La histórica legislación fiscal y de gasto de Donald Trump avanzó un paso más hacia convertirse en ley este martes, luego de que el Senado de Estados Unidos pusiera fin a días de negociaciones y aprobara por un estrecho margen el denominado "gran y hermoso proyecto de ley". El paso del proyecto por la cámara alta del Congreso deja ahora su destino en manos de la Cámara de Representantes, donde aún podría enfrentar una considerable oposición antes de la inminente fecha límite del 4 de julio. El Senado aprobó la amplia legislación por 51 votos contra 50 este martes, luego de que el vicepresidente JD Vance emitiera el voto de desempate. El presidente estadounidense celebró el avance de la iniciativa durante una visita a un centro de detención de migrantes en Florida, donde declaró a la prensa que el proyecto contenía "algo para todos". Los críticos advirtieron que la legislación, que incluye fuertes recortes impositivos, incrementará drásticamente la deuda nacional de EE.UU. El dólar estadounidense cayó en los últimos meses ante los temores de un deterioro de las perspectivas fiscales del país. Durante días, los senadores estuvieron divididos respecto al proyecto, con un número clave de republicanos expresando preocupación por su tamaño y alcance. La votación decisiva llegó tras una sesión maratónica en la cámara que duró más de 24 horas, mientras los líderes republicanos cerraban acuerdos con los disidentes. Al final, todos los senadores republicanos, excepto tres -Rand Paul (Kentucky), Thom Tillis (Carolina del Norte) y Susan Collins (Maine)- votaron a favor del proyecto, mientras que los 47 demócratas del Senado lo rechazaron. Lisa Murkowski, de Alaska, quien también había manifestado reparos, finalmente votó a favor. El "gran y hermoso proyecto de ley" financiaría una extensión de los amplios recortes impositivos introducidos durante el primer mandato presidencial, recortando gastos en programas de salud y asistencia social. También aumentaría el presupuesto militar y la seguridad fronteriza, y eliminaría los impuestos sobre propinas y horas extra. Sin embargo, la legislación todavía enfrenta obstáculos significativos para ser promulgada antes de la fecha límite autoimpuesta por Trump, el 4 de julio. "Creo que va a ir muy bien en la Cámara", dijo Trump el martes. "De hecho, creo que será más fácil en la Cámara que en el Senado". Pero el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, deberá sortear un delicado equilibrio político para conseguir los votos necesarios dentro de su fragmentado partido republicano y enviar el proyecto al presidente antes de fin de semana. El martes, Johnson afirmó que la Cámara "trabajará rápidamente" para aprobar la ley antes del feriado del Día de la Independencia el viernes. "El pueblo estadounidense nos dio un mandato claro y, tras cuatro años de fracasos demócratas, planeamos cumplir sin demora", agregó en un comunicado difundido poco después de la votación en el Senado. Si bien una versión anterior del proyecto fue aprobada por la Cámara por un solo voto en mayo, varios miembros expresaron objeciones a la versión del Senado. Los llamados "halcones fiscales" señalaron que la nueva propuesta suma una cantidad insostenible a la creciente deuda del gobierno. Por su parte, legisladores más moderados criticaron los recortes a Medicaid, que brinda cobertura médica a personas de bajos recursos y con discapacidad. Expertos independientes advirtieron que la ley aumentará el ya abultado endeudamiento del país, y la Oficina de Presupuesto del Congreso, un ente no partidario, estimó el fin de semana que la versión del Senado incrementaría el déficit en 3,3 billones de dólares durante la próxima década. Sin embargo, muchos republicanos cuestionaron el historial de este organismo, mientras que la Casa Blanca sostiene que la legislación finalmente reducirá el déficit al fomentar el crecimiento económico.