
Las batallas comerciales que abrió Donald Trump en múltiples frentes llevaron a algunas de las compañías más grandes de Estados Unidos a advertir que los mayores aranceles reducirán sus márgenes de ganancia, y que se ven obligadas a trasladar esa carga a los proveedores y elevar los precios a los consumidores.
Un análisis de los comentarios pronunciados por los ejecutivos desde que comenzó la temporada de resultados del segundo trimestre muestra que la mayoría de las empresas norteamericanas considera que las acciones comerciales de la administración Trump tendrán poco impacto inmediato, dado que la mayor parte de ellas todavía no entraron en vigencia. Sin embargo, los fabricantes de juguetes, herramientas y camiones comenzaron a tomar medidas para protegerse.
"Esta es una situación muy dinámica que cambia diariamente", dijo a los analistas Greg Lewis, el CEO de Honeywell. Con la inflación que se acelera en transporte, logística y metales, el conglomerado industrial venía ajustando sus precios "a medida que era necesario", contó, y había comenzando a evaluar "soluciones más estructurales" para capear los aranceles en el largo plazo, incluyendo encontrar nuevos proveedores.
"Creo que va a ser una de las cosas que se van a trasladar a los precios al consumidor", advirtió James Quincey, CEO de Coca-Cola, después de que el grupo de gaseosas subió los precios en respuesta al alza de una serie de costos, desde el flete hasta el metal empleado para fabricar las latas de Coca-Cola.
Whirlpool también dijo a los inversores que había subido sus precios como resultado del "fuerte viento en contra" que significan los aranceles al acero y al aluminio, dado que elevan el costo de las materias primas de sus lavarropas. Y compañías desde Danaher hasta United Technologies aseguraron que están estudiando subas similares de precios.
Stanley Black & Decker aseguraron que hasta ahora los mayores precios ayudaron al fabricante de herramientas a defenderse del impacto de los aranceles y los movimientos cambiarios desfavorables, pero los ejecutivos afirmaron que podrían aún hacer cambios en su cadena de abastecimiento si los mayores aranceles se mantienen por un largo período.
Compañías desde 3M hasta General Electric expresaron que confían en su capacidad de cambiar sus fuentes de materias primas si fuera necesario, ya que cuentan con diversificadas cadenas de suministro globales. "A veces la parte más difícil es saber cuáles son las normas. Pero una vez comunicadas, podemos adaptarnos con gran rapidez", aseguró Scott Roe, director financiero de VF, el dueño de marcas de indumentaria desde Vans hasta The North Face.
Unas pocas firmas explicaron cuáles serán probablemente las consecuencias de los aranceles: Las medidas comerciales de la Casa Blanca le costarán a Ford entre u$s 500 y 600 millones este año, y a GE entre u$s 300 y 400 millones si no toma medidas atenuantes, y se calcula que los costos de Harley-Davidson aumentarán entre u$s 45 y 55 millones en 2018, señalaron los ejecutivos.
Harley, que el mes pasado recibió críticas de Trump por trasladar parte de la producción fuera de Estados Unidos medida que tomó después de que la Unión Europea impuso aranceles a los productos norteamericanos en represalia a los gravámenes al acero y aluminio que ordenó la Casa Blanca, informó que planea mantener sin cambios los precios de sus motos. Pero eso ejercerá presión sobre los márgenes de ganancia operativa este año, para los cuales ya redujo sus pronósticos en medio punto porcentual, a entre 9% y 10%.
Las advertencias se producen en el marco de una temporada de sólidos anuncios de resultados para el sector corporativo estadounidense, pese a que existen otros desafíos entre los cuales se encuentran la escasez laboral, los mayores costos de transporte y las oscilaciones cambiarias.
Thomson Reuters proyecta que en el segundo trimestre el crecimiento de ganancias será de 21,4%.
Los comentarios de los ejecutivos también representan un sorprendente cambio de tono comparado con tres meses atrás, cuando la atención estaba puesta en calcular cómo mejorarían los resultados de las empresas a raíz de los recortes al impuesto a las sociedades que había aprobado el Congreso a fines de 2017.
Los CEO mayormente le dieron la bienvenida a la agenda de la administración Trump, que estaba focalizada en una rebaja de impuestos y la reducción de regulaciones, pero el creciente temor a una guerra comercial llevó a algunos a salir en defensa del principio de libre comercio con la esperanza de que cambie la actual política comercial proteccionista. "Somos una compañía que se construyó para el comercio libre y abierto", dijo John Flannery, CEO de GE.
Brian Goldner, CEO de Hasbro, transmitió el mensaje con mayor claridad. El fabricante de juguetes ya estaba trasladando parte de la producción desde China a los Estados Unidos, pero contó que está hablando con la administración y los miembros del Congreso para comunicar "simplemente el terrible impacto que tendrán los actuales aranceles o una guerra comercial".













