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El esquema cambiario enfrenta riesgos y podría sufrir modificaciones en partes del mismo, tales como un cambio en la banda superior. De cualquier manera, los analistas confían en que el mismo se mantendrá, elevando el atractivo en los títulos en pesos.

Bandas por más tiempo

El mercado sigue poniendo precios a que las bandas cambiarias van a continuar durante el verano.

Los tipos de cambio implícitos establecidos en los contratos de dólar futuro marcan una expectativa de calma cambiaria y de una permanencia del actual esquema de bandas de flotación.

En otras palabras, los contratos de dólar futuro muestran que el mercado espera que, al menos hasta abril, el dólar se sostenga debajo del techo de la banda cambiaria.

El hecho de que el mercado ponga precios a que el dólar se mantendrá debajo del techo de la banda implica una señal de confianza sobre el actual esquema y anticipando que no va a darse algún escenario de volatilidad cambiaria de corto plazo.

Juan Manuel Franco, economista jefe de Grupo SBS, indicó que el mercado pone el foco, aún tras el aumento de la demanda de pesos post electoral y la descompresión de tensión cambiaria, en el esquema cambiario.

“El gobierno ratificó las bandas en múltiples oportunidades y el mercado parece, de momento, asignar una alta chance a que efectivamente así suceda. Futuros de tipo de cambio se ubican dentro de la banda hasta abril de 2026, a la vez que los pares CER/DL para mediados de 2026 descuentan un aumento muy moderado del TCR desde los niveles actuales”, explicó Franco.

Sin embargo, agregó que sigue habiendo varias incógnitas para el mercado, poniendo en especial atención la dinámica de las reservas.

“Si bien el fuerte desarme de la cobertura cambiaria podría explicar parcialmente por qué el tipo de cambio sigue relativamente cerca del techo de la banda, poniendo foco en la acumulación de reservas, vemos compras más bien acotadas del Tesoro, aún tras el aluvión de dólares provenientes de colocaciones de bonos. Es decir, no se aprovechó, por el momento, el flujo de la cuenta capital y financiera para robustecer cuentas externas”, remarcó Franco.

El dólar futuro

El mercado pone precios en que, a fin de año, el dólar oficial se ubicará en $1450, saltando a $1484 a fin de enero y a $1511 a fin de febrero.

Para marzo, el dólar se ubicaría en $1538 y avanzaría a $1567 para abril, cotizando en $1595 para fin de mayo de 2026.

Estos son precios que se sostienen dentro del actual esquema cambiario.

Los inversores plantean sus inversiones en función de dicho esquema y generar modificaciones en el mismo podría implicar un aumento en la volatilidad en el mercado de bonos, pudiendo también afectar la dinámica cambiaria esperada para los próximos meses.

Por esta razón, si bien los precios del mercado hacen pensar que el esquema de bandas podría sufrir modificaciones, no es 100% asegurado que ello efectivamente termine ocurriendo.

En ese sentido, Nicolás Guaia, CEO de Max Capital Asset Management, considera que no tiene sentido hoy ajustar el esquema cambiario actual.

“Dado que el mercado espera un sendero de merma en la inflación, evidenciado por las tasas “break-even”, no tendría mucho sentido alterar el ritmo de crecimiento de la banda superior. Adicionalmente, cualquier modificación al esquema de bandas puede afectar su credibilidad, factor fundamental para su funcionamiento”, indicó Guaia.

Federico Filippini, Head Of Research & Strategist de Adcap Grupo Financiero, detalló que, aun cuando parte del mercado anticipa una flexibilización de las bandas, se trata de un escenario de baja probabilidad.

“No veo beneficios evidentes en modificar sus parámetros en un contexto en el que la incertidumbre electoral ya quedó atrás y el objetivo pasa por afianzar las expectativas de mediano plazo. De hecho, si algo mostraron los últimos meses fue un ajuste a la baja en las expectativas de devaluación”, afirmó Filippini.

Evaluando posibles cambios

El escenario de baja volatilidad cambiaria viene de la mano de un contexto positivo para los mercados luego del resultado electoral.

