A primera hora de la mañana del viernes, Peter Javori, de 42 años y padre de dos hijos, y su hijo de 18 años, Doma, lograron cruzar la frontera ucraniana hacia Hungría, visiblemente aliviados por haber escapado del peor conflicto armado en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Las tropas rusas habían invadido Ucrania a primera hora del jueves y el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, ordenó una "movilización general" de los hombres del país, de más de 40 millones de personas, para que se incorporaran al ejército. "El gobierno ucraniano me ha dado muy poco mientras criaba a mis hijos", dijo Javori, en Beregsurany, en el lado húngaro de la frontera occidental de Ucrania. "No voy a dejar que lleven a mi hijo a la guerra. De ninguna manera". Tras sólo dos días de combates, las tropas rusas estuvieron a punto de tomar la capital, Kiev, y Javori fue una entre las miles de personas que huyeron al punto fronterizo de Beregsurany. Los líderes de toda Europa del Este han condenado la agresión rusa y han prometido ayudar a los ucranianos. Hungría, Polonia, Rumania y Eslovaquia esperan una gran afluencia de refugiados y se preparan para recibir a un millón o más de personas en total, según diversas estimaciones gubernamentales. En puntos fronterizos como Beregsurany, en Hungría, y Siret, en Rumania, los autos están atascados varios kilómetros y miles de personas hacen cola para entrar. En un vídeo publicado en Facebook por el primer ministro húngaro, Viktor Orban, un mapa estratégico muestra que podrían llegar hasta 600.000 refugiados desde más allá de los Montes Cárpatos. Aunque Orban dejó claro en una declaración en video que Budapest no enviaría tropas o equipos a Ucrania ni pondría en peligro su acuerdo de envío de gas a largo plazo con Moscú: "Naturalmente, ampliaremos la ayuda humanitaria". Polonia, que tiene una gran comunidad ucraniana, dijo que enviaría un tren médico a su frontera para tratar a los ucranianos heridos en los ataques rusos, y los enviaría a uno de los 120 hospitales polacos disponibles, informó Reuters. "Haremos todo lo posible para que toda persona que entre en el territorio de Polonia tenga acceso a la asistencia sanitaria, incluida la hospitalización. Se están preparando camas en los hospitales para la admisión de los heridos", le dijo el Ministerio de Salud polaco a Reuters. El ministro de Defensa rumano, Vasile Dincu, declaró el miércoles que Bucarest podría recibir a medio millón de refugiados. Hungría, al igual que otros miembros orientales de la OTAN y la Unión Europea, reforzó su presencia militar en el este de su frontera, con vehículos blindados que patrullan las ciudades y pueblos cercanos. Los trabajadores de la estación de tren fronteriza de Zahony revisaron las vías para preparar una posible operación de transporte de un gran número de refugiados hacia el oeste. Orban, que levantó una doble valla de púas en la frontera y prometió mantener a los inmigrantes fuera durante la crisis migratoria de 2015, adopta ahora una postura diferente, en parte porque muchos de los que llegan son de etnia húngara, y en parte porque no transitan por otro país antes de llegar a Hungría. En un decreto gubernamental publicado a última hora del jueves, Hungría dio asilo temporal a los ciudadanos ucranianos que huían del conflicto, así como a los nacionales de terceros países con un estatus legal en Ucrania. En Ucrania viven más de 100.000 personas de etnia húngara, muchas de las cuales tienen derecho a un pasaporte húngaro, que recibieron en el marco del programa de Orban para reconocerlos como ciudadanos. En Beregsurany, en una autopista de cuatro carriles había más personas a pie que vehículos, muchas de ellas familias con niños, cargando bolsas de ropa. Los refugiados dejaron sus bolsas bajo un cartel que decía: "¡Bienvenidos a Hungría! Cerca, el Border Buffet les servía café y snacks, y una docena de minivans esperaban para trasladar a quienes, como Javori y su hijo, estaban dispuestos a pagar 40 euros (u$s 45) por un viaje a Budapest. Javori, con doble nacionalidad ucraniana y húngara, fue rechazado inicialmente cuando presentó su pasaporte ucraniano, pero se le permitió entrar en Hungría con su pasaporte húngaro. Dejó atrás a su mujer e hija y se dirigió a Budapest, donde espera encontrar trabajo. "Las mujeres se quedaron en casa, mi hija, mi nieta", dijo. "Ellas también tienen miedo, pero no creo que Putin quiera entrar en Transcarpatia [la región fronteriza junto a Hungría]. Al menos eso espero sinceramente". Andriy, un chofer ucraniano de 25 años que no quiso dar su apellido, dijo que solía ser policía, pero que, por temor a ser reclutado, lo dejó para convertirse en conductor de combis el mes pasado. Andriy dejó de recoger pasajeros en el lado ucraniano el lunes, y por ahora planea quedarse en Hungría. "Mi familia está en Ucrania", dijo. "Me preocupa mucho, pero no los enviarán al frente como a mí. Me han dicho que me quede aquí y no me arriesgue".