Historias de Buenos Aires

El fantasma de Villa Urquiza: un cementerio que pocos conocen y una plaza escenario de múltiples experiencias paranormales

Algunos usuarios de Twitter reportaron el movimiento de hamacas sin explicación lógica alguna. El portal Nuevo Baires halló el origen de las manifestaciones en una base histórica de hace más de 100 años.

La Plaza Marcos Sastre del barrio porteño de Villa Urquiza tomó protagonismo en los últimos días a partir del hilo de Twitter publicado por Nuevos BAires donde se intenta explicar las múltiples manifestaciones paranormales registradas en su trazo. 

Según se advierte, "los rumores de fantasmas circulan desde hace décadas" que se combinan ahora, con su apariencia "vital y colorida". 

"La plaza Marcos Sastre es un lugar vital y colorido. Pero los rumores de fantasmas circulan desde hace décadas. Ruidos, voces nocturnas, caras que sólo aparecen en fotos. Las leyendas tienen una base histórica", detalla el párrafo inicial.

El espacio erigido sobre la intersección de las avenidas Ricardo Balbín y Monroe perteneció, en la segunda mitad del siglo XIX, al antiguo pueblo de Belgrano. 

"El antiguo pueblo de Belgrano tuvo su propia necrópolis que fue clausurada años después que, ya como ciudad, fuera anexada a la capital de la República. El predio se destinó a plaza al que se le dio el nombre de un distinguido vecino de la zona que, con su obra, educó a varias generaciones de argentinos", puntualizó el sitio Buenos Aires Historia

Antiguas imágenes del terreno que ocupa hoy la plaza Marcos Sastre

Sin embargo, los fenómenos paranormales actuales encontrarán su relación directa con el azote de la fiebre amarrilla, epidemia que data de 1871 con su epicentro en la Ciudad.

Fue allí que, por disposición del entonces gobernador de la provincia, Emilio Castro, los cadáveres debían ser enterrados en forma inmediata, prohibiéndose las misas de cuerpo presente y el traslado por fuera de la zona de fallecimiento.

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"A raíz de la epidemia de fiebre amarilla de 1871, el cementerio se estableció en un predio más grande, donde hoy se encuentra la plaza. Fue nutrido por la frecuencia de las pestes hasta 1896, cuando la Municipalidad decretó su cierre. Sin embargo, siguió funcionando", amplia el hilo de Nuevos BAires.

Entre algunos de los ocupantes que allí encontraron sepultura se destaca el escritor y educador Marcos Sastre, fundador del Salón Literario y vecino de la zona, fallecido en 1887. Tras el cierre del cementerio, sus cenizas fueron trasladadas a la Recoleta, donde hoy reposan.

"Trasladar a un cuerpo hasta el nuevo cementerio era caro. Por una módica suma, la Municipalidad todavía permitía que los vecinos enterrasen a sus familiares en el predio del cementerio cerrado, que se transformó en un lugar atravesado por los arbustos y el silencio cómplice".

Los restos de Marcos Sastre descansaban en la hoy plaza de Villa Urquiza que lleva su nombre

La clausura definitiva fue dictaminada por el Concejo Deliberante en 1908. Entre los argumentos, además del "espectáculo poco armonioso" que ofrecía el terreno, se mencionaba que "la lluvia atravesaba las sepulturas y contaminaba las napas de agua potable", cita que se desprende de la normativa oficial.

"Los vecinos usaron el cementerio durante 11 años más. En 1919, el Concejo Deliberante volvió a intervenir, ahora con el argumento de que el lugar afectaba "reglas higiénicas, estéticas y hasta de moralidad". Se intimó a los deudos a retirar los restos de sus familiares en 90 días", sumó Nuevos BAires.

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Años más tarde, en 1922, la actual plaza quedó inaugurada, aunque durante mucho tiempo, los vecinos del barrio más longevos recordaban que durante su niñez, después de lluvias intensas, era común encontrar huesos y reliquias en el barro, al costado del arenero.

"Algunos dicen que, en las noches sin viento, las hamacas se mueven solas. Los vecinos más antiguos de los edificios lindantes se acostumbraron a las historias de poltergeist y apariciones. Ninguna, desde luego, está confirmada", concluye el hilo de Twitter. 

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