La victoria del Gobierno en octubre derivó en un rally en los bonos y en las acciones y una estabilidad cambiaria, provocando una caída en la volatilidad de los activos financieros a nivel agregado.

De cualquier manera, el hecho de que el mercado ponga precios a que el actual esquema se va a mantener, ello no implica que no pueda haber cambios, o mismo que no se requieran cambios en las bandas cambiarias.

Adrián Yarde Buller, economista jefe de Facimex Valores, sostuvo que revisó su expectativa de que el BCRA recalibre levemente el ritmo de ajuste de la banda cambiaria en enero de 2026.

“Ahora esperamos que lo mantenga al 1% TEM. Esto implicará asumir cierto riesgo, ya que la diferencia entre la inflación doméstica y externa forzará una apreciación gradual (pero consistente) del techo de la banda cambiaria, especialmente si se demora la desinflación”, dijo Yarde Buller.

Alejandro Fagan, Estratega en Balanz, considera que el mercado está esperando cierta recalibración de las bandas.

“Los inversores esperan un ajuste en el esquema de banas ante la necesidad del BCRA de acumular reservas para enfrentar los futuros vencimientos y de cara a la revisión de metas con el FMI, lo que se traduce en los precios de los futuros que incorporan un aumento mensual de 2% aproximadamente”, dijo.

Incluso, los analistas señalan que las bandas cambiarias también están expuestas a riesgos globales o regionales, los cuales podrían forzar algún cambio en el actual esquema.

Los analistas de Portfolio Personal Inversiones (PPI), reconocen que seis de los doce contratos de dólar futuro se ubican por debajo del techo cambiario establecido por las bandas de flotación.

Sin embargo, advierten que más allá de que el dólar oficial se ubique 4,8% por debajo de la banda superior, hay riesgos exógenos (y latentes) que podrían plantear un escenario desafiante para el esquema cambiario.

“La semana pasada Brasil se vio golpeado por el lanzamiento de Flavio Bolsonaro como candidato presidencial de la derecha, desplazando al preferido de los mercados, Tarcísio de Freitas (actual gobernador del estado de São Paulo). Esto provocó un golpe en los activos brasileros incluyendo el real, que acumula una depreciación de 2,8% desde el jueves”, dijeron.

A su vez, explicaron que el impacto en Argentina resultó en una apreciación del índice de tipo de cambio real multilateral (ITCRM) de 0,7% el jueves y 1,4% el viernes.

Aunque una eventual retirada de Flavio Bolsonaro podría devolver aire al real, lo sucedido pone de manifiesto como podría afectar la sostenibilidad del esquema cambiario actual una depreciación de las monedas de los socios comerciales, que, desde el “Día de la Liberación”, han venido apreciándose frente al dólar. Cabe destacar que Brasil tiene una ponderación del 32,1% del ITCRM a octubre, dado su peso en el comercio de manufacturas en los últimos doce meses, siendo nuestro principal socio comercial”, detallaron desde PPI.

Inversiones y tipo de cambio

Si el esquema de bandas se mantiene, de alguna manera se sostiene el escenario en el que el BCRA garantiza cierto retorno en el carry trade.

Esto es así ya que el BCRA impediría que se evidencia algún escenario de estrés cambiario, asegurando que el dólar se mantendrá dentro de las mismas, permitiéndole a los inversores poder fijar un retorno en moneda duras de manera casi asegurada.

Por ello, los analistas creen que de mantenerse el esquema cambiario, podría ser positivo para las inversiones en pesos, incluso bajo el escenario en el que el crawling de la banda superior salte al 2%.

El próximo contrato en vencer es el de diciembre que cotiza en $1451, por lo que marca una devaluación directa de 0,9% e implícita mensual de 1,0%.

Para los tres meses siguientes, los precios reflejan que la suba en el dólar correría en niveles en torno al 1,8%: 1,7% en enero ($1.486), 1,8% en febrero ($1.513) y 1,8% en marzo ($1.542). A partir de ahí, los precios señalan una devaluación que continúa al ritmo de 1,8% promedio hasta noviembre del 2026.

Mariano Ortiz Villafañe, Chief Economist de Aldazabal y Cía, detalló que el mercado efectivamente pricea un dólar que se mantendría contenido dentro de la banda durante el verano, invitando a continuar el carry.

