones.

La escasez de conductores de camiones tras el Brexit, agravada por la interrupción de las pruebas para licencias de camiones durante los confinamientos por la pandemia y la salida de personas del sector del transporte, sembró el caos en las cadenas de suministro, provocando temor a la escasez y el aumento de los precios en el período previo a la Navidad.
El Reino Unido puso un número limitado de conductores de camiones cisterna militares en estado de alerta para ser desplegados para entregar combustible en caso de necesidad.

Por la tarde, Shapps señaló que la situación parecía estar aliviándose, con la reposición de reservas de algunas estaciones de servicio. "Estamos empezando a ver señales muy tímidas de estabilización que todavía no se reflejan en las colas", dijo, optimista.

"Cuanto antes volvamos todos a nuestros hábitos de compra normales, más rápido se resolverá esto, y hago un llamamiento al público para que lo haga. En particular, no más botellas de agua en las gasolineras: es peligroso y no ayuda".
Grupos del sector dijeron que lo peor de la escasez estaría en Londres y otras ciudades, donde muchas estaciones permanecían cerradas y en algunas volvieron a registrarse peleas entre conductores que se disputaban el combustible.

Un aire de caos se apoderó de la quinta economía mundial en las últimas semanas, ya que la escasez de camioneros tensó las cadenas de suministro y un repunte de los precios del gas natural al por mayor en Europa llevó a empresas energéticas a la quiebra.
Comerciantes, camioneros y empresas de logística han advertido de que los precios de todo, desde la energía hasta los regalos de Navidad, tendrán que subir.













