
Los operadores de materias primas solían asegurar que la crisis de la deuda griega tendría un impacto menor en sus mercados. Después de todo, el país representa una minúscula proporción del consumo mundial; por ejemplo, menos del 0,5% de la demanda mundial de petróleo.
Pero los efectos de la crisis de deuda de la eurozona más allá de Grecia, Portugal e Irlanda llegó a economías más grandes como España, Italia y hasta Francia y alteró drásticamente la ecuación. Si bien Grecia es pequeña, Europa en su totalidad es una de las mayores fuentes de demanda de materias primas, conducida por los polos industriales de Alemania e Italia.
La región representa casi una cuarta parte del consumo global de petróleo y níquel, y cerca de una sexta parte de otros metales como el cobre. Relatos anecdóticos de los operadores físicos, que son los primeros en ver los cambios en el ánimo, indican que las compras cayeron drásticamente.
La demanda de la mayoría de los commodities se contrajo en el último trimestre del año, estiman los operadores, y en algunos casos, abruptamente. Durante los últimos seis meses, veíamos que los consumidores compraban un poco menos cuando el precio caía; ahora eso está sucediendo menos, comentó un operador refiriéndose a la demanda europea de metales. Se está empezando a parecer a 2008. El lado físico murió de muerte natural. Los consumidores, fabricantes y hasta productores están tratando de descargar metal.
El giro ofrece una señal temprana de lo que muchos creen que es un nuevo período de recesión en la economía de la eurozona.
También se oscureció significativamente el panorama para los precios de las materias primas: varios importantes bancos de inversión, incluyendo Morgan Stanley y JPMorgan, de repente se volvieron directamente pesimistas.
Algunos operadores son aún más tétricos. La demanda de las entregas spot desapareció casi totalmente, aseguran, mientras que algunos consumidores están pidiendo a los proveedores que demoren sus entregas contratadas hasta el año próximo.
Son pocas las estadísticas actualizadas que confirman la tendencia. Pero en los casos en que hay cifras, éstas recalcan el ánimo negativo. En Europa las órdenes de aluminio, por ejemplo, cayeron 20% en octubre comparado con el mismo mes de 2010, según la Asociación Europea de Aluminio.
En términos generales, los operadores y ejecutivos del sector estiman una caída de 30% en la compra de aluminio y de 15% en las ventas de alambre de cobre, un buen indicador de la actividad económica porque se usa para fabricar cables eléctricos.
Pero gran parte de esa caída es simplemente un reflejo de que se está eliminando stock, y no de que está cayendo la demanda final, aseguran los ejecutivos de la industria. Si así fuera, podría revertirse rápidamente la tendencia cuando desaparezca la niebla económica.
La gente está esperando, se muestra cautelosa, comentó un ejecutivo del sector de cobre. La palabra clave es incertidumbre, agregó.
Además, el estado de la demanda en Europa varía significativamente según los commodities y su uso final. El mercado más débil es el del níquel, porque es profunda la crisis de la industria del acero inoxidable.











