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Banco Galicia cerró el tercer trimestre de 2025 con una pérdida neta de $103.894 millones, una cifra que no solo sorprende por su magnitud, sino por que expone el momento que atraviesa la banca en la Argentina.

La caída no puede atribuirse a un único factor ni a un error de gestión. Es, en cambio, el resultado de un choque simultáneo entre regulación, fondeo, riesgo crediticio y una reestructuración corporativa tan grande como costosa. Y, sobre todo, es la primera señal contundente de que el modelo bancario que funcionó en los últimos años está en plena transformación.

La explicación inmediata apunta al proceso de integración de HSBC, que dejó un impacto de más de $100.000 millones en gastos de personal, retiros voluntarios, reorganización operativa y ajustes internos.

Esa factura por sí sola habría sido suficiente para deteriorar cualquier balance. Pero lo notable del trimestre es que, aun sin ese costo no recurrente, el banco se habría movido prácticamente en terreno neutro, con un retorno sobre el capital propio (ROE, en inglés) ex-HSBC de apenas -0,2%. Es decir: el negocio subyacente ya estaba bajo presión antes de contabilizar la reestructuración.

El corazón del problema fue el margen financiero. La combinación de tasas más altas, encajes más estrictos y una estructura de fondeo que repreció antes que los activos generó un recorte abrupto en el spread.

La tasa promedio de los pasivos pasó de 15,6% a 16,5%, una suba que comprimió los ingresos por intermediación al mismo tiempo que el rendimiento de los activos caía, afectado por la baja en los títulos públicos y el repricing incompleto de la cartera de préstamos.

Tras dar a conocer el balance, la acción de Grupo Financiero Galicia en Nueva York cae casi 2% y, según estimaciones privadas, los papeles del banco cayeron más de 23% en los últimos 20 días, tras la victoria del oficialismo en octubre.

Este descalce —pasivos más caros, activos que rinden menos— es el que explica por qué el margen financiero del banco se redujo prácticamente a cero. Es el tipo de shock que no se veía desde la turbulencia de 2018, pero en un entorno completamente distinto: ahora no hay inflación alta que licúe los desbalances ni un movimiento abrupto del tipo de cambio que permita recomponer por vía contable.

Milo Farro, analista en Rava Bursátil, en diálogo con El Cronista, explicó que factores como la volatilidad en las tasas de interés derivada del desarme de las Lefi, junto con el aumento en la morosidad y el “torniquete monetario” propuesto por el Banco Central (BCRA) en términos de suba de encajes “plantearon un escenario desafiante para los resultados de los bancos en el tercer trimestre”.

Farro indicó que el balance de Galicia reflejó gastos no recurrentes por su operación con HSBC. “A nivel consolidado, el ROE fue 4,7% negativo, mientras que en el acumulado de los últimos nueve meses se refleja una caída de 80% en las ganancias respecto al mismo periodo de 2024”, dijo el analista.

El analista señaló que luego del fuerte optimismo post elecciones, en las últimas semanas el mercado reajustó sus expectativas y las acciones de Galicia en Nueva York cayeron 23% en los últimos 20 días.

“De cara a los próximos trimestres, será crucial monitorear la dinámica de la economía real y la evolución de la morosidad. De igual manera, se debe tener en cuenta que la normalización de las tasas de interés debería tener un impacto favorable en los trimestres venideros”, concluyó Farro.

Riesgo crediticio

Al mismo tiempo, el riesgo crediticio mostró la peor dinámica de los últimos años. La cartera irregular saltó a 5,8%, más del triple que un año atrás. Las previsiones por incobrabilidad crecieron a una velocidad que supera ampliamente el promedio del sistema y la cobertura cayó a niveles que obligan a un refuerzo permanente.

Así, el deterioro crediticio dejó de ser un fenómeno acotado a segmentos específicos y empieza a tomar una forma más generalizada, especialmente en préstamos en pesos y tarjetas, dos líneas donde el ajuste de tasas pega más rápido.

Lo paradójico es que la morosidad subió justo cuando el crédito recuperó fuerza. Las financiaciones treparon 14% en el trimestre y 110% interanual, con una dinámica particularmente agresiva en los préstamos en dólares tras la flexibilización del mercado cambiario.

Es un crecimiento saludable desde el punto de vista de la actividad, pero riesgoso en un contexto donde la capacidad de pago tarda más en recuperarse que el apetito por financiamiento.

