
Corea del Norte prometió que la venganza contra Estados Unidos será "mil veces más dura" como respuesta a las últimas sanciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra Pyongyang, y aseguró que nunca abandonará su programa nuclear.
Los comentarios de ayer llegaron después de que la ONU votó el fin de semana en respaldo a las sanciones económicas más severas que se le imponen al estado rebelde con armas nucleares. Coincidieron con un pedido de los Estados Unidos para que Corea del Norte detenga sus pruebas misilísticas como antesala a las conversaciones.
La Agencia Central Coreana oficial de Pyongyang señaló que las sanciones son un "cruel plan norteamericano para aislar y sofocar" a Corea del Norte y aseguró que no forzarán al país a negociar sobre sus armas nucleares.
Dijo que las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, a las que describió como "una violación a la soberanía", son un invento de EE.UU. y que Pyongyang responderá con un "acto de justicia".
Rex Tillerson, secretario de Estado norteamericano, ayer pidió a Corea del Norte que cese las pruebas con misiles balísticos para poder empezar a dialogar con Estados Unidos y otros países. "La mejor señal que podría darnos Corea del Norte de que están preparados para negociar sería que detengan esos lanzamientos de misiles," dijo en Manila antes de mantener encuentros con pares asiáticos, en el marco de la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
También les pidió a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que apliquen fuertes sanciones económicas nuevas para demostrar al régimen que sus acciones son "inaceptables".
La votación en la ONU, que obtuvo la aprobación de China y Rusia y apunta a privar a Corea del Norte de ingresos por u$s 1000 millones, marcó una victoria en el intento de EE.UU. de formar una coalición internacional para detener el programa nuclear del país.
Después de una conversación telefónica entre el presidente Donald Trump y su par surcoreano Moon Jae-in el domingo a la noche, la Casa Blanca dijo que ambos líderes le dieron la bienvenida a la resolución de la ONU y "se comprometieron a implementar por completo todas las resoluciones relevantes y pedirle a la comunidad internacional que haga lo mismo".
La resolución incluye una prohibición de exportaciones de productos clave en represalia a las dos pruebas con misiles balísticos intercontinentales realizadas el mes pasado los primeros en la historia de Corea del Norte si bien no se prohibieron las importaciones de petróleo y los viajes aéreos.
Las sanciones incluyen el carbón, la principal exportación de Corea del Norte valuada en u$s 400 millones por año, mariscos, por otros u$s 300 millones, más mineral de hierro, plomo y mineral de plomo, por lo que los ingresos anuales del régimen disminuirán en una tercera parte.
Estados Unidos y sus aliados durante meses buscaron exprimir al régimen de Kim Jong Un en un esfuerzo por acercarlo a la mesa de negociación y convencerlo de que abandone su programa nuclear, que tan rápido se está desarrollando. Ante la ONU en abril, Tillerson había pedido "sanciones dolorosas" contra Corea del Norte.
Nikki Haley, embajadora norteamericana ante la ONU, dijo que la votación había llevado las penalidades contra Pyongyang a "un nivel totalmente nuevo" y "puso al dictador norcoreano bajo aviso".
El domingo, el día después de la votación en la ONU, el ministro de Asuntos Externos de China advirtió a su par norcoreano que la situación en la Península Coreana estaba cerca del "punto de crisis".
En una reunión que tuvo lugar en la capital de Filipinas, el chino Wang Yi dijo al norcoreano Ri Yong-ho que las medidas acordadas por la ONU eran "necesarias, pero no el propósito final" y que el objetivo era que Pyongyang regrese a la mesa de negociaciones.
Hizo hincapié en que la situación está "llegando a un punto de crisis, y al mismo tiempo se ha convertido en un punto de inflexión para volver a las negociaciones", según un relato proveniente del Ministerio de Asuntos Externos de China.
Después de conversar con Wang en Manila, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, dijo que el presidente Vladimir Putin y el líder chino Xi Jinping "prestarán especial atención al tema de Corea del Norte" en su próximo encuentro en septiembre.