Desde el lado de las inversiones, y para posiciones en pesos para los próximos meses Ortiz Villafañe remarcó que prefiere instrumentos CER, aunque pendientes de ver cambios en el esquema cambiario y monetario.

“Las breakeven de inflación lucen algo optimistas en el corto plazo respecto de nuestro escenario base. No obstante, estamos a la espera de que en algún momento se introduzcan cambios al actual esquema monetario/cambiario de manera de facilitar la acumulación de reservas, lo que implicaría mayor flexibilidad para el tipo de cambio”, comentó Ortiz Villafañe.

Por su parte, Facundo Barrera, socio en Fincoach, detalló que el resultado electoral del 26 de octubre aportó calma al mercado, aunque la única variable que mostró un comportamiento relativamente neutro frente al evento electoral fue el tipo de cambio.

“Este desempeño puede explicarse por distintos factores, entre ellos el desarme de coberturas por parte del Gobierno (incluyendo pagos de Lelink y reducción de posiciones en el mercado de futuros), lo que contribuyó a mantener al dólar oficial en niveles cercanos al techo de la banda cambiaria”, explicó Barrera.

En cuanto al posicionamiento, la dinámica cambiaria luce clave a corto y mediano plazo.

En ese contexto, Barrera entiende que los fundamentos hacia adelante permiten identificar oportunidades interesantes para inversores con un perfil agresivo.

“Se destaca el carry trade a través de Lecap con vencimientos en junio y agosto. La Lecap a agosto (S31G6) ofrece un rendimiento directo del 22% en pesos, mientras que el techo de la banda para agosto de 2026 se ubica en $1653. En un escenario donde el tipo de cambio alcance dicho techo, la devaluación acumulada sería del 13%, lo que implica un retorno mínimo del 9% en dólares de manera directa. Al anualizarlo, esto equivale a una tasa efectiva anual del 12,7% en dólares”, dijo Barrera.

Reservas y tipo de cambio

Una de las variables que podría afectar el tipo de cambio y generar un impacto negativo sobre las bandas es la dinámica de compra de dólares.

Esto es así ya que, si el BCRA se dispone a comprar divisas, esto podría empujar al tipo de cambio al alza, haciéndolo chocar contra la banda superior y amenazando el esquema.

Además, la compra de dólares se daría a través de la emisión de pesos, pudiendo amenazar también a la inflación.

En ese sentido, lo que ha señalado el BCRA emitirá pesos para comprar reservas solo si se percibe un aumento en la demanda de dinero.

De esa manera, los pesos que se emiten no irían al dólar y el esquema cambiario se vería menos amenazado.

Franco agregó que la acumulación de reservas es todavía materia pendiente para el gobierno.

De cualquier manera, Franco también advierte que la demanda de pesos resultará clave para que el gobierno pueda encarar el sendero de compras de divisas y acumulación de las mismas.

“Creemos que una posibilidad es que, previo a iniciar un sendero de acumulación de reservas, el gobierno prefiera esperar a ver dónde se estabiliza la demanda de pesos, considerando la estacionalidad de diciembre-enero. Seguimos esperando por mayor claridad en el plano monetario, con un apretón que aún tiene bastante por aflojar, con una economía que precisa remonetización”, indicó Franco.

Lisandro Meroi, Research Analyst de TSA Bursátil, indicó que la incertidumbre respecto a la continuidad del esquema de bandas ha sido una constante en los últimos meses, a pesar de la defensa del mismo por parte del equipo económico.

Sobre este tema, Meroi agreó que, con un tipo de cambio que se encuentra solo 4% por debajo del techo, y la necesidad del Tesoro de acumular reservas, naturalmente el mercado encuentra motivos para desconfiar de que el sistema se sostenga, al menos en su forma actual.

“Creemos que en el caso de que los fondos para el pago de los soberanos se consigan sin la necesidad de compras oficiales en mercado, esto podría descomprimir la expectativa sobre el tipo de cambio. Además, el actual régimen de bandas suele plantearse y durar un período de tiempo considerable, siendo que en Argentina lleva menos de 1 año”, detalló Meroi.