El fabricante del Titanic tiene un plan para resucitar en una de las zonas más pobres del Reino Unido

Harland & Wolff, el astillero que construyó el Titanic, tiene un contrato de u$s 1900 millones con la Armada Real británica para producir tres buques de apoyo.

Al comienzo de cada turno de trabajo en los otrora mundialmente famosos astilleros Harland & Wolff de Belfast, donde se construyó el Titanic, solía sonar una bocina que se oía en toda la ciudad. El mes pasado volvió a sonar, esta vez para marcar un nuevo comienzo.

Hace tres años, como jefe de la empresa energética InfraStrata, con sede en Londres, John Wood compró la empresa por 6 millones de libras (u$s 7,3 millones). El CEO encontró maleza de dos metros de altura en el patio y recuerda la incredulidad de sus colegas ante la posibilidad de que Harland & Wolff, fundada en 1861, pudiera resucitar de entre los muertos.

Pero Wood cree que un contrato de 1600 millones de libras (u$s 1,9 mil millones) para construir tres buques de apoyo para la Armada Real británica en colaboración con la empresa estatal española Navantia -cuya firma fue oficializada con el histórico toque de bocina- insuflará nueva vida al astillero y, con él, a una región que figura como la más improductiva, y una de las más empobrecidas, del Reino Unido.

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"Nos han dado una oportunidad...Esta relación no es sólo para un programa, es para el futuro", le dijo Wood al Financial Times, en un oficina con vistas a las enormes grúas amarillas, apodadas Sansón y Goliat, que dominan el horizonte de Belfast desde hace medio siglo.

Los pórticos son un recordatorio permanente del antiguo prestigio de un astillero que construyó más de 1600 barcos antes de su desaparición, al perder terreno frente a rivales más baratos del resto de Europa y Asia. No ha construido ningún barco desde 2003.

Wood se muestra optimista sobre el papel secundario que desempeñará la empresa. Navantia "nos supervisará, nos llevará de la mano y se asegurará de que hacemos las cosas bien", afirmó. Con el aumento de los costos de la construcción y de la energía, contar con la ayuda de esta empresa "nos quita totalmente el riesgo del programa", añadió.

El contrato es una parte crucial de lo que Wood calificó de "gran transformación" de la empresa en diciembre, cuando decepcionó a los inversores al reducir a la mitad su objetivo de ingresos para 2022, situándolo entre 65 y 75 millones de libras (u$s 80 y u$s 90 millones), achacándolo a las limitaciones de la cadena de suministro y a las presiones inflacionarias. Insistió en que Harland & Wolff estaba en vías de cumplir sus objetivos financieros a pesar de la advertencia.

Para Ben Wallace, ministro británico de Defensa, el contrato supone un espaldarazo para una industria nacional que ha perdido pedidos en las últimas décadas por no modernizarse. "Es un poco como...Nissan y Honda llegan al Reino Unido y revolucionan la fabricación británica de automóviles: necesitamos algo así", declaró Wallace, el 'zar de la construcción naval' del Reino Unido, en una visita a los astilleros de Belfast.

Se espera que el contrato naval, que según Wood tendrá un 60% de contenido británico, multiplique por cinco su plantilla de 210 trabajadores, con la creación de 900 puestos de trabajo.

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Team Resolute invertirá 77 millones de libras esterlinas (u$s 94 millones) para mejorar los cuatro sitios de Harland & Wolff, con la mayor parte gastada en la modernización del astillero de Belfast. Desde que compró el negocio de Irlanda del Norte en 2019, ha añadido dos astilleros en Escocia y uno en Devon.

Está previsto que la construcción de los barcos de apoyo a la Armada comience en 2025 y que los tres estén terminados en 2032. Para entonces, Wallace espera que un programa gubernamental de 4000 millones de libras (u$s 4,8 mil millones), diseñado para revitalizar la industria naval británica y construir 150 buques en las próximas tres décadas, traiga más trabajo a Belfast.

"Ahora se ve el futuro", afirma Jeff Scott, un soldador de 60 años que acaba de reincorporarse a Harland & Wolff tras enterarse de que la empresa estaba volviendo a contratar a personal experimentado -apodado cariñosamente "barbasgrises" [greybeards]- antes de que sus conocimientos se pierdan para siempre.

Scott trabajó en el astillero durante 23 años, pero lo dejó hace 22. "Espero que la gente quiera volver a ensuciarse las manos", afirma.

"Desde donde estábamos, lo importante es que la empresa está empezando a ir de nuevo en la dirección correcta", dijo Robert Childs, un ingeniero eléctrico que lleva 40 años en Harland & Wolff y cuyo bisabuelo navegó en el Titanic hasta Southampton para entregarlo en la botadura de su fatídico viaje de 1912.

Los críticos temen que Harland & Wolff tenga dificultades para cumplir los plazos. "No somos ingenuos, hay un proceso de crecimiento por delante", reconoció Wood. "Tenemos que recuperar la credibilidad de la construcción naval británica".

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Pero Tom McCluskie, exempleado y archivero de la empresa, fue mordaz con el contrato de Team Resolute.

Dijo que el astillero, que cuenta con dos de los diques secos más grandes de Europa, se limitaría a ensamblar "barcos en kit... como Lego gigante" a partir de secciones construidas en España. Le preocupa que los empleados más jóvenes no aprendan las técnicas básicas de construcción naval a menos que se les garantice trabajo en el futuro.

Peter Renton, analista de Cenkos, el broker de Harland & Wolff con sede en Londres, afirma que el contrato ayudará a la empresa a posicionarse para futuras oportunidades, como los proyectos de energía eólica marina. "Creo que tienen capacidad para hacerlo (...) es regenerar estos astilleros y situarlos en un lugar mejor".

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A pesar del hundimiento de la construcción naval y otras industrias manufactureras tradicionales, Irlanda del Norte ha atraído inversiones en alta tecnología y las industrias creativas han florecido; de hecho, un estudio en el que se filmó Game of Thrones se encuentra en el emplazamiento de la antigua zona de pintura de Harland & Wolff.

Pero la región tiene la tasa de "inactividad económica" más alta del Reino Unido, que afecta a más de una cuarta parte de la población activa, mientras que el ingreso familiar disponible es, por lejos, la más baja del Reino Unido.

Según Anne Devlin, del Instituto de Investigación Económica y Social, sólo el 11% de los norirlandeses obtienen cualificaciones no universitarias o formación adicional, como el aprendizaje. "En Irlanda del Norte hay una prima salarial significativa para estas cualificaciones. Eso sugiere que hay una demanda... que no se está cubriendo".

Wood ha intentado preparar el futuro de la empresa diversificándose en cinco mercados: defensa; petróleo y gas; energías renovables; buques comerciales; y cruceros y transbordadores, lo que debería garantizar la continuidad del trabajo y evitar el problema que ha asolado al sector de tener que despedir al personal cuando finaliza un contrato. "La razón por la que mueren los astilleros es... porque generalmente sólo están en un mercado".

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