Por su parte, Ignacio Sniechowski, Head of Equity del Grupo Invertir en Bolsa (IEB), en diálogo con este medio, confirmó que el tercer trimestre fue complicado para Galicia.

“El resultado estuvo fuertemente condicionado por la caída del margen financiero (NIM), afectado por mayores requisitos de integración de efectivo y por un incremento significativo en los cargos por incobrabilidad. En este contexto, el ROE anualizado reportado cerró en –4,7%, aunque al normalizar el impacto extraordinario de la reestructuración con HSBC, el retorno mejora apenas uno por ciento” dijo el estratega.

Sniechowski también destacó que la calidad de la cartera también mostró deterioro: “los NPLs pasaron de 5,5% en el 2T25 a 6,8% en el 3T25. El resultado neto por intereses cayó 3% frente al trimestre anterior por la contracción del NIM, aunque aún muestra un crecimiento interanual del 24% gracias al fuerte avance de los préstamos".

Sin embargo, el ingreso operativo neto retrocedió 23% tanto contra el 2T25 como contra el 3T24, golpeado por los mayores cargos por incobrabilidad y un menor rendimiento de la posición en títulos públicos, comentó en línea con lo expuesto más arriba. “El beneficio de la menor inflación persiste, aunque se modera frente al trimestre previo”, aseguró el experto.

“Fue un trimestre malo para Galicia. La desaceleración del crédito, las tasas reales altas y los mayores encajes golpearon al NIM, mientras la mora siguió subiendo”, resumió Sniechowski.

Las dos variables que definirán la valuación:

  • Reactivación del crédito:
  • IEB espera que el crédito vuelva a tomar ritmo en el 4T25, condición necesaria para recomponer ingresos.

Cómo jugarán el crédito, el NIM y la mora sobre el ROE: si en 2026 Galicia logra un ROE de entre 10% y 15%, las valuaciones actuales lucen ajustadas; es difícil pensar en múltiplos sensiblemente más altos, cerró Sniechowski.

Wall Street se anticipó

Por ese motivo, Morgan Stanley decidió cerrar su posición en Banco Galicia y el timing no fue casual: el gigante de Wall Street salió justo cuando el consenso internacional empieza a endurecer su lectura sobre los resultados del sistema financiero argentino.

En paralelo, Goldman Sachs publicó un reporte lapidario sobre los bancos argentinos para el tercer trimestre del año, en anticipación a un trimestre flojo en todos los frentes: menor liquidez, margen financiero comprimido y deterioro de la calidad crediticia.

Dentro del panel, Galicia apareció como el más golpeado, incluso con una pérdida neta atribuible a los gastos extraordinarios. BBVA (BBAR) mostraría un ROE mínimo por mayores provisiones y caída del resultado de mercado, mientras que Macro (BMA) sería el menos afectado del grupo, manteniendo un ROE positivo aunque en retroceso.

Las recomendaciones hablan por sí solas: GGAL – Neutral; BBAR – Sell; BMA – Buy. No es precisamente el tipo de escenario que incentiva sostener riesgo bancario argentino.

Ese telón de fondo encaja con la rotación que hace Morgan Stanley dentro de su modelo regional. La salida de Galicia no es un juicio sobre la calidad del banco, sino un movimiento táctico para reducir exposición a sectores domésticos altamente sensibles a la política monetaria, a la dinámica regulatoria y a shocks de liquidez.

En su cartera LatAm, Galicia directamente desapareció: pasó de un peso del 1% a 0%, mientras que se mantienen apuestas más defensivas o dolarizadas como Vista y Loma Negra.

Matías Waitzel, socio de AT Inversiones, explicó a este medio que, el resultado de Galicia estuvo en línea con lo que esperaba el mercado: “Un trimestre flojo”. El analista señaló que la baja actividad económica, el crédito frenado por tasas elevadas y la morosidad en aumento presionaron su rentabilidad. Sin embargo, gran parte del deterioro “ya está reflejado en el precio”.

Para Waitzel, si en los próximos meses la economía reactiva y las tasas extienden la baja, el crédito debería recomponerse hacia 2026. “En ese escenario, Galicia —por su escala— sería uno de los grandes beneficiados. Por eso, más que un trade de corto plazo, empieza a perfilarse como una oportunidad para quienes miren el próximo ciclo y no el próximo trimestre”, concluyó el experto.