
Cuando David Gornall se inició en la compraventa de metales preciosos con 21 años de edad en 1981, los fines de semana eran de temer. Sólo unas pocas almas audaces, recuerda, se animaban a operar un viernes a la tarde porque los precios se podían derrumbar antes del lunes.
La semana pasada volvieron esos recuerdos. Ese lunes la cotización del oro retrocedió 8,5%, la mayor caída desde 1983, cuando el último mercado alcista estaba en agonía y era común que los movimientos diarios de los valores fueran de 10%. Parece que hubiesen regresados esos viejos días, comentó Gornall, que como presidente de la Asociación del Mercado de Oro de Londres es uno de los operadores del metal más experimentados del mundo.
El derrumbe del valor del metal precioso provocó alarma en el mundo de las inversiones. Después de diez años de precios en alza, la inversión en oro ya no es dominio de unos pocos especialistas y coleccionistas de monedas. Actualmente, invierten ahí desde fondos de pensión hasta ahorristas y jubilados de todo el mundo.
Sin embargo, el optimismo sobre los precios siempre en ascenso se evaporó la semana pasada. Los bancos cuentan que sus teléfonos no dejaron de sonar; llamaban aterrorizados clientes ricos a quienes se les había recomendado invertir en oro entre 2% y 10% de su riqueza. La gente entró en pánico, contó el fundador y director de inversiones de Citrine Capital Management, un hedge fund centrado en los metales.
Quienes apuestan a los lingotes quizás estén asustados, pero no pueden decir que no fueron advertidos. Tuvieron una tendencia estelar de diez años, con precios que subieron más de 600% al pico de u$s 1.920 la onza troy en septiembre de 2011 debido a los temores en el sistema financiero, lo que llevó a que muchos buscaran refugio en el metal.
Por cada nuevo precio máximo había un detractor denunciando que era irracional invertir en oro. George Soros lo describió como la última burbuja de activos, si bien lo hizo hasta fines del año pasado cuando vendió casi todas sus tenencias. Warren Buffett se burló de los inversores de oro porque según él lo sacan del pozo sólo para enterrarlo de nuevo y pagarle a quienes lo custodian.
A nivel menos ideológico, los operadores de oro empiezan a perder su entusiasmo desde que Mario Draghi prometió en julio pasado que el Banco Central Europeo hará lo que sea necesario para salvar al euro. Desde entonces, el euro se recuperó, los mercados de acciones subieron y la atención de los inversores se alejó del oro.
El mercado también fue aplastado por factores más específicos del oro. La compra del metal en India cayó abismalmente en 2012 por la desaceleración de la economía local y porque el gobierno subió los impuestos a las importaciones en un intento por reducir el déficit comercial. La demanda china, después del alza del año anterior, se mantuvo mayormente en los mismos niveles en 2012 en medio de un menor crecimiento económico.
Al bajar la demanda de esos dos países, que juntos representan cerca del 40% del consumo mundial del oro, la compra de los inversores occidentales pasó a influir más en el precio del oro.
Pero esas compras no existieron. Los fondos de inversiones cotizantes, cuya creación hace una década ayudaron a popularizar la inversión en oro, comenzaron a deshacerse de sus posiciones. En los primeros tres meses del año, los fondos vendieron un récord de 182 toneladas, cifra equivalente a la producción anual de Sudáfrica.
Sin embargo, el oro hechiza y mucho. Se necesitará más que una semana de precios en descenso para convencer a sus más ardientes defensores de que deben venderlo.
Los gobiernos federales vienen imprimiendo dinero a un ritmo sin precedentes, lo que crea demanda de oro como moneda alternativa, aseguró John Reade, socio y estratega de oro en Paulson & Co. Si bien el oro puede mantenerse volátil en el corto plazo, y está atravesando uno de sus ajustes periódicos, creemos que la tendencia de mayor demanda de largo plazo está intacta.
Mientras tanto, invertir en oro se vuelve cada vez más una cuestión de fe: de que habrá mayor inflación y de que los gobiernos no podrán hacer nada para evitarlo.











