El dólar estadounidense sufrió su peor primer semestre del año desde 1973, ya que las políticas comerciales y económicas de Donald Trump llevaron a los inversores globales a replantearse su exposición a la moneda dominante del mundo. Elíndice del dólar, que mide la fortaleza de la moneda frente a una cesta de otras seis divisas, incluyendo la libra, el euro y el yen, cayó más de un 10% en lo que va de 2025, el peor inicio de año desde el fin del sistema Bretton Woods respaldado por el oro. "El dólar se ha convertido en el chivo expiatorio de las políticas erráticas de Trump 2.0", señaló Francesco Pesole, estratega de divisas en ING. Según explicó, la guerra arancelaria intermitente del presidente, las enormes necesidades de endeudamiento de EE.UU. y la preocupación por la independencia de la Reserva Federal debilitaron el atractivo del dólar como refugio seguro para los inversores. La moneda bajó un 0,2% este lunes, mientras el Senado estadounidense se preparaba para votar enmiendas al "gran y hermoso" paquete fiscal de Trump. Se espera que esta histórica legislación sume 3,2 billones de dólares a la deuda estadounidense en la próxima década, lo que avivó los temores sobre la sostenibilidad del endeudamiento de Washington y provocó una salida del mercado de bonos del Tesoro. El desplome de la moneda desconcertó las previsiones generalizadas a comienzos de año, que auguraban que la guerra comercial de Trump dañaría más a otras economías que a la estadounidense, impulsando la inflación en EE.UU. y fortaleciendo el dólar frente a sus rivales. En cambio, el euro -que varios bancos de Wall Street predecían que caería a la paridad con el dólar este año- subió un 13% y supera los 1,17 dólares, ya que los inversores centraron su atención en los riesgos de crecimiento de la mayor economía del mundo, mientras crece la demanda de activos seguros en otros lugares, como los bonos alemanes. "Ha habido un shock en términos de ‘día de la liberación', en cuanto al marco de la política estadounidense", comentó Andrew Balls, director de inversiones de renta fija global en Pimco, en referencia al anuncio de "aranceles recíprocos" de Trump en abril. Balls afirmó que no existe una amenaza significativa para el estatus del dólar como moneda de reserva mundial de facto, pero advirtió que "eso no significa que no pueda haber un debilitamiento significativo del dólar estadounidense", señalando un cambio entre los inversores globales para cubrir más su exposición al dólar, lo que en sí mismo impulsa la caída de la divisa. También contribuyó a la caída del dólar este año el aumento de las expectativas de que la Fed recorte las tasas de interés de manera más agresiva para apuntalar la economía de EE.UU. -presionada por Trump-, con al menos cinco recortes de un cuarto de punto previstos para finales del próximo año, según los niveles implícitos en los contratos de futuros. Las apuestas por menores tasas ayudaron a las acciones estadounidenses a superar las preocupaciones sobre la guerra comercial y el conflicto en Medio Oriente, alcanzando máximos históricos. Sin embargo, el debilitamiento del dólar hace que el S&P 500 siga rezagado respecto a sus pares europeos si las ganancias se miden en la misma moneda. Grandes inversores, desde fondos de pensiones hasta gestores de reservas de bancos centrales, expresaron su deseo de reducir su exposición al dólar y a activos estadounidenses, y pusieron en duda si la moneda sigue ofreciendo refugio ante la volatilidad del mercado. "Los inversores extranjeros requieren mayor cobertura cambiaria para los activos denominados en dólares, y eso ha sido otro factor que impide que el dólar siga el repunte de las acciones estadounidenses", dijo Pesole, de ING. El oro también alcanzó máximos históricos este año, impulsado por la compra continua de bancos centrales y otros inversores preocupados por la devaluación de sus activos en dólares. El desplome del dólar lo llevó a su nivel más bajo frente a otras divisas rivales en más de tres años. Dada la rapidez de la caída y la popularidad de las apuestas bajistas, algunos analistas esperan que la moneda se estabilice. "Una apuesta por un dólar más débil se ha vuelto demasiado común y sospecho que el ritmo de la caída se desacelerará", comentó Guy Miller, estratega jefe de mercados en el grupo asegurador Zurich.