
En esta noticia
- Un contexto económico que empuja hacia lo digital
- Del living al depósito: el problema que Working Depot vino a resolver
- Una infraestructura física para negocios virtuales
- Del living al hub: el salto que profesionaliza al emprendedor
- Casos reales: desde macetas hasta suplementos alimenticios
- Digitalizarse, sí. Pero también aprender el oficio
- ¿Qué sigue? Franquicias y expansión internacional
La revolución del e-commerce no se detiene. Luego del pico alcanzado durante la pandemia, el comercio electrónico en Argentina no solo se consolidó, sino que continuó creciendo a ritmo sostenido. En 2024, las ventas online aumentaron un 35% respecto al año anterior, y se espera que para 2029 el país alcance un récord de 35 millones de usuarios digitales.
Este crecimiento, sin embargo, trae consigo una paradoja: mientras más se digitaliza el consumo, más se tensiona la infraestructura física que lo sostiene. Las grandes marcas invierten en centros de distribución ultramodernos, pero los pequeños emprendedores -que también quieren participar del ecosistema digital- enfrentan un problema estructural: la falta de espacio físico para operar.
Según datos del sector, el 70% de los compradores abandona una marca si no recibe sus productos en tiempo y forma. Y los errores logísticos pueden elevar los costos operativos hasta un 25%. Si esto representa un desafío para empresas consolidadas, imaginar lo que implica para un emprendedor que opera desde su casa permite dimensionar el dolor.
Un contexto económico que empuja hacia lo digital
La coyuntura argentina refuerza esta tendencia. En 2024, el consumo masivo cayó un 17%, marcando una de las contracciones más fuertes en años. Aunque el gobierno celebra la baja de la inflación -que se proyecta en torno al 28% para 2025 -, la oposición señala que la contracara es un consumo que no logra repuntar.

En ese escenario, el canal online aparece como el único que "salva la ropa". Según la Cámara Argentina de Comercio Electrónico, el e-commerce ya representa el 18% del total de ventas en el país, y cinco de cada diez marcas afirman que el canal digital creció por encima del físico.
Del living al depósito: el problema que Working Depot vino a resolver
Malcom Pozzi, fundador y CEO de Working Depot, lo vivió en carne propia. "Tenía una oficina, pero no un lugar donde guardar las cosas. Me pasaba que el living de casa se convertía en depósito", relata. Esa incomodidad fue el germen de una solución integral: un espacio físico pensado para negocios digitales.
Ubicado en Villa Maipú, a menos de 20 minutos del centro porteño, Working Depot ofrece coworking, oficinas privadas, depósitos, salas de reuniones y estudios audiovisuales bajo un mismo techo. Más de 50 marcas ya operan desde allí, centralizando tareas que antes requerían alquilar múltiples espacios o tercerizar servicios.
"Muchos emprendedores estaban desbordados trabajando desde sus casas o locales poco funcionales. No encontraban espacios que integraran todo lo que necesitaban: almacenamiento, despacho, herramientas de trabajo. Por eso creamos una solución 360°", explica Pozzi.

Una infraestructura física para negocios virtuales
La propuesta de valor de Working Depot se basa en resolver cuatro grandes dolores del emprendedor digital:
- Falta de espacio: depósitos privados desde 2 hasta 100 m 2, lockers y estaciones de packing.
- Costos operativos: modelo flexible que permite escalar sin pagar por metros no utilizados.
- Logística integrada: punto de despacho oficial de Andreani, Correo Argentino, OCA, DPD y DHL.
- Imagen institucional: oficinas y salas de reuniones que permiten profesionalizar la relación con clientes y proveedores.
Además, el espacio incluye un estudio audiovisual para fotografía, video y streaming, clave para quienes venden en redes sociales o marketplaces. "Hoy las vidrieras son virtuales. Las redes sociales son el escaparate donde se muestra todo", dice Pozzi.
Del living al hub: el salto que profesionaliza al emprendedor
El concepto de "Living to Hub" resume la filosofía detrás de Working Depot. "Muchos emprendedores arrancan en el living de su casa, pero llega un momento en que ese espacio se vuelve incómodo, insuficiente. El salto al hub es el paso hacia la profesionalización", explica el CEO.
La plataforma digital de Working Depot permite gestionar todo desde una app: pagos, reservas de salas, apertura de depósitos, control de stock. "Es un entorno 360 donde todo sucede ahí adentro", afirma Pozzi.

Casos reales: desde macetas hasta suplementos alimenticios
La diversidad de emprendimientos que operan desde Working Depot es amplia: desde quienes venden energía solar y exportan suplementos alimenticios, hasta quienes comercializan videojuegos, herramientas, pintura, POP corporativo o pequeñas macetas con stickers. Incluso hay un supermercado que funciona 100% online desde un depósito ambientado como góndola.
"Tenemos un profesor de educación física que guarda trofeos y pelotas, y una empresa que hace fulfillment para otros miembros. La variedad es enorme, y lo más interesante es que la mayoría se queda. Y si se van, muchas veces vuelven", cuenta Pozzi.
Digitalizarse, sí. Pero también aprender el oficio
Más allá de la infraestructura, Pozzi insiste en que el éxito de un negocio digital no depende solo de la tecnología. "Tenés que enamorarte de tu producto, conocerlo a fondo, saber sus fortalezas y debilidades. Y aprender el oficio. Porque si no sabés lo que estás vendiendo, no vas a poder crecer".
En ese sentido, rescata la importancia de revalorizar lo manual: "La inteligencia artificial puede darte respuestas, pero no puede reemplazar al masajista, al modista, al zapatero. Hay oficios que siguen siendo esenciales".
¿Qué sigue? Franquicias y expansión internacional
Working Depot ya está desarrollando su modelo de franquicias, con la intención de expandirse tanto en Argentina como en el exterior. "Si funciona en Argentina, con todas sus variables, afuera funciona más fácil. Siempre pensamos en exportar la idea", afirma Pozzi.












