Niñez y sobrepeso

Una epidemia que no escapa a la grieta

La Argentina presenta el mayor porcentaje de obesidad infantil en niños menores de cinco años en América latina. Qué es lo que más preocupa de esta problemática. El mayor consumo de macronutrientes y calorías vacías, los principales factores de incidencia.

L a Argentina es el país con mayor obesidad infantil en América latina, con un porcentaje de 9,9%, seguido por Perú con 9,8% y Chile con 9,5%. Los datos son alarmantes y fueron publicados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en el último de sus informes Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América latina y el Caribe.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay en el mundo 41 millones de niños menores de 5 años que padecen sobrepeso u obesidad. De ellos, el 80% vive en países en desarrollo.

En la Argentina, a medida que aumenta la edad, la obesidad muestra una mayor prevalencia entre los chicos de 11 a 17 años de hogares más pobres, que tienen un 31% más de probabilidad de ser obesos que los de hogares aventajados. Esto se debe al elevado consumo de macronutrientes y calorías vacías, y un menor acceso a espacios de recreación, lo que fomenta el sedentarismo, según Unicef Argentina.

Un problema en ascenso

Para Celeste Celano, jefa de Pediatría del Sanatorio Modelo de Caseros, lo más alarmante es no contar con un proyecto integral que proporcione soluciones radicales: "Desde leyes que consideren a la obesidad como una patología donde el sistema, tanto privado como público, contenga y trate a cada individuo que la padece, como de información, que regule el emporio del marketing tendiente a la alimentación poco saludable".

No obstante, en un encuentro con representantes de Unicef y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en junio, el ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, comunicó que la cartera sanitaria viene trabajando en un Plan Nacional de Prevención, que incluye políticas de educación sobre la problemática, asícomo también la implementación de marcos regulatorios que desincentiven la producción de alimentos pocos sanos.

Asimismo, Gustavo Sojka, Managing Director de PronoKal Argentina, considera que lo más preocupante, más allá de la repercusión en la calidad de vida durante la niñez, es el largo plazo. "Estos niños tienen mayor probabilidad de ser adultos obesos y sufrir tempranamente sus consecuencias que abarcan enfermedades cerebro-cardiovasculares, diabetes o cáncer, directamente relacionados con el exceso de tejido graso. "Si la obesidad sigue la tendencia de la última década, no solo tendremos una población enferma y con menor expectativa de vida, sino que los gastos en la salud pública serán prácticamente imposibles de solventar para países en desarrollo", sentencia.

Por su parte, Simán Menem, médica cirujana y Presidente del Centro de Endocrinología, Salud, Alimentación y Nutrición, manifiesta que, "el porcentaje creció en los últimos años, preocupando el futuro, que será de alto impacto en lo social, lo económico y, fundamentalmente, en lo educativo, con costos elevados y hábitos poco saludables para las próximas generaciones".

Nuevos y malos hábitosLa población infantil sufrió cambios en el estilo de vida, asociados a la urbanización, la variabilidad en la economía y el desarrollo tecnológico, que explican el incremento de la obesidad. "La ingesta indiscriminada de alimentos industrializados de alto contenido energético y el descuido en el balance adecuado de nutrientes es una costumbre actual generalizada", asegura Eduardo Silvestre, divulgador científico de Medihome.

La Argentina, México y Chile poseen las ventas anuales de productos procesados per cápita más altas de la región. El primero lidera el consumo de bebidas gaseosas, con 131 litros por persona por año, y junto a México, Brasil, los Estados Unidos y Australia, es uno de los cinco países con mayor consumo de azúcar agregada del mundo. A esto se agrega que, a nivel local, se duplicó el consumo de gaseosas y jugos en polvo en los últimos 20 años, el consumo de frutas disminuyó un 41% y el de hortalizas descendió un 21%.

La Dra. Stella M. Garcia de Kralj, jefa de Nutrición de los Sanatorios de la Trinidad, Grupo Galeno, plantea que la prevalencia aumentó a un ritmo preocupante, en particular en América latina. "Los niños obesos seguirán siéndolo de adultos si no existe una prevención que revierta la situación", comenta. Y agrega: "Hay factores que agravan el problema, como el descuidado alimentario durante el embarazo".

Según Celano, la obesidad acarrea trastornos personales, sociales y de salud pública, impactando en el desarrollo de un país", a lo que Menem añade: "El panorama se revierte con una planificación a corto, mediano y largo plazo".

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