

Las expectativas del mercado respecto de una solución negociada entre la Argentina y los holdouts se mantiene firme, tanto que los bonos soberanos en dólares lograron recuperar casi todo lo que perdieron luego de que la Corte Suprema de Estados Unidos rechazara tratar el caso pari passu hace 20 días.
De acuerdo a cálculos de la consultora Ecolatina, luego de que la Corte comunicara su decisión los precios de los bonos se hundieron 8%, aunque la posterior expectativa de una resolución favorable se tradujo en una recuperación de las cotizaciones desde entonces en un promedio de 7%. Si bien no alcanzó para volver a los niveles previos a la negativa del máximo tribunal norteamericano, marca una tendencia positiva que esperamos continúe si se logra un acuerdo que evite el default, indicó un informe de la consultora.
Los títulos de medio y largo plazo fueron los que experimentaron un rebote más pronunciado, ya que son los de mayor upside ante un escenario positivo, dada su madurez más larga - aunque también fueron los que más se contrajeron ante la negativa de la Corte Suprema. Por ejemplo, los PAR ya se encuentran un 2% arriba de los valores previos al rechazo de la Corte.
Según Ecolatina, una resolución positiva del caso implicaría en el mediano plazo una convergencia a los rendimientos de los títulos soberanos de otros países de la región. De esta manera, la TIR podría tender a reducirse desde el actual 10% promedio a un entorno del 6% -promedio de Latinoamérica -si, además de resolverse el juicio con los holdouts, se avanza en la resolución de otros desequilibrios estructurales de la economía, apuntaron desde la consultora.
Bajo este escenario el incremento en el precio de los activos podría ubicarse cerca del 10% para la parte corta y media de la curva, es decir, para los bonos con vencimiento de 2015 a 2018, mientras que los títulos largos con vencimientos de 2024 a 2038 podrían tener un alza promedio del 43%. Si el escenario resultante es negativo, una duplicación en el rendimiento de los bonos cortos y medios devendría en una baja de los precios en torno al 25%, mientras que para los largos la pérdida del valor sería casi total al ser precios de default.













