
Hace sólo unos pocos días Pedro Sánchez, que perdió las últimas dos elecciones, fue excluido de su propio partido hace dos años y trastabilla en las encuestas, parecía no tenerla fácil si su meta era convertirse en el próximo primer ministro de España. Era muy poco probable que el líder de la oposición socialista sucediera a Mariano Rajoy tan de repente.
Pero el viernes pasado Sánchez logró una hazaña extraordinaria. Recurrió al voto de confianza para convencer al parlamento de destituir al gobierno de turno por primera vez en la historia democrática de España y, al hacerlo, se ungió como el nuevo líder de país.
Cuando Rajoy se despidió de la nación después de siete años como primer ministro en los que a menudo burló todas las predicciones políticas, España empezaba a evaluar las chances de que Sánchez haga lo mismo después de su audaz apropiación de las riendas del poder.
"Llamar a un voto de confianza fue un inmenso riesgo, pero por Dios sí que valió la pena.... Hoy se lo ve como un genio político", dijo un legislador.
De 46 años, Sánchez llega a ocupar el cargo de primer ministro con votos de partidos chicos incluyendo diversas fuerzas regionales. Encabezará un gobierno de minoría con sólo 84 bancas en un parlamento de 350 asientos. En su agenda hay planes para dar marcha atrás con algunos de los recortes que hizo Rajoy a programas sociales y mejorar las relaciones con Cataluña, donde el gobierno regional independentista dirigió una campaña separatista el año pasado.
Los críticos sostienen que Sánchez, un ex economista pro-Europa conocido como El Guapo en España por parecerse a una estrella de cine, es un oportunista que usó una moción contra el gobierno para escurrirse en el poder pese a su mediocre popularidad nacional.
"Todos saben que Pedro Sánchez nunca va a ganar elecciones y ese es el motivo de su moción para desplazar al gobierno", dijo Rajoy cuando comprendió el peligro que corría el jueves pasado.
Los aliados de Sánchez sostienen que fue correcto pedir el voto de no confianza contra Rajoy después del escándalo de corrupción dentro del partido Popular del ex primer ministro. También aseguran que fue un golpe maestro que colocará a su partido en el centro del debate político, en un momento en que perdió el rumbo.
Eso podría beneficiarlo si, tal como es casi seguro, España otra vez más tenga elecciones anticipadas. Con una mayoría parlamentaria tan reducida, Sánchez que es el séptimo primer ministro del orden democrático español pos-1978 podría tener dificultades para repeler los ataques provenientes de sus rivales.
Esta no es la primera jugada audaz que le sale bien a Sánchez en su carrera política nacional, que empezó en 2014 cuando de ser prácticamente un desconocido pasó a conducir el partido socialista, conocido en España como PSOE.
En 2016, después del peor resultado electoral de partido en la historia moderna y de las frustraciones internas sobre su liderazgo, fue desplazado como líder tras un golpe conducido por la mitad del comité ejecutivo del partido.
En respuesta, él abandonó su banca en el parlamento y anunció un viaje para reconectarse con los votantes. "Tomaré mi auto y viajaré por España para escuchar a aquellos que no han sido escuchados, a los miembros de las bases y a los votantes de izquierda", aseguró.
Ese acercamiento a las bases del partido lo beneficiaron cuando en mayo de 2017 se postuló para volver a conducir el partido. Con el apoyo de esos votantes, le ganó cómodamente a su principal rival Susana Díaz, la presidente de Andalucía.
Nacido en 1972 en Madrid, Sánchez creció en una familia de clase media; su madre era abogada y su padre empresario. Estudió en Madrid antes de cursar una maestría en economía política en Bruselas.
Su vida política comenzó como concejal opositor en Madrid desde 2004 hasta 2009, después de lo cual ingresó al parlamento como legislador bajo el gobierno del líder socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Perdió su banca en 2011 cuando asumió el poder del PP, pero la recuperó en 2013 y se convirtió en líder del partido.
Sánchez dijo que llamará a elecciones antes de los comicios programados para 2020 pero se negó a dar una fecha específica. Al salir del parlamento después de su éxito en el voto de confianza, dejó en claro que quiere dejar una marca en España antes de ir a las urnas.
"Soy conciente de la responsabilidad y del complejo momento político que atraviesa nuestro país, y sólo puedo decir que voy a enfrentar todos los desafíos que tiene este país con humildad, dedicación y determinación", dijo.
Agregó que quería "transformar y modernizar nuestro país y ocuparse de las emergencias sociales de mucha gente que sufre la precariedad y desigualdad".
Pero Albert Rivera, el líder del partido Ciudadanos de la oposición, el viernes sostuvo que Sánchez debería llamar pronto a elecciones. "Estamos entrando en un período de inestabilidad en España", concluyó Rivera.
Traducción: Mariana Inés Oriolo














