Los mercados emergentes sufrieron un fuerte golpe debido a la venta masiva que este año se produjo en los mercados de deuda globales, la cual en parte se vio impulsada por el alza de las tasas de interés estadounidenses.

Quienes invierten en los mercados emergentes no pueden escapar del sufrimiento. El principal indicador de deuda soberana en moneda local, el JPMorgan GBI-EM Composite, este año cayó 3,5% en términos de retorno total. Su equivalente en moneda fuerte, o nominado en dólares, retrocedió 4,8%. La deuda corporativa en moneda fuerte perdió 1,1%.

Sin embargo, eso es sólo la mitad de la historia. Una combinación de factores idiosincrásicos provocó una amplia dispersión de desempeño dentro del mundo emergente. Quienes invirtieron en deuda en dólares de Zambia, por ejemplo, están sufriendo pérdidas de 29,5% en lo que va del año. Mientras tanto, los que tuvieron la agudeza de comprar bonos de Belice registraron un ganancia de 5,9%.

El factor común es la suba de tasas de interés estadounidenses, que tienden a elevar los rendimientos y bajar los precios. Para los títulos de deuda en moneda local, este problema se suma a las pronunciadas caídas de muchas monedas del mercado emergente contra el dólar estadounidenses.

La mayoría de los titulares indeseables de este año provino de Turquía y Argentina, cuyos bonos en moneda fuerte tuvieron el peor desempeño este año, junto con Zambia y Venezuela, éste último ya en default pero que continúa hundiéndose en una ciénaga política, económica y humanitaria.

"Los países con alta dependencia de financiamiento extranjero y con deuda emitida en moneda no local, fueron los primeros en sufrir el endurecimiento de las condiciones financieras globales", dijo Ricardo Adrogué, director de deuda de mercados emergentes en Barings.

Los bonos argentinos en dólares este año perdieron 18,6% en términos de retorno total, con el rendimiento de sus bonos comprendidos en el JPMorgan EMBI Global Diversified Index que han subido 3,8 puntos porcentuales a 9,8%.

Los inversores extranjeros se inclinaron por los bonos de Argentina con la esperanza de que Mauricio Macri, el presidente reformista del país que asumió a fines de 2015, lograría mejorar la situación financiera de la nación. Pero una serie de errores de política, y la equivocada creencia de Macri de que había tiempo para una reforma gradual, complicaron sus planes. "Al subir el dólar y las tasas de interés estadounidenses, ya no hubo tiempo para el gradualismo," explicó Uday Patnaik, director de deuda de ME en Legal & General Investment Management.

"El riesgo de default de deuda externa se redujo significativamente porque el FMI reemplazó inversores hasta 2022," dijo.

Sin embargo, también hubo ganadores. Los inversores de deuda nominada en moneda fuerte emitida por Angola, Azerbaijan y Mongolia, que juntos componen el 3,6% de índice de referencia, registraron pequeñas ganancias este año.

Patnaik sostiene que el común denominador es que esos países son todos exportadores de petróleo o metales y se vieron beneficiados por el alza de los precios de esos activos.

México se ha destacado en el frente de moneda local, dado que la estabilidad del peso le permitió a los inversores obtener un retorno de 3,2%, lo que Claudia Calich, especialista en deuda de ME de M&G Investment atribuye al hecho de que México logró un reemplazo "benigno" del acuerdo comercial Nafta con EE.UU. y Canadá.

"Dados los desafíos que enfrenta el sector, es fácil perder de vista lo esencial", dijo Cathy Hepworth, codirectora de deuda EM en PGIM Fixed Income. "Pero algunos países mostraron relativa resiliencia".

Este año otra vez recuerda a los inversores que los países a menudo tienen mucho menos en común entre sí de lo que sugiere la marca mercados emergentes que comparten.