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Shock o gradualismo. El debate parece reinstalarse. Pero en esta reedición, modelo 2022, la discusión no se da al interior del Gobierno ni se basa en qué tan rápido deben corregirse los desequilibrios fiscales. Hoy la disputa se centra en el ritmo de devaluación.

El Gobierno ya dio señales concretas que reflejan que está dispuesto a acelerar el ritmo de crawling peg. Pero dentro del mercado, cada vez más analistas creen que podría darse un salto cambiario abrupto, ante la magnitud de los desequilibrios monetarios y económicos.

Al atraso cambiario que se registró en 2021 y al hecho de que la brecha cambiaria lleve semanas rondando el 100% se suma un bajo nivel de reservas netas, que se estima insuficiente para afrontar los abultados vencimientos de deuda en dólares de los próximos meses. Todos estos factores alimentan la discusión sobre la forma en que va a subir el dólar.

Tras el pago de los compromisos de deuda recientes al Fondo Monetario Internacional (FMI), estimaciones privadas sitúan a las reservas netas en torno a u$s 3000 millones.

Esto las coloca en un nivel crítico, contemplando que deben pagarse en marzo un monto similar en un vencimiento de deuda al organismo.

Además, el nivel la brecha cambiaria del orden del 100% hace insostenible al buen funcionamiento de la economía, lo cual contribuye a generar mayores presiones devaluatorias.

A ello hay que sumarle una gran cantidad de deuda en dólares. Suman cerca de u$s 19.000 millones a lo largo del año, además de la deuda abultada en pesos que también le pone presión a la estabilidad cambiaria.

Esta deuda en moneda local pone bajo presión a la capacidad de rolleo de deuda por parte del Tesoro. A lo largo del año, vencerán cerca de $ 4,1 billones de deuda en pesos, a lo cual hay que sumarle otros $ 4 billones correspondientes a Leliq y pases que le suman al déficit cuasifiscal del Banco Central (BCRA).

Si bien la mayoría de los analistas espera que la mayor devaluación se dé a partir de un crawling peg más acelerado, no se descartan las chances de que veamos algún tipo de salto más abrupto.

Emiliano Anselmi, analista de mercado de Portfolio Personal Inversiones (PPI), destaca que su escenario base es la de una aceleración del crawling peg, contexto que forzaría al BCRA a subir la tasa de interés.

Además, alertó que, si la situación lo amerita, es esperable que el Gobierno opte por endurecer las restricciones cuantitativas (más cepo) hasta llegar a un acuerdo con el FMI y la entrada de la cosecha gruesa hacia fines de marzo.

"No está claro que la estrategia de más cepo le permita recomponer reservas en demasía a la autoridad monetaria durante el verano, por lo que no podemos descartar de plano un salto discreto del oficial", dijo.

"El bajo nivel de reservas netas, estimado en u$s 3900 millones y compromisos del Tesoro por u$s 2800 millones (antes del gran pago al FMI por u$s 2800 millones el 21 de marzo) no dejan lugar para que en enero y febrero se repitan las ventas en el MULC por casi u$s 500 millones de diciembre", agregó Anselmi.

Por otro lado, el especialista de PPI advierte que el factor que atenta contra la compra de reservas es una brecha de 100%, que a su vez es producto del fuerte atraso del dólar oficial en 2021 (además de la emisión monetaria que empujó los dólares financieros al alza en la segunda mitad de 2021).

"A este tipo de cambio real, el BCRA es vendedor neto en el MULC, por lo que cuesta imaginar que con un atraso que se acentúe, el BCRA se vuelva comprador neto", explicó.

El peso bajo presión

Junto con la lira turca, el peso argentino es la moneda que más se devaluó en los últimos dos años. El peso fue la segunda moneda dentro del mundo de los mercados emergentes que más se devaluó en 2021, perdiendo cerca de un 30% de su valor, detrás de la lira, que cayó más de un 45%.

Sin embargo, el peso argentino es la moneda que más cayó en 2020, perdiendo cerca de un 50% de su valor.

Tanto la lira como el peso argentino se encuentran completamente aislados de la gran mayoría de las monedas de mercados emergentes, las cuales no han sufrido estos sobresaltos en los dos últimos años, y que en general se han mantenido bastante estables.

Aun así, pese a la devaluación brutal de los dos últimos años, el peso argentino se apreció 18% en el último año debido a la alta inflación que existe en la Argentina.

Dados los desequilibrios monetarios y económicos, el mercado no descarta la probabilidad de ver un salto discreto en el dólar.

Ezequiel Ferrando, portfolio manager de Mariva Fondos, destaca que el escenario base que manejan desde la compañía es el de una aceleración del tipo de cambio, aunque no descartan las chances de que el salto del dólar sea del tipo discreto, dados los desequilibrios económicos y monetarios.

"Si bien nuestro escenario base es de una aceleración del ritmo de devaluación, no dejamos de ver riesgos de salto discreto. Seguimos de cerca las reservas, las cuales se han visto atacadas, así como también la dinámica de brecha cambiaria. Vemos que existen inconsistencias y desconocemos los lineamientos de algún plan, por lo que todas esas condiciones nos empujan a tener una postura de mantener cobertura", comentó Ferrando.

Con una visión de igual cautela, Adrián Yarde Buller, economista jefe y estratega de Facimex Valores, señaló que, si bien su escenario base contempla una aceleración de la tasa de devaluación como evento más probable, una devaluación de salto no puede ser descartada.

"Estamos en un contexto de bajas reservas netas, altos vencimientos de deuda en moneda extranjera, endurecimiento de las condiciones financieras globales y riesgo de sequía. En este marco, el margen de maniobra para el BCRA es acotado y los riesgos de ejecución de una estrategia de corrección gradual no deben ser menospreciados", dijo.