Elon Musk logró una victoria decisiva en la votación de los accionistas sobre su paquete salarial de U$S 1 billón, consiguiendo su segundo premio récord en acciones en dos años y dejando fuera de toda duda su control sobre el fabricante de vehículos eléctricos. El acuerdo salarial fue aprobado por el 75% de los votos emitidos durante la reunión anual de Tesla el jueves. Si Musk alcanza todos los ambiciosos objetivos, aumentará su participación en un 12% y controlará una cuarta parte de las acciones de la compañía. Tras meses de debate y escrutinio, los accionistas pasaron por alto las preocupaciones de gobernanza y respaldaron al director ejecutivo cuya visión y capacidad de venta ya impulsaron el valor de mercado de Tesla hasta los U$S 1,4 billones, más que todos los demás fabricantes de automóviles occidentales combinados. Cuando se anunció el resultado, Musk apareció en el escenario de la gigafábrica de Tesla en Texas ante los vítores de una audiencia seleccionada de accionistas minoristas, levantando los puños al aire. Su hermano y también miembro del directorio, Kimbal, encabezó los aplausos desde la primera fila con su característico sombrero de vaquero blanco. Sobre un escenario iluminado con luces de neón azul y púrpura, frente a una pantalla con el lema grafiteado “abundancia sostenible”, Musk bailó al ritmo de música tecno junto a dos robots humanoides “Optimus”. “Con la IA y la robótica, realmente se puede multiplicar la economía global por 10 o 100. No hay un límite evidente”, dijo Musk en un discurso improvisado de más de una hora. Describió su visión de un futuro dirigido por inteligencia artificial, lleno de vehículos autónomos y un “ejército” de robots Tesla capaces de realizar cirugías mejor que los humanos y de “eliminar la pobreza”. “Va a ser el producto más grande de todos los tiempos, por lejos… Optimus es como un truco infinito de dinero”, agregó. “Supongo que lo que quiero decir es: no vendan sus acciones de Tesla”. La reunión anual coronó 12 meses tumultuosos para Tesla y su hiperactivo director ejecutivo, quien ha acumulado una fortuna de U$S 460.000 millones al frente de un imperio que incluye SpaceX y xAI. Algunos inversores lo presionaron para que dedicara más tiempo a Tesla después de que la reacción de los clientes a su acercamiento al gobierno del presidente Donald Trump afectara las ventas. Pero la mayoría de los accionistas parecían más preocupados por retenerlo, luego de que Musk amenazara con renunciar si la votación fracasaba. La valuación de Tesla depende en gran medida del optimismo sobre la capacidad de Musk para liderar su giro hacia la IA y desplegar millones de robotaxis autónomos. “¿Cuánto vale Tesla sin Musk, o incluso con un Musk a tiempo parcial? Mucho menos de lo que vale ahora”, afirmó Brian Quinn, profesor de derecho en Boston College. Musk ya había ganado una votación igualmente polémica en la reunión anual del año pasado para reaprobar un paquete salarial de U$S 56.000 millones que un juez de Delaware había anulado por dudas sobre su valor y la independencia del directorio. Según una fuente cercana, esta vez Musk estaba más seguro de la victoria, ya que el traslado de Tesla a Texas le permitió a él y a su hermano votar con su 16% de acciones. Aun así, tras las recomendaciones en contra de los asesores de voto Institutional Shareholder Services y Glass Lewis, la cúpula de la empresa lanzó en las últimas dos semanas una intensa campaña de presión. Un grupo integrado por la presidenta Robyn Denholm, el director financiero Vaibhav Taneja y el asesor general Brandon Ehrhart viajó a Nueva York la semana pasada para conceder entrevistas y reunirse con los principales inversores, advirtiendo sobre un futuro sombrío si Tesla perdía a Musk. Denholm perdió la voz a mitad de semana, dejando al expresidente de Chipotle, Jack Hartung —quien se incorporó al directorio en junio— a cargo de las reuniones con los accionistas. Apenas había recuperado la voz para el jueves, cuando dio un discurso ronco en Texas. El directorio de Tesla supo el miércoles por la noche que tenía suficientes votos para ganar, según una fuente. Aproximadamente un tercio del capital pertenece a accionistas minoristas, y cerca de la mitad de ellos participó, votando abrumadoramente a favor. El acuerdo establece metas ambiciosas para que Musk desbloquee sus pagos en acciones por etapas. Para alcanzar el valor de U$S 1 billón, deberá multiplicar por seis la valuación de Tesla hasta los U$S 8,5 billones, aumentar las ganancias 24 veces hasta U$S 400.000 millones y vender millones de robots y suscripciones de conducción autónoma. Durante los 10 años que cubre el plan, Musk no recibirá salario ni bono. Aunque los resultados finales no se han publicado, varios de los principales accionistas institucionales debieron votar a favor para alcanzar el 75%. Las abstenciones contaron como votos en contra. Los tres mayores accionistas externos de Tesla son Vanguard, BlackRock y State Street, que poseen 7,5%, 4% y 3,4% respectivamente. BlackRock y State Street declinaron comentar, y Vanguard no respondió de inmediato. El mayor accionista que se opuso públicamente fue el fondo petrolero de Noruega, con una participación del 1,1%, que objetó “el tamaño total de la compensación”, la dilución de las acciones existentes y la falta de medidas para abordar el “riesgo de dependencia de una sola persona”. “Esto es pago por poder sin control, no pago por desempeño”, dijo Thomas DiNapoli, contralor del estado de Nueva York, quien encabezó la campaña contra la propuesta. “El directorio ha premiado la distracción y consolidado a un director ejecutivo que no rinde cuentas ante nadie”. Pero los inversores, en su mayoría, se alinearon con Musk. Tres directores de Tesla fueron reelegidos a pesar de la oposición de ambos asesores, incluido el aliado de Musk, Ira Ehrenpreis. Una resolución no vinculante para que Tesla invierta en xAI, el grupo de inteligencia artificial y redes sociales de Musk, fue menos concluyente. La propuesta obtuvo más votos a favor que en contra, pero el alto número de abstenciones llevó al directorio a posponer la decisión. Musk indicó que el impulso de Tesla en inteligencia artificial podría incluir conversaciones con Intel para fabricar su nuevo chip AI5, además de con Samsung y Taiwan Semiconductor Manufacturing Company. Los comentarios hicieron subir 1,6% las acciones de Intel en operaciones posteriores al cierre. También mencionó la posibilidad de que Tesla construya su propia “terra-fab” para aumentar su capacidad de producción de chips, en medio de la carrera global por entrenar y desplegar modelos avanzados de IA. Entre los vítores de sus seguidores más fieles —que le agradecieron por haberles hecho ganar fortunas invirtiendo en Tesla y por su defensa de la libertad de expresión en X—, Musk respondió preguntas sobre todo tipo de temas, desde la colonización de Marte hasta la carga de la conciencia humana en cuerpos cibernéticos. “Voy a decir un montón de cosas que probablemente no debería decir, pero eso es lo que lo hace interesante”, bromeó. “Las reuniones de accionistas de otras empresas son un aburrimiento, pero las nuestras son una locura; tenemos un club ciberpunk con robots reales